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Boris Johnson construye su relato para la posteridad en unas memorias exculpatorias

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Las memorias del exprimer ministro británico conservador Boris Johnson, que hoy se pusieron a la venta en el Reino Unido. EFE/EPA/NEIL HALL

Londres, 10 oct (EFE).- Quien pensase que las memorias del ex primer ministro británico Boris Johnson iban a ser un ejercicio de contrición no podía estar más equivocado: ‘Unleashed’ (‘Desencadenado’), publicado hoy en el Reino Unido, es un libro exculpatorio en que el polémico ‘tory’ despliega todas sus virtudes y defectos.

En unas voluminosas 784 páginas, Johnson exhibe conocimientos tanto vulgares como cultos, ajusta cuentas pendientes, recupera su gusto por la provocación, dispara con nombres y apellidos, y entreabre la puerta de su caótica administración.

Pero, ante todo, construye un relato para pasar a la posteridad como el hombre que hizo posible el Brexit y que se enfrentó al poder establecido para ejecutar la voluntad del pueblo.

‘Establishment’ es una palabra que se repite con frecuencia a lo largo de la obra, siempre para referirse a algún poderoso enemigo: en ocasiones son sus compañeros de bancada conservadora, en otras es la lúgubre Unión Europea que dibuja.

Desde la primera frase, quien dirigiera el Gobierno británico entre 2019 y 2022 no puede renunciar a su tendencia al humor -para algunos es frivolidad, para otros forma parte de su atractivo-.

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“Dicen que la hora más oscura es antes del amanecer. Pues bien, mi reloj me decía que el amanecer ya había sido hace unas horas, y todavía estaba oscuro. ¿Qué demonios estaba pasando? Ah, sí. Que estaba en Nueva York”, comienza.

Tampoco espera para cobrarse facturas. La primera, con Brenda Hale, la jueza que anuló la suspensión del Parlamento que él quiso decretar nada más llegar a Downing Street. “La maldición de Spiderwoman” se titula el primer capítulo, en alusión al broche de araña que ésta portaba al anunciar su decisión.

Es diáfano el esfuerzo por la autojustificación que recorre todas sus páginas. Al fin y al cabo, se trata de unas memorias, y lo habitual en el género es que se usen más como una herramienta para defender decisiones pasadas que para expurgar pecados y admitir errores.

En la misma vena populista que gestó la salida británica de la UE, Johnson se afana por presentarse como un inconformista que navega en solitario contra la corriente: “Todos los grandes partidos políticos estaban a favor de seguir en la UE”. Pero él, no.

Su relato también busca reforzar su imagen de metepatas, la autoparodia que tantos réditos políticos le dio y que constituye uno de los hitos distintivos del humor inglés.

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“Uno de los regulares desastres de mi carrera”, escribe. Eso sí, tras esos naufragios, casi siempre involuntarios, emergen la determinación y los principios que le llevan a levantarse tras cada tropiezo.

Revelaciones y chascarrillos

La prensa británica ha ido desgranando en los días anteriores las revelaciones más impactantes del libro.

Aunque no contiene grandes secretos de Estado, está regado de pequeñas anécdotas cotidianas sobre el ejercicio del poder, con alguna que otra exageración convenientemente explotada por los tabloides sensacionalistas.

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A la cabeza de todas ellas, la idea de explorar con el Ejército una eventual invasión de los Países Bajos para acceder con lanchas neumáticas a cinco millones de dosis de la vacuna contra la covid de AstraZeneca que la UE retenía en un almacén de Leiden.

También revela que se le pidió tener una charla “de hombre a hombre” con el príncipe Enrique, hijo pequeño del rey Carlos III, para convencerle de que sería un error dejar el Reino Unido para emprender una nueva vida en el exterior junto a su mujer, Meghan.

Y confirma su mala relación con su predecesor David Cameron, quien, según su versión, le amenazó con “joderle para siempre” si apoyaba el Brexit.

De lo que apenas hay rastro en las casi 800 páginas del libro editado en el Reino Unido por Harper Collins es de algún atisbo de arrepentimiento.

Especialmente, se muestra furioso con la controversia que, a la postre, le costó el puesto, empujado por sus propios diputados conservadores: el ‘Partygate’, las fiestas que tuvieron lugar en Downing Street durante los confinamientos por la pandemia.

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“Aquí está lo que realmente pasó, todo lo que necesita saber sobre este asunto miserable y salvajemente hinchado. A lo largo de dos años de lucha contra la covid, hubo unas 15 ocasiones en las que funcionarios aflojaron el ritmo de trabajo y brindaron por la marcha de un colega, o jugaron a un trivial, o celebraron un cumpleaños… como se hace en todas las oficinas”.

Enrique Rubio

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