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El escultor Jorge Palacios explora en Nueva York los límites del lenguaje usando la física

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Fotografía cedida por SEIZAN Gallery donde se muestra la escultura "Anamorphosis" del escultor español Jorge Palacios, expuesta en la galería Seizan Gallery, en Nueva York (Estados Unidos). EFE/Thomas Barratt / Seizan Gallery / SOLO USO EDITORIAL/ SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Nueva York, 4 mar (EFE).- El escultor español Jorge Palacios explora los límites del lenguaje a través de las leyes de la física en una nueva exposición en Nueva York, en la que pone a prueba la percepción y la razón de los espectadores para invitarlos a reflexionar.

Palacios (Madrid, 1979), que lleva nueve años establecido en la Gran Manzana, mostrará hasta el próximo sábado 14 esculturas en la galería Seizan Gallery, la mayoría en madera y otras en un material rígido y resistente llamado «krion», en el que está enfocado y del que se declara «enamorado».

Conceptos abstractos como la inercia, el equilibrio, la gravedad, la velocidad o «lo rotundo» son algunos «constructos cognitivos» que toman forma en sus piezas, con curvaturas suaves y orgánicas que evocan las morfologías de la naturaleza e invitan a «empatizar», explica.

Por ejemplo, juega con la percepción en «Anamorphosis», un panel de madera con una cuenca convexa y otra cóncava que son difíciles de ver si se observan de frente, y en «Wave Magnitude», de donde emerge una silueta abombada que resulta familiar.

«La percepción hace una broma: tienes un sentimiento, ese sentimiento es una intuición, y cuando contrasta con lo que te dice la razón es cuando reflexionas», dice el artista, que ha recuperado algunas obras del hito que fue su presentación en el Museo Noguchi (Nueva York), en 2018.

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Al hilo de esa broma perceptiva, recuerda una anécdota en torno a su obra ‘Flowing drop’ en el Noguchi, una «gota de ébano» inspirada en el experimento más largo de la historia -desde 1927 hasta la actualidad- en el que se forman gotas de brea que tardan años en caer por su alta viscosidad.

Un espectador le dijo que «estaba esperando a que la gota acabase de caer», algo evidentemente imposible tratándose de madera: «Habíamos roto la línea entre la intuición y la razón», comenta con satisfacción.

Simplificar para transmitir mejor

La obra ‘Lo rotundo’, por otra parte, es ejemplo del nuevo modo de trabajo escultórico de Palacios con el material «krion», de Porcelanosa: es una pieza blanca de tamaño compacto y pequeño, sobre pedestal y fondo blancos, que expresa «sensación de monumentalidad».

Asegura que muchos dudaron por su inclinación hacia este material «antivandálico» y típico en fachadas de edificios, pero «la respuesta que entre los coleccionistas está siendo muy importante»; además, el mantenimiento es mínimo respecto al de la madera.

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«Me está permitiendo transmitir de un modo que no había podido hasta ahora: (…) las preguntas ya no giran en torno a cómo está construido, centras la mirada del espectador en las sombras o el volumen», agrega el artista, que rehúsa hablar del tipo de madera o el peso de una obra.

En ese contexto, Palacios asegura que después de 24 años de carrera le «tocaba simplificar para poder hacer que el espectador se enfocase más en la idea detrás de la obra, que es lo que un artista pretende».

El escultor asegura haber encontrado el equilibrio entre la exposición en museos, como el Noguchi o el Würth (La Rioja), que le aportan reconocimiento, y en galerías, enfocadas al coleccionismo y que abren la puerta a financiación para nuevos proyectos.

Asentado en la ciudad, Palacios cuenta que ha trasladado su estudio de Chelsea a un rascacielos de Brooklyn, desde donde reflexiona y trabaja con su equipo que produce las obras en España con ayuda de «robots», fabricados también por él mismo.

Sin querer abundar en detalles, adelanta que vienen proyectos «potentes» y que prepara dos piezas de gran escala para exteriores para dos coleccionistas.

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