Crimen y Justicia
Opositor italiano entra a los centros migratorios en Albania: «Son una colonia carcelaria»
Gonzalo Sánchez
Roma, 18 oct (EFE).- El diputado italiano Riccardo Magi fue el primero en viajar a Albania para supervisar los polémicos centros a los que el Gobierno de Giorgia Meloni envía a los inmigrantes que llegan al Italia y, a su salida, ha manifestado su indignación por lo que considera «una colonia carcelaria», «vergonzosa» y «absurda».
«Lo que Italia ha construido en Albania no se veía en Europa desde la II Guerra Mundial: una colonia para detener extranjeros abierta en otro país», denunció en declaraciones a EFE el diputado y secretario del partido opositor Más Europa.
Tras acceder a las instalaciones, su opinión ha empeorado: «Es un pequeño campo de concentración con una serie de recintos, uno dentro de otro, separados por barreras altísimas. Es verdad, no tiene hilo espinado porque no lo necesita. Nadie podría escapar», apunta.
Magi ha formado parte de una primera delegación organizada por la oposición italiana para supervisar los centros de internamiento de inmigrantes que la ultraderechista Meloni ha construido en Albania para aligerar la tramitación de asilo o expulsión de quienes llegan al país, generalmente por el Mediterráneo central.
Las instalaciones se encuentran en el litoral albanés: uno en Shengjin, en la costa, donde los inmigrantes son identificados, y otro, tierra adentro, en Gjiader, donde son eventualmente retenidos.
El ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi, ha presumido de que el complejo constituye un novedoso «polo único» con cuatro funciones: punto de desembarco, lugar para la «tramitación acelerada» de solicitudes de asilo, Centro de Repatriación y prisión.
El lugar tiene «jurisdicción italiana y europea», tal y como ha tranquilizado la propia Meloni, y por ello es vigilado y gestionado por funcionarios italianos y agentes de la Policía, de los Carabineros y de la Guardia de Finanza (policía de fronteras).
Por absurdo que parezca, confiesa el diputado, «la mejor zona» de todo el recinto es la cárcel. No solo por sus espacios, sino porque «al menos sigue una regla, la legislación penitenciaria».
Este miércoles los centros albaneses en Italia recibieron a los primeros dieciséis inmigrantes (10 bangladesíes y 6 egipcios) llevados por el buque ‘Libra’ de la Marina Militar tras ser salvados en aguas internacionales frente a Libia.
Fueron «los elegidos» entre otros muchos en una «selección» en alta mar, ya que la ley prohíbe el traslado a Albania de menores, mujeres, familias o «personas vulnerables», aclaran a EFE fuentes del Ministerio del Interior.
Sin embargo, de los 16 llegados a Albania tras días de navegación desde Libia al norte del mar Adriático, cuatro tuvieron que ser enseguida devueltos a Italia ya que dos eran menores de edad y otros dos personas «vulnerables» que no habían sido detectados.
Pero, ¿cómo se decide a quién mandar a Albania? El ministerio del Interior no da más detalles y Magi denunció que el proceso tenga lugar en el mismo barco: «Hay factores que no se aprecian a simple vista a bordo de un barco, de noche o en una tempestad», subrayó.
Los cuatro inmigrantes sacados de los centros de Albania ya han sido llevados a Italia, al puerto de Brindisi (sur), otro viaje a su «odisea», pero dentro quedan todavía 12 que esperan a que se tramite su solicitud de asilo.
El diputado y activista ha hablado con cuatro (un bangladesí y tres egipcios) y aseguran que zarparon desde Libia tras meses sufriendo «violencias, torturas, raptos, esclavitud» por las mafias.
«Uno de ellos, un muchacho, tiene la nariz rota porque dice que le golpearon con un ‘kaláshnikov’», asegura.
Magi destaca un detalle importante: se desconoce el punto en el que fueron rescatados, pero algunos afirman que podían ver la isla italiana de Lampedusa.
«El acuerdo estipula que solo se puede internar en Albania a los inmigrantes rescatados en aguas internacionales. Si estos hubieran sido interceptados en aguas territoriales italianas estaríamos hablando de una devolución», avisa.
Piantedosi ha justificado la estrategia «albanesa» porque, entre otros factores, abaratará el sistema de acogida migratorio, que actualmente cuesta 1.700 millones de euros anuales.
La gestión de estos recintos italianos en Albania, según el ministro, valdrá aproximadamente 134 millones de euros al año. El traslado de sus primeros ocupantes ha costado unos 18.000 euros por cabeza más unos 290.000 por mover el buque ‘Libra’.
Magi se sorprende ante la idea de «ahorro» del Gobierno de Meloni apuntando que los costes «serán muy superiores» pues no solo deberán cubrir el funcionamiento de los dos centros albaneses sino también el traslado de personal y de futuros inmigrantes.
Además de que casi todos los recluidos en Albania acabarán tarde o temprano en Italia. Unos porque se les conceda el asilo y otros para su repatriación, que deberá producirse desde un aeropuerto italiano. Y eso son traslados que subirán la factura, alega.
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