Internacionales
Carlos alista la diplomacia real para Trump en otra inédita visita de Estado

LONDRES.– Gran Bretaña desplegará toda su pompa real para cortejar al presidente norteamericano, Donald Trump, que se convertirá en el primer mandatario en la historia de su país en recibir los honores de una segunda visita de Estado.
Desde un sobrevuelo y un paseo en carruaje con el rey Carlos III hasta un gran banquete de Estado en el histórico Castillo de Windsor, el Reino Unido tirará la casa por la ventana para halagar a Trump, que siempre ha estado fascinado con la monarquía.
El objetivo busca mantener al primer ministro Keir Starmer en buenos términos con el mandatario norteamericano cuando se reúnan en la residencia campestre del líder británico para conversaciones sobre comercio, aranceles y la guerra en Ucrania.
El programa previsto, de dos días, que comienza mañana, supone mantener a Trump lejos de las multitudes y los manifestantes: toda la agenda tendrá lugar fuera de Londres, donde se espera una gran manifestación contra el republicano, de 79 años.
El líder laborista Starmer no es un compañero natural para un dirigente de derecha como Trump, pero trabajó duro para ganárselo desde que el multimillonario regresó a la Casa Blanca, en enero.
“Esto es realmente especial, nunca ha sucedido antes, no tiene precedente”, dijo Starmer mientras entregaba personalmente una carta del rey a Trump en la Oficina Oval en febrero para invitarlo a la visita de Estado.
El personal del Castillo de Windsor preparaba la mesa de caoba de 50 metros de largo. Los mozos pulían los cascos de los caballos que tirarán de los carruajes reales. Y la guardia de honor militar ensayaba para asegurar que cada paso se dé con precisión. A lo largo de los pasillos y terrenos del castillo de casi 1000 años de antigüedad al oeste de Londres, cientos de personas trabajaban para asegurarse de que el rey Carlos III ofrezca el mejor espectáculo cuando reciba a Trump.
La visita, que contará con tiaras, bandas de música y un suntuoso banquete servido en plata de 200 años, es una muestra del boato y la ceremonia que el Reino Unido sabe ofrecer como nadie. Pero es un espectáculo con un propósito: fortalecer los lazos con uno de los hombres más poderosos del mundo en un momento en que sus políticas de “Estados Unidos primero” trastocan antiguas relaciones comerciales y de seguridad.
“Le estamos dorando la píldora”, dijo Robert Lacey, historiador real y consultor de la serie de Netflix
The Crown. “No vendría al Reino Unido si no tuviera la oportunidad de alojarse en el Castillo de Windsor, probablemente rendir homenaje a la [difunta] reina, que tanto admira, y reunirse con el rey”, señaló el académico.
El multimillonario republicano –de madre escocesa– ha expresado repetidamente su agradecimiento por su anterior visita de Estado en 2019, durante la cual fue recibido por la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham.
La próxima, ahora que Trump ha revolucionado el orden internacional desde su regreso al poder, es crucial para el Reino Unido, que mantiene un fuerte vínculo por su famosa “relación especial” con Washington.
El rey y la reina Camilla agasajarán más tarde a los Trump con una procesión real en carruaje por la finca de Windsor, una ceremonia militar y un sobrevuelo de jets de combate durante el día, culminando con un banquete de Estado por la noche. Trump también hará una visita privada a la tumba de la reina Isabel II, quien murió en septiembre de 2022.
En febrero, Starmer se apresuró a ir a Washington, apenas cinco semanas después de que Trump empezara su segundo mandato, para entregarle una invitación del rey para una visita oficial.
Fue la primera vez que un líder mundial recibió el honor de una segunda visita de Estado, y la primera vez que la invitación fue entregada en una carta personal del rey.
Tres siglos después de que los reyes y reinas británicos renunciaran al poder político y se conformaran con el papel de jefe de Estado ceremonial, los miembros de la realeza siguen siendo un instrumento robusto de “poder blando”, que el actual gobierno británico pretende utilizar a su favor.
Hace seis años, el Reino Unido buscó el apoyo de Trump mientras se preparaba para salir de la Unión Europea. Esta vez, está presionando para conseguir términos comerciales favorables y ayuda para combatir la agresión rusa en Ucrania.
Ucrania también se estima que sea un tema clave en la conversación. Starmer es uno de los numerosos líderes europeos que han estado persuadiendo a Trump de que siga apoyando a Kiev a pesar de un aparente giro del republicano en favor del presidente ruso, Vladimir Putin.
Sin embargo, más allá del fasto real, las tensiones entre los mandatarios persisten. La Casa Blanca dijo que Trump plantearía “la importancia de que el primer ministro proteja la libertad de expresión en el Reino Unido”, un tema central que el antiguo aliado de Trump Elon Musk, abordó en n discurso en un mitin de extrema derecha en Gran Bretaña el fin de semana (ver aparte).
Otro punto incómodo es el escándalo en torno al fallecido financista pedófilo Jeffrey Epstein, que aqueja a Trump en su país. La semana pasada, Starmer se vio obligado a despedir a Peter Mandelson, el embajador británico en Washington, debido a su amistad con el delincuente sexual

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