El regreso de Kimmel a la TV

Después de una suspensión “indefinida” cargada de consecuencias políticas y mediáticas, el conocido presentador Jimmy Kimmel volverá a la pantalla hoy martes con su programa “Jimmy Kimmel Live!”. La decisión de sacarlo del aire, adoptada la semana pasada por la cadena ABC y su empresa matriz, The Walt Disney Company, desató un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión en Estados Unidos y la presión ejercida por el gobierno de Donald Trump sobre los medios de comunicación.

El miércoles pasado, Disney anunció la suspensión “indefinida” del programa, señalando que buscaba evitar “inflamar una situación tensa en un momento emocional para el país”. La medida respondía a un comentario realizado por Kimmel en su monólogo, donde insinuó que el asesino del activista conservador Charlie Kirk podía estar vinculado al movimiento MAGA, pese a que la evidencia inicial apuntaba en otra dirección.

La declaración se viralizó y provocó indignación en círculos conservadores. El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, llegó a amenazar con retirar licencias a las estaciones afiliadas de ABC, una advertencia que coincidió con el anuncio de Nexstar y Sinclair -grupos dueños de cadenas locales- de que cancelarían el programa.

Fuentes cercanas a Kimmel aseguraron que, tras el debate que generaron sus palabras, no planeaba disculparse en su siguiente emisión, sino defender su comentario como sacado de contexto y “malinterpretado de forma grotesca” por sectores afines a Trump. Disney consideró entonces que esto agravaría el conflicto y optó por detener la producción.

Tras días de reuniones, la compañía revirtió su decisión. En un comunicado, Disney señaló: “Hemos pasado los últimos días en conversaciones reflexivas con Jimmy, y después de esas conversaciones decidimos que el programa regresará el martes” (por hoy).

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Sin embargo, no está claro si la emisión se transmitirá en todo el país. Sinclair afirmó que no retomará el programa en sus estaciones hasta que Kimmel se disculpe públicamente, se reúna con sus directivos y done dinero a Turning Point, la organización fundada por Kirk. Nexstar, por su parte, tampoco garantizó volver a emitir el show, aunque seguirá estando disponible en línea a nivel nacional.

La suspensión inicial fue celebrada por el presidente Donald Trump y por algunos críticos conservadores de Kimmel, pero la reacción general fue de condena. Políticos, sindicatos de Hollywood, comediantes y actores se unieron en defensa del presentador, acusando a Disney y a las cadenas de ceder ante la censura política.

El gobernador de California, Gavin Newsom, escribió en X: “El @GOP no cree en la libertad de expresión. Están censurando en tiempo real”. El expresidente Barack Obama agregó: “Después de años de quejarse de la ‘cultura de la cancelación’, esta administración ha llevado la censura a un nivel peligroso, amenazando con acciones regulatorias contra medios que no se alinean con su discurso”.

Actores como Ben Stiller, Jamie Lee Curtis y Jean Smart manifestaron su apoyo al presentador, mientras que el comediante Marc Maron calificó la suspensión como “el verdadero rostro del autoritarismo en este país”.

Los sindicatos SAG y WGA también emitieron comunicados de repudio: “El derecho a hablar y disentir, incluso a incomodar, está en el corazón de lo que significa ser libres. No debe ser negado por violencia, abuso de poder gubernamental

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La suspensión de Kimmel había sido celebrada por Trump.

ni actos de cobardía corporativa”, afirmó en su nota el gremio de guionistas.

Incluso dentro de la FCC surgieron críticas. La comisionada Anna M. Gomez cuestionó el proceder de Carr: “No podemos permitir que un acto inexcusable de violencia política se use como justificación para la censura gubernamental. La FCC no tiene la autoridad ni el derecho constitucional de castigar el contenido que no le gusta al gobierno”.

El presidente Trump también ha sugerido retirar licencias de transmisión a cadenas que, en su opinión, lo tratan de manera demasiado negativa. Los aliados de Trump defienden el enfoque, diciendo que están reemplazando la “cultura de la cancelación” con la “cultura de las consecuencias”.

Pero otros temen una represión más amplia de la expresión bajo el pretexto de prevenir la violencia y combatir el “discurso de odio”, un término nebuloso que, según los críticos, podría usarse para apuntar a una variedad de oposiciones políticas. ■

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