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Crimen y Justicia

El sector hotelero en el Líbano se desploma y resiste por las reservas de los desplazados

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Fachada de un hotel en el corazón de la ciudad de Tiro, en el sur del Líbano. EFE/Noemí Jabois

Broumana/Beirut, 1 nov (EFE).- El sector hotelero libanés pasa por su peor momento con la desaparición del turismo y la caída de cerca del 70 % de los ingresos desde el estallido del conflicto con Israel hace un año. Sólo se mantiene a flote bajo mínimos por la oleada de desplazados del sur que buscan alojamiento tras huir de sus hogares.

Bajada de precios, ofertas de paquetes turísticos y servicios especiales incluidos en las reservas son algunos de los reclamos que los hoteleros han promocionado en un intento para atraer visitantes y evitar echar el cierre del negocio.

«Lo hemos probado todo sin éxito», indica a EFE el presidente de la Federación Hotelera Libanesa, Pierre al Achkar, en un despacho del Hotel Printania que regenta en la localidad de Broumana, al este de Beirut.

Ni siquiera las visitas anuales de la comunidad libanesa expatriada, compuesta por cerca de un millón de personas alrededor del mundo, salvaron las cuentas en verano, cuando «las reservas oscilaron entre el 5 y el 15 % y en lugar de venir durante dos meses se quedaron tan solo diez días», según sus cálculos.

Sector en caída libre

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El estallido de la guerra entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá en octubre del pasado año ya hizo tambalear el sector, pero la escalada del último mes ha supuesto una estocada durísima para el gremio, cuyas cifras de ocupación en Beirut rozan el 20 % gracias a las reservas de los ciudadanos desplazados que se trasladaron desde el sur bombardeado hasta la capital, explica Al Achkar.

«Si tienes 100 habitaciones, abres 30. Si tienes dos restaurantes, abres uno. Así que en esta situación los ingresos del hotel son muy muy malos. Y fuera de Beirut, especialmente en los suburbios de Beirut y las montañas, la mayoría de los hoteles están cerrados», comenta sobre el parque hotelero que ronda los mil establecimientos.

La caída del 70 % de los ingresos en un año amenaza la supervivencia de los hoteles y pone en riesgo el empleo de miles de trabajadores, no solo de estos locales, sino de todo el sector turístico: «Estábamos facturando alrededor de 7.000 millones de dólares en todo el sector turístico, no sólo los hoteles. Hoy facturamos 2.000 millones», alerta.

Los desplazados apuntalan el negocio

La llegada masiva de personas que huyen de los ataques israelíes en el sur del Líbano ha supuesto un pequeño balón de oxígeno para algunos de los hoteles del centro de la capital, cuenta a EFE desde la recepción del White House Hotel su director de operaciones, Jihad Abu Taha.

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«Al comienzo de esta situación, la ocupación del hotel aumentó como el 100 %, estamos totalmente completos en este momento cuando normalmente hay una o dos habitaciones libres», comenta sobre estos huéspedes inesperados que abandonarán las instalaciones en cuanto encuentren un piso de alquiler más asequible.

Pese a estas cifras, afirma que no están obteniendo beneficios. «Estas reservas solo nos sirven para cubrir gastos porque les hemos hecho un precio especial por la situación. Solo estamos cobrando los salarios de los empleados, el gas, la energía, el mantenimiento…», afirma.

Sin embargo, este caso es una excepción. El director general del céntrico Hotel Comodoro, Jean-Marc Panossian, afirma a EFE que en el último mes algunas personas desplazadas llegaron buscando alojamiento temporal hasta que encontraron soluciones alternativas.

«Entonces la ocupación se elevó al 45-50 %, pero con su marcha la situación vuelve a ser difícil y no supera el 20-25 %», dijo Panossian, quien indica, según sus registros, que estas cifras son un 60 % más bajas respecto al año anterior.

Recortar para evitar el cierre

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 Sin embargo y pese a los intentos de recortar gastos, «los costes en el Líbano están aumentando drásticamente: la energía, el agua, la electricidad… Cada mes se encarecen más mientras no tenemos ingresos en el negocio. Todo ello hace que sea muy difícil operar», dice Panossian.

Todo ello hace temer los peores presagios: «Si la situación se extiende mucho más tiempo habrá que tomar decisiones duras como la reducción de la plantilla o plantearse la continuidad», agrega.

Abu Taha ve difícil predecir la evolución del negocio, que va estrechamente ligada al conflicto, el cual todos desean que llegue a su fin para poder remontar. Para eso pide estabilizar el futuro político del país, que cumple dos años sin presidente.

«La guerra es más grande que nunca. La muerte es más grande que nunca por el momento en el Líbano. Estamos rezando para que termine esta guerra», dice Al Achraf, quien desea que al tras el fin del conflicto se solucione la situación política y el Ejército se haga cargo de las armas para que nadie más pueda utilizarlas.

«Estamos preparados para volver a estar en el mapa internacional del turismo entre seis y ocho meses después del final de esta guerra», concluye.

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Rosa Soto

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