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Las claves del talento en Portugal: la genética y la estructura, según Roberto Martínez

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El seleccionador de Portugal, Roberto Martínez, durante la entrevista con EFE. EFE/ Carlota Ciudad

Lisboa, 29 nov (EFE).- El seleccionador de Portugal, el español Roberto Martínez (Balaguer, 1973), salió de casa a los 16 años y tras un largo periplo recaló en el país ibérico en enero del año pasado, con una fórmula alérgica a la motivación, «porque es un sentimiento», y que aboga más «por el compromiso».

En una entrevista con EFE en la Ciudad del Fútbol de Oeiras, en las afueras de Lisboa, Martínez recordó que no fue fácil marcharse tan joven, con el sueño de trabajar en el fútbol.

Después de formarse en las categorías inferiores del Balaguer y el Zaragoza, emigró al Reino Unido en 1995 con 21 años, lo que dio comienzo a una trayectoria internacional con la que lleva media vida fuera de España.

«Salir de España a los 21 años te llena de diversidad, te llena de culturas y te llena de abanicos, de que no hay aspectos correctos e incorrectos, solo cómo los apreciamos», reflexionó.

A lo largo de su carrera ha podido ver que cuando un grupo de gente trabaja en común con un objetivo, no solo en el vestuario, sino también en el ámbito empresarial o educativo, «lo importante» es lo que se puede controlar y medir.

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«Se habla muchísimo de motivación y yo no creo en la motivación, la motivación es un sentimiento, yo me puedo levantar muy motivado y al final del día estoy cansado y ya no estoy motivado», dijo.

«Lo que sí se puede utilizar -agregó- para crear un grupo de trabajo, para crear un grupo común, para crear un grupo que haga mejorar a todos sus componentes es el compromiso y el compromiso se puede medir».

Puso como ejemplo cuando una persona tiene que entrar a trabajar a las 9.00 horas y llega a las 9.01. En ese caso, no hay compromiso, «puedo estar muy motivado pero llegar tarde», consideró.

Por eso, cree que en los grupos de élite hay que mostrar compromiso, ya que a veces uno puede estar motivado y esto ayuda, pero cuando no se está, lo que queda es el compromiso.

Él ha llegado a esta conclusión tras años de experiencia. Además, señaló que «hay que ser muy autocrítico» e intentar comprender por qué las cosas pasan de una manera u otra.

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A la hora de analizar algunas situaciones, de fijarse en los detalles, de ver si se tiene o no éxito, se ve si hubo o no compromiso.

«La motivación en aquel momento puede variar mucho, no se puede trabajar con la motivación, la motivación es un sentimiento y el sentimiento varía mucho, el compromiso es el que realmente aporta al grupo lo que se necesita en momentos difíciles», opinó.

«Y eso -agregó- es solo la experiencia de trabajar con gente muy exigente, gente que casi llega al límite de ser ganadores, porque tiene un nivel de compromiso para el propósito y para el grupo que es lo que les hace diferentes.

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