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El críquet pide paso en España a través del turismo y los colegios
Málaga, 29 sep (EFE).- El críquet es el segundo deporte con más audiencia del mundo, tan solo por detrás del fútbol, pero en España se considera minoritario y exótico. Eso choca con el crecimiento de la selección española de críquet, clasificada para la fase final del Europeo 2023. En la actualidad hay en marcha estrategias de expansión y la asociación ‘Cricket España’ advierte del potencial turístico que tiene esta disciplina en nuestro país.
En el 2000, un grupo de españoles y británicos fundaron la Asociación Española de Cricket y, 23 años después, la selección española se ha ganado luchar por ser campeona de Europa al quedar primera de su grupo en el ECC 2023, siglas referidas al campeonato europeo, que se decidirá del 16 al 20 de octubre en Cártama, Málaga.
Para conocer la evolución de este deporte en España, donde cada vez se va tomando más en serio, pero todavía con mucho camino por recorrer, basta con la visión de las personas que trabajan para que el críquet se adentre en la nación a través de tres vías: por la calidad de los deportistas nacionales, por el turismo que genera y dándose a conocer en los colegios, donde cada vez más niños y niñas se interesan en practicarlo.
Juan Carlos Rodríguez Martínez es el presidente de Cricket España, una asociación que lleva más de dos décadas peleando por un mayor reconocimiento. La situación del críquet a nivel nacional es la siguiente: hay 109 clubes participando en ligas, pero solo hay 37 clubes registrados en la agrupación Cricket España. “Estamos logrando que todo el mundo participe en nuestra asociación. En España hay unos 4.000 jugadores de cricket”, informa Rodríguez Martínez en una conversación con EFE.
“Nos estamos abriendo paso poco a poco. Participamos por segunda vez en el ECC el año pasado (también en Málaga) y logramos ser terceros detrás de Inglaterra y Holanda, un logro bastante importante. Estamos creciendo y lo queremos hacer más en la población española”, asegura.
La principal barrera es la falta de instalaciones, pues se juega en una superficie ovalada de mayores proporciones que un campo de fútbol. Hay unos pocos campos de críquet repartidos por el territorio español: “Tenemos uno en Almería que está reconocido por la ECC, un campo internacional. Australia puede venir perfectamente aquí a jugar. En Cataluña tenemos tres campos, pero necesitamos más en Madrid, en Andalucía, en la Costa Blanca, Alicante, Murcia… sin instalaciones no podemos crecer”.
Tampoco pueden seguir en línea ascendente si no hay apoyo de patrocinadores: “Es el segundo deporte mundial y en España no tenemos apoyo de patrocinadores ni subvenciones. Es muy difícil crecer sin apoyo. El patrocinador soy yo, mi empresa en la zona de Murcia y Alicante. Como presidente, apoyamos a este deporte en España”, añade Rodríguez.
También es un apasionado Jay Wild, presidente del Club de Críquet Costa del Sol, que lleva media vida afincado en Málaga aunque naciera en el norte de Londres, donde abrazó desde pequeño este deporte: “En Inglaterra vivimos el críquet desde el primer día. Allí es fútbol y luego críquet. Aquí en España es algo hasta ahora poco conocido. Pero si piensas hace 30 años… ¿Cómo era el tenis aquí, y otros deportes? Eso es lo que estamos mirando, cómo mejorar para llegar a un estatus más elevado”, explica a EFE, en mitad del partido entre España y Francia que acabaron ganando los de rojo.
Motor turístico
En el Cártama Cricket Oval, la instalación más profesional de Andalucía, se dan cita en el europeo 450 jugadores de 31 equipos nacionales distintos. En este sentido, se trata de un deporte que produce grandes beneficios a nivel turístico, especialmente por el público llegado desde Reino Unido, aunque llegan también ciudadanos de India, Pakistán, Países Bajos, Francia o Alemania.
“De 52 semanas del año, en Alfaz del Pi, Alicante, que hay un campo allí (Sporting Alfas Cricket), hay cubiertas unas 40 semanas con turistas que vienen a quedarse un fin de semana o varios días solo para jugar al críquet”, cuenta Rodríguez Martínez.
“Pasa igual que en Cártama (Málaga), Almería, también Ibiza, Menorca, Lanzarote… lo único es que juegan en campos de fútbol o de golf, compartidos. Entonces es difícil”, asume, reiterando que la falta de espacios para jugar impide que se potencie más todavía el sector del turismo deportivo.
“El turismo de críquet es muy alto en España”, tanto de jugadores como de espectadores para las competiciones como el Campeonato de Europa que se celebra desde el 25 de septiembre al 20 de octubre con un total de 109 partidos entre 31 países. “Un equipo puede venir con 30 o 35 personas acompañando a jugadores. Ingleses, holandeses, pakistaníes e indios vienen a jugar a España, y de todas las edades”.
Jay Wild da cifras concretas de la Costa del Sol, donde trabaja: “Tenemos 25 clubes que vienen cada año a jugar. Nuestra liga lleva unas 20 semanas de participación, y luego hay otras 25 semanas en las que recibimos a extranjeros que pueden ser del norte de Europa, Inglaterra, Países Bajos, Francia, Alemania… y a veces, cuando hay mucha demanda, hacemos torneos de cuatro o cinco equipos a la vez y torneos femeninos también”.
¿Cómo se accede al críquet en España?
La mejor manera de empezar a practicar críquet es buscar un club, entender el juego, que tiene conceptos parecidos al béisbol, y aprender desde esa base. “Hay muchas oportunidades para jugar. Por ejemplo, aquí en Cártama jugamos 44 o 45 semanas al año. Mucha gente viene a nuestro país por el gran clima. Los clubes normalmente, cuando accedes, te ceden el material o se lo prestan entre jugadores”, cuenta Wild, que reconoce que “no es barato ni fácil de encontrar”.
Hay que contar con material específico: uniforme, casco de protección, bate, protecciones en otras zonas del cuerpo, etcétera. “Cada jugador tiene una maleta con varias cosas. Si eres el wicket keeper (receptor), llevas ya un guante distinto y protección en las piernas de diferente tamaño”, relata Jay Wild, que jugó en esa posición. “Cada jugador tiene sus cosas particulares. El bate puede costar entre 200 y 400 euros, aunque el de los profesionales son 700 o 800 euros”.
Proyecto Cricket’s Cool, para los más jóvenes
Como aseguran las fuentes consultadas, la mejor estrategia de expansión del críquet en España es “conseguir que los niños empiecen a jugar desde pequeños al deporte que amamos”. Para ello, Jay Wild creó Cricket’s Cool, que hace un juego de palabras con ‘school’ (escuela) y ‘cool’ (chulo, genial, guay).
Este proyecto tiene el objetivo de fomentar la práctica en los lugares que son sedes de competiciones. Por lo que se programan visitas a campos de críquet desde varios centros educativos y, así, el alumnado tiene la oportunidad de ver cómo se desarrolla esta competición, conocer a los jugadores y tener una primera toma de contacto con este deporte.
Está siendo todo un éxito y Wild espera que se refleje en el futuro próximo con un crecimiento de los jugadores. Según las cifras facilitadas a EFE, al final del Campeonato Europeo de Críquet que se está celebrando en Cártama habrán pasado 3.400 estudiantes procedentes de 20 colegios distintos, si se cuentan las últimas cuatro ediciones.
Juan Carlos Rodríguez Martínez es optimista en este sentido: “Estamos viendo que hay un seguimiento de este deporte por parte de niños de once o doce años que quieren practicar este deporte. Tenemos una liga en noviembre de sub-11 y sub-15 en La Manga. También hay un equipo nacional femenino en España y están en el ránking 35 en todo el mundo. No está nada mal”, explica.
Cuando habla de este tema, a Jay Wild le brillan los ojos: “La gente más joven ya está conociendo el deporte y eso es lo más importante. Estoy practicando con los niños los fines de semana, entrenando en los colegios, y estoy notando algo increíble. Lo que yo miro es la reacción de ellos. Si no hubiera interés de los jóvenes, me hubiera rendido”, asegura. “Cuando alguno le da a una pelota con el bate y ves la reacción de su cara, eso es algo que no se puede comprar. No tiene precio”.
Desde Cricket España siguen con energía para hacer crecer este deporte multicultural, cuya selección española está compuesta por jugadores de diferente etnia, cuyos padres son españoles, o de padre español y madre británica y viceversa, o bien hijos de pakistaníes, indios o sudafricanos que tiene la mayoría la doble nacionalidad.
Este deporte, de origen británico, se ha expandido por los flujos migratorios hacia India, Pakistán, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Canadá y lo hace recientemente en países como España, donde todavía está en fase primaria.
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