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Crimen y Justicia

En Tiro, rescatan enseres de entre los escombros de la primera ola de ataques israelíes

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Noemí Jabois

Tiro (Líbano), 24 oct (EFE).- Mustafa Zidane trata de salvar algunas prendas de ropa de entre las ruinas de su edificio en la ciudad de Tiro, en el sur del Líbano, que el miércoles fue objeto de una ola de bombardeos israelíes, la primera de envergadura contra esta histórica urbe.

Otros vecinos han logrado colarse en una habitación sin paredes de un inmueble aún en pie, pero sobre el que ha colapsado un gran muro. Sorteando escombros y algunos enseres cotidianos que asoman entre ellos, un hombre abandona el punto atacado con una maleta sobre la cabeza.

«Solo hemos venido a recoger algunas cosas como ropa, no ha quedado nada más que ropa, no hemos cogido nada más», dice Mustafa a EFE frente a una pila de mantas y prendas que van acumulando sobre los escombros.

Israel bombardeó el miércoles este y otros puntos de la localidad y su Ejército asegura haber atacado supuestas instalaciones del grupo chií libanés Hizbulá, incluido el cuartel general de su Frente Sur.

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En Tiro mantienen que no había centros de este tipo pertenecientes a la formación.

«Ya no tengo una casa aquí. Está destruida, ha desaparecido», lamenta Mustafa.

Orden de evacuación

El portavoz en árabe del Ejército israelí Avichay Adraee emitió una orden de evacuación para diversas áreas de Tiro en su cuenta de X, donde desde el inicio de la gran ofensiva aérea contra el Líbano hace un mes ha ido avisando con antelación de algunos bombardeos, sobre todo en el suburbio beirutí del Dahye.

Sin embargo, esta fue la primera vez que llegó un aviso a gran escala para la principal urbe en la franja más meridional del país. Mientras otras localidades ya se habían convertido en áreas fantasma en las últimas semanas, varios miles residían todavía en Tiro cuando Adraee lanzó el aviso.

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«Nos dieron una alerta para evacuar las casas, así que nos fuimos al muelle y nos sentamos allí», relata Mustafa, al asegurar que pese a lo ocurrido el miércoles se va a quedar en la ciudad, donde también reside su familia política.

Otro vecino de Tiro cuenta que huyó enseguida con sus hijos, entre ellos un bebé, pese a que el aviso de evacuación no mencionaba específicamente su zona. «La gente aquí también tuvo miedo y se fue», explica a EFE el hombre, que prefiere no ser identificado.

«Nos movimos, claro, ya no nos podemos quedar aquí. Vamos a ver si nos podemos ir a Sidón (más al norte) o pediremos cobijo a alguien, pues si somos desplazados a Sidón requerirá gastos», comenta el residente.

Ha escuchado que hay un lugar en la ciudad, no muy lejos de allí, donde las personas se pueden quedar, aunque no conoce más detalles. Quizás se refiera a un colegio que está funcionando como albergue para los desplazados.

Antes del inicio de la campaña aérea israelí sin precedentes el pasado 23 de septiembre, Tiro acogía a muchos desplazados de otras zonas más cercanas a la frontera con Israel que habían tenido que abandonar sus hogares en los meses anteriores de conflicto.

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Cuatro edificios

En otro de los puntos bombardeados el miércoles, cuatro edificios se vinieron abajo, dejando solo un gran amasijo de trozos de pared, cables y vigas. Dos mujeres que solían vivir en uno de ellos llegan al lugar esta mañana para inspeccionar el escenario y se abrazan sin mediar palabra entre sollozos.

Sarah, una vecina que vive justo al lado de estos inmuebles, afirma que nadie murió en el ataque.

Según el Ministro de Salud Pública del Líbano, los bombardeos del miércoles en Tiro y sus alrededores dejaron 16 heridos, sin que se haya informado de víctimas mortales.

«Nos fuimos del área durante un rato, oíamos el sonido de los misiles, volaron sobre nosotros. Lo escuchamos todo, escuchamos el sonido de la destrucción», afirmós Sarah a pocos pasos del amasijo de escombros que marca el lugar donde hasta el miércoles se erigían los cuatro inmuebles.

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Explica que no mucha gente se había quedado en esta zona y expresa su orgullo por poder contarse entre ellas: «Están pasando misiles sobre nuestra cabeza y está bien, nos quedaremos en nuestro país», zanja.

De hecho, asegura que no solo no se va a ir del Líbano, sino tampoco de Tiro, «hagan lo que hagan» los israelíes.

«Hicieron esto al barrio en el que crecieron nuestros hijos, y la familia de mi marido y sus familias. Todos crecieron aquí. Este es nuestro barrio», concluyó.

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