“Nos agarraron trabajando”, dicen los deportados a México

A menos de 7 grados de temperatura y bajo el amparo de la noche, un grupo de 24 hombres cruzaba ayer el puente fronterizo hacia Tijuana, Baja California. Venían de Denver, Colorado, donde trabajaban como jornaleros antes de ser arrestados esa misma mañana por las autoridades migratorias de Estados Unidos. Caminaban en silencio, algunos cargando pequeñas bolsas con sus pertenencias, otros sosteniendo cajas y valijas, pero todos tenían un detalle en común: llevaban en la muñeca la pulsera que los identificaba como deportados.

“Hoy nos deportaron. Nos agarraron trabajando. Cuando entró Trump nos arrestaron”, exclamaron a los pocos periodistas presentes, según informó el diario El Universal. La escena era un retrato del endurecimiento de las políticas migratorias que la nueva administración de Donald Trump comenzó a implementar apenas un día después de asumir el cargo.

Los presentes mencionaron que en total eran unas 100 personas no solo de México, sino también de otros países. Un grupo de periodistas presenció la llegada de unos 70.

La deportación masiva no es un hecho aislado, sino parte de un paquete de medidas migratorias que incluyen redadas laborales, la suspensión del programa CBPOne para solicitudes de asilo, y la eliminación de la ciudadanía automática para hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en Estados Unidos. Estas decisiones, que han generado demandas en tribunales, buscan cumplir con la promesa de campaña de Trump de deportar a millones de migrantes. Paralelamente, el Departamento de Justicia anunció que sancionará a funcionarios locales que no colaboren con las leyes de inmigración, reforzando la postura de la administración frente a las ciudades santuario.

Tom Homan, el nuevo zar migratorio de Trump, lanzó anteayer lo que describió como “arrestos masivos” de inmigrantes indocumentados en todo el país.

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La medida es una de las primeras del presidente, que asumió su cargo el lunes pasado.

En Tijuana, los deportados llegaban en pequeños grupos al cruce del Chaparral, escoltados por camionetas del Instituto Nacional de Migración (INM). El destino de muchos de ellos es incierto. “No sabemos adónde los van a llevar”, admitió un funcionario mexicano en el lugar.

Las restricciones no solo afectan la libertad de los migrantes, sino también sus pertenencias. Según relatos de los deportados, las autoridades norteamericanas solo les permitieron llevar consigo lo que tenían al momento de ser detenidos. “Esto está perjudicando gravemente a la gente trabajadora”, reclamaron algunos, cargando pequeñas bolsas naranjas con lo poco que lograron conservar.

El gobierno federal envió miles de tropas a la frontera con México ayer, después de que el presidente declarara una emergencia nacional por los migrantes y ordenara al Ejército aumentar su presencia en la frontera sur.

El impacto en México

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Mientras tanto, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que se están instalando nueve nuevos centros de atención en municipios fronterizos para recibir a los deportados. También adelantó que los espacios estarán listos en los próximos días, y reiteró que el enfoque será brindar atención humanitaria antes de facilitar el retorno voluntario de los migrantes a sus países de origen.

En paralelo, Sheinbaum reveló que el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, sostuvo una llamada “cordial” con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, para abordar los nuevos desafíos en materia de migración y seguridad. “Fue una muy buena conversación, muy cordial, se habló de temas de migración, de temas de seguridad”, dijo Sheinbaum sin dar más detalles.

Además de los nueve centros, el gobierno mexicano plantea utilizar algunos ya existentes en Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros donde, según explicó Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, se recibirá también a extranjeros que tenían cita para pedir asilo en Estados Unidos pero que fue cancelada cuando Trump paralizó la aplicación virtual CBPOne.

No obstante, Sheinbaum ha insistido en que el objetivo de México con los extranjeros, tanto los que esperaban cita como los que sean devueltos por la reinstalación del programa “Permanecer en México” –que retorna a los solicitantes de asilo mientras esperan su audiencia en cortes estadounidenses–, es primero darles atención humanitaria y luego devolverlos a sus países de forma voluntaria

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