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Con apenas el 13% de participación, los mexicanos eligieron a sus magistrados

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CIUDAD DE MÉXICO.– México votó anteayer en lo que teóricamente eran elecciones para mejorar su Justicia, pero la escasa participación de alrededor del 13% en estas primeras elecciones judiciales supone el último cuestionamiento de un proceso de reforma del Poder Judicial que tenía en la votación de jueces su punto básico, pero que estuvo desde el principio lleno de críticas, denuncias e irregularidades.

La presidenta Claudia Sheinbaum pareció desoír el mensaje de las urnas y calificó de “todo un éxito” el sufragio. En un mensaje al país, la mandataria, firme defensora de la iniciativa impulsada por su mentor y antecesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que se trató de un proceso “transparente” con candidatos seleccionados por “comisiones profesionales”, con campañas “austeras” y un voto libre.

“Si quisiéramos cambiar al Poder Judicial para controlarlo, qué sentido tendría hacer una elección universal”, afirmó la mandataria. “México es el país más democrático del mundo”, sentenció.

Las primeras conclusiones indican que los resultados dejaron principalmente incertidumbre. “La participación ciudadana respecto de la lista nominal se encuentra entre el 12,57% y el 13,32%”, informó en un comunicado el Instituto Nacional Electoral (INE), citando a su presidenta, Guadalupe Taddei.

El índice de participación en los comicios, que buscaban renovar unos 2680 cargos del Poder Judicial, es unas cinco veces inferior al promedio en torno al 60% de los comicios generales en lo que va del siglo. Aunque los resultados tardarán varios días en conocerse.

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Aún falta conocer cuántos votos nulos se registraron, si los principales tribunales –la Suprema Corte y el nuevo Tribunal Disciplinario– quedarán en manos de figuras afines al oficialismo de Morena o si algunos candidatos polémicos lograron obtener un puesto, entre ellos, abogados vinculados al narcotráfico y personas con antecedentes penales.

Estos comicios son el corazón de una reforma constitucional que impulsó el oficialismo, en medio de una pugna con el máximo tribunal, que bloqueó varios proyectos al popular exmandatario López Obrador.

Además de la abstención, la votación estuvo marcada por la confusión. “No conoces a los candidatos, salvo los que hacían videos en TikTok”, declaró Leslie Moreno, abogada de 30 años. Aludía a uno de los medios de promoción que algunos emplearon ante las restricciones para hacer propaganda.

En cualquiera de los casos la perspectiva no es esperanzadora. Hay académicos que coinciden en que estas elecciones son “un intento de controlar el Poder Judicial”, siendo este “un contrapeso que existe en cualquier democracia”, resumió Laurence Patín, del Observatorio de la Justicia de la universidad mexicana Tecnológico de Monterrey.

Los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) tienen previsto dar un informe preliminar sobre las votaciones y, según dijo Heraldo Muñoz, jefe del equipo, tendrán muy presente principios como “la independencia del Poder Judicial, la separación entre los distintos poderes, el acceso a la justicia y la democracia constitucional”, que podrían verse afectados.

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El chileno Jaime Arellano, académico y exdirector del Centro de Estudios de Justicia de las Américas, un organismo de la OEA, se mostró preocupado por la escasa participación. A su juicio, plantea un problema de legitimidad política que va a debilitar el nuevo sistema. Teme que este ejercicio de votación, que no cree que sea la solución a los problemas de la Justicia mexicana, pueda dar paso a la incursión de poderes fácticos en la Justicia como, por ejemplo, el crimen organizado.

Para Arellano, el principal problema de estas elecciones es de fondo porque, por definición, los jueces son una “fuerza contramayoritaria”, y, además de resolver los conflictos, tienen la función de control y contrapeso del poder político. Y eso, explicó, es lo que está peligrando en varios países de la región dentro de marcos democráticos que poco a poco empiezan a presentar distorsiones. “La independencia judicial en América Latina está bajo ataque”.

Para Sheinbaum, con una popularidad superior al 70%, la votación era la manera de terminar con la arraigada corrupción e impunidad del sistema judicial.

Arturo Giesemann, jubilado de 57 años, declaró que su mayor motivación para votar fue “el asco” que siente “por el Poder Judicial actual”, manejado “por corruptos”. Los comicios también atizan preocupaciones de opositores sobre la independencia de la Justicia y si facilitará a los criminales influir en las cortes con amenazas o sobornos.

Cientos de mexicanos marcharon por el céntrico Paseo de la Reforma y denunciaron que la elección era una “farsa” del gobierno para controlar la Justicia en la que, según los manifestantes, mandará “a la tumba” al Poder Judicial.

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“Era el último contrapeso que teníamos contra el totalitarismo del Poder Ejecutivo”, declaró Ismael Novela, empleado de 58 años. La coalición gobernante controla el Poder Legislativo y la mayoría de las gobernaciones.

Expertos advierten que la elección popular es un método de selección más fácil de infiltrar por los carteles del narcotráfico comparado con la carrera judicial. Implica, además, “un riesgo de que el electorado no elija a los candidatos basándose en su mérito”, dijo Margaret Satterthwaite, relatora especial de Naciones Unidas sobre la independencia de jueces y abogados.

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