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El popular Jokowi se despide tras una ambiciosa década de poder en Indonesia

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Yakarta, 18 oct (EFE).- Joko Widodo dejará este domingo la presidencia de Indonesia tras una década en el poder, al que llegó como un líder esperanzador alejado de las élites y que abandona con aún altos índices de aprobación pese a las promesas incumplidas y las críticas por crear su propia dinastía.

Widodo, conocido como «Jokowi» y cuya llegada a la presidencia en 2014 supuso una bocanada de aire fresco en la tercera mayor democracia del mundo, pasará el relevo el domingo al ministro de Defensa, Prabowo Subianto, cuya ceremonia de investidura prevista entonces se prepara ya en Yakarta con fuertes medidas de seguridad.

El aún dirigente revalidó el cargo en 2019 y alcanzó su pico de popularidad internacional en 2022, durante la presidencia indonesia del G20, si bien su inacabado plan de trasladar la capital de la masificada Yakarta a la aún en construcción Nusantara (en la isla de Borneo), y sobre todo las supuestas argucias para crear su propia dinastía política, han minado su presidencia en los últimos meses.

Origen humilde

Bautizado en su día como el «Obama indonesio», Jokowi creció en una barriada en la ciudad javanesa de Solo durante la dictadura del general Suharto (1967-1998).

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Sus orígenes alejados de la élite política y su ascenso desde alcalde de Solo a gobernador de Yakarta (2012) le granjearon una reputación de político eficaz y honesto que le llevó a ganar las elecciones generales en 2014.

Tras cinco años de legislatura, muchas de las promesas de reformas quedaron apartadas, pero los indonesios le dieron una segunda oportunidad en las urnas en 2019, donde se enfrentó y venció por segunda vez a quien el domingo le sucederá, Prabowo Subianto.

En el poder, Widodo cortejó a las élites y a las grandes organizaciones y partidos islámicos más conservadores en un ejercicio de pragmatismo político en el país con la mayor población musulmana del mundo, que ha vivido una cierta radicalización en los últimos años pese a mantener su esencia moderada.

Reconocimiento internacional

Aunque la falta de avances en reformas sociales y derechos humanos defraudó a sus votantes progresistas, la presidencia de Widodo también se anotó éxitos como el desarrollo de infraestructuras a lo largo del vasto archipiélago, con unas 17.000 islas.

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También impulsó la prohibición por épocas de la exportación de minerales como el níquel, el estaño o la bauxita con el objetivo de elevar el perfil industrial de Indonesia atrayendo a inversores para desarrollar plantas de procesamiento en el país.

El político impulsó igualmente el perfil internacional de Indonesia durante su presidencia del G20 -el grupo de las veinte principales economías mundiales- en 2022, convirtiéndose en uno de los primeros en reunirse en Kiev con el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, y días después en Moscú con el ruso, Vladimir Putin, para tratar infructuosamente de mediar en el conflicto.

Obra faraónica y su propia dinastía

El legado que más se le ha resistido es el cambio de la capital a Nusantara, un plan que anunció formalmente en agosto de 2019 y que, según el programa inicial, iba a concluir cinco años después.

Pero Widodo dejará la presidencia sin rubricar el decreto para transferir la capitalía a la nueva ciudad, de la que se ha completado alrededor del 15 por ciento del proyecto y en medio de dudas sobre si su sucesor continuará con la faraónica obra, afectada por la falta de inversores y con un presupuesto aproximado de 30.000 millones de dólares (27.000 millones de euros).

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Su pérdida de popularidad se hizo evidente a finales de agosto, durante unas protestas masivas a lo largo del archipiélago contra su intento de reformar las leyes electorales para en teoría permitir que su hijo menor, Kaesang Pangarep, se presentara como candidato a gobernador de Yakarta en los comicios del 27 de noviembre.

Aquellas protestas llamaron a «rechazar la dinastía política» de Widodo y lograron frenar los cambios, aunque el primogénito del mandatario, Gibran Rakabuming, ya había logrado salir elegido vicepresidente junto a Prabowo, exnémesis de Jokowi y ahora aliado, tras una controvertida medida que le permitió presentarse a los comicios a última hora.

Pese a todo, Widodo continúa teniendo unos índices de aprobación muy elevados, del 75%, según una encuesta de comienzos de mes de una empresa indonesia, aunque inferior a su récord en estos diez años, del 82%.

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