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Genomas africanos de la Edad de Piedra arrojan luz sobre el origen de nuestra especie

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Helena Malmström, investigadora de la Universidad de Uppsala, tomando muestras para el estudio.Crédito: Alexandra Coutinho

Redacción Ciencia, 3 dic (EFE).- El Homo sapiens existe desde hace al menos 300.000 años, pero su origen exacto aún se desconoce. Algunas teorías dicen que evolucionó en África oriental hace unos 50.000 años y se expandió hacia el sur, pero hoy un nuevo estudio demuestra que esta hipótesis es errónea.

El estudio, basado en el análisis de antiguos genomas que vivieron desde la Edad de Piedra -hace 10.200 años- hasta hace 150 años en el sur de África, sostiene que un grupo de individuos vivió parcialmente aislado varios cientos de miles de años. Al analizar sus genomas, los investigadores encontraron adaptaciones genéticas que probablemente moldearon al H. sapiens como especie.

Los detalles del estudio -el más extenso hasta la fecha sobre ADN antiguo africano-, realizado por investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) y de la Universidad de Johannesburgo, se han publicado este miércoles en “Nature”.

“Sabemos desde hace mucho que el sur de África estuvo habitado, pero antes no estaba claro si estos habitantes eran predecesores nuestros o si eran Homo sapiens. Ahora podemos demostrar que el Homo sapiens ha existido y evolucionado en el sur de África durante mucho tiempo y que esta zona ha jugado un papel importante en la evolución humana, quizás el más importante de todos”, apunta Mattias Jakobsson, genetista en la Universidad de Uppsala y director del estudio.

28 individuos

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Mandíbula de Matjes River 1, una mujer que vivió hace 7900 años en el sur de África. El material se encuentra en el Museo Blomfontain, Sudáfrica. Crédito:Mattias Jakobsson

El equipo analizó los genomas antiguos de 28 individuos del sur de África y los comparó con otros coetáneos de otras partes del mundo y descubrió que los habitantes de la Edad de Piedra del sur de África vivieron aislados durante mucho tiempo.

“Este grupo parece haber estado genéticamente separado durante al menos 200.000 años y solo hace unos 1.400 años surgen rastros claros de flujo genético en este grupo, cuando el ADN de individuos de África Oriental y Occidental comienza a apreciarse en individuos del sur de África”, detalla Jakobsson.

Aunque ningún grupo nuevo migró al sur de África antes de hace unos 1.400 años, los datos genéticos sugieren que los miembros de la población meridional sí migraron al norte en algunos períodos climáticos favorables. De hecho, se ha encontrado material genético -de hace unos 8.000 años- de esta población meridional en individuos de la actual Malawi, y es posible que las aproximaciones desde el sur también ocurrieran antes.

Gran parte de los restos humanos analizados se han encontrado en el Refugio Rocoso del Río Matjes (Sudáfrica), un yacimiento con restos de hace unos 10.000 a unos 1.500 años y en el que también se han encontrado herramientas distintas en cada periodo histórico y con distintas técnicas de fabricación.

Sin embargo, los individuos son genéticamente prácticamente idénticos a lo largo de todo el período, es decir, no hay evidencia de inmigración ni intercambio poblacional, “todo lo contrario de lo que sucedía en Europa, donde los cambios culturales suelen coincidir con migraciones de población”, afirma Jakobsson.

Cambios genéticos específicos

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En el estudio, los investigadores identificaron 79 variantes de ADN exclusivas del Homo sapiens, distintas a las encontradas en neandertales, denisovanos, chimpancés y gorilas.

Siete de ellas, relacionadas con la función renal, estaban “claramente sobrerrepresentadas”. Los autores creen que estas variantes están vinculadas a la singular capacidad humana de enfriar el cuerpo mediante el sudor, lo que requiere una buena capacidad para controlar el equilibrio hídrico corporal.

También hallaron variantes implicadas en el sistema inmunitario y en el crecimiento neuronal. Más del 40 % de estas variantes se asocian con las neuronas y el crecimiento cerebral, lo que sugiere un papel en la evolución cognitiva.

Además, varios genes estaban relacionados con la atención, una capacidad mental que podría haber evolucionado de forma diferente en el Homo sapiens en comparación con los neandertales y los denisovanos.

“Uno de los resultados más significativos del estudio es que sugiere que los comportamientos y el pensamiento complejos observados en el registro arqueológico del sur de África de hace unos 100.000 años se originaron localmente y pueden haberse filtrado posteriormente hacia el norte con los genes y las tecnologías de los cazadores-recolectores locales”, dice Marlize Lombard, arqueóloga de la Universidad de Johannesburgo y coautora del estudio.

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