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Cultura

Nicaragua honra a sus difuntos con flores, música y recuerdos

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Una persona visita el cementerio periférico con motivo del Día de Muertos este domingo, en Managua (Nicaragua). EFE/ STR

Managua, 2 nov (EFE).- En uno de los principales cementerios de Managua, una familia llegó temprano con pintura, flores y un parlante. Llegaron a visitar la tumba de su madre y de sus dos hermanos. Limpiaron, repintaron las cruces y colocaron coronas frescas, mientras sonaba de fondo “Nuestro Juramento”, del cantante y compositor ecuatoriano Julio Jaramillo.

Personas visitan el cementerio periférico con motivo del Día de Muertos este domingo, en Managua (Nicaragua). EFE/ STR

Cantaban, pintaban y adornaban con flores artificiales las tumbas, mientras compartían una merienda sencilla. Era su forma de convivir con los ausentes, de mantenerlos cerca por un rato más, comentaron en unísono a EFE.

Mujeres ponen flores con motivo del Día de Muertos este domingo, en el cementerio periférico de Managua (Nicaragua). EFE/ STR

Escenas como esa se repitieron en los 153 municipios de Nicaragua. Miles de familias nicaragüenses acudieron este domingo a los cementerios para honrar a sus difuntos. Llegaron con baldes de agua, escobas y flores de todos los colores. Las más comunes: claveles, papelitos morados y amarillos, que tiñeron los camposantos de vida y nostalgia.

En las entradas, las calles se convirtieron en un mercado improvisado. Vendedores ofrecían flores y coronas de todos los precios. Otros vendían comida o aperitivos como buñuelos, “sopa borracha” y refrescos. Era un ir y venir de personas cargadas de recuerdos y afecto.

Dentro de los cementerios, el ambiente mezclaba solemnidad con calidez. Algunos rezaban en silencio. Otros limpiaban lápidas, prendían velas o tomaban selfies junto a las tumbas recién adornadas. Había música, risas suaves, abrazos. En varios puntos, los mariachis interpretaban canciones a pedido de las familias.

Por tercer año consecutivo, la jornada transcurrió sin misas. Las autoridades han mantenido la prohibición de celebraciones religiosas en los cementerios, aunque ni la Conferencia Episcopal ni las autoridades han confirmado o desmentido la medida.

Aun así, el espíritu de la fecha se mantuvo intacto. Las flores, las velas y las oraciones dieron forma a un homenaje que, más que de tristeza, fue de cariño. Entre la música y los recuerdos, Nicaragua volvió a reunirse con sus muertos, como cada 2 de noviembre, con respeto, fe y amor.

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