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Frustración y desaliento en el lado mexicano de la frontera tras la visita de Biden

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Migrantes permanecen en un campamento improvisado junto al río Bravo en la frontera que divide a México de los Estados Unidos, este jueves en la ciudad de Matamoros, estado de Tamaulipas (México). EFE/Abraham Pineda Jácome

Matamoros (México), 29 feb (EFE).- La visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a Brownsville, (Texas) frontera con Matamoros (Tamaulipas) despertó escaso interés entre los pocos migrantes que aún habitan el campamento en el bordo del río Bravo del lado mexicano, aunque con la esperanza de que con su presencia se acelere el programa CBP One y les otorguen finalmente su cita para ingresar a ese país.

Mientras en la zona estadounidense había un intenso movimiento por la llegada de Biden, en la parte mexicana apenas se registró manifestación alguna sobre este hecho.

Los pocos que sabían de la estadía del presidente estadounidense se asomaban a la ribera esperando encontrar novedad sobre el asunto.

“Me gustaría por lo menos desde aquí pedirle un apoyo para ver si nos ayuda a mí y a todos mis compañeros que estamos en las carpas, de brindarnos un apoyo de poder cruzar hasta allá”, declaró a EFE el venezolano, Antonio Correa Domínguez.

Durante gran parte del día, en el bordo del Rio Grande perteneciente a Estados Unidos, agentes de ese país continuaron con la colocación de alambrada para contener los cruces irregulares que han persistido en el último año.

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De hecho, algunos residentes del campamento señalaron que un grupo de migrantes cruzó a nado el río la madrugada de este jueves.

A lo largo del bordo no se observó un aumento en la seguridad, ya que el acto de Biden estuvo alejado de donde está el asentamiento de solicitantes de asilo y desplazados mexicanos.

A diferencia del 2023, cuando había miles de familias residiendo en casas de campaña en el límite fronterizo, en este año quedan menos de 40 y son las que llevan más de seis meses esperando que en la aplicación CBP One les concedan cruzar a suelo estadounidense.

“Ya tengo seis meses pidiendo la cita y nada que me sale. Ha sido duro, uno pasa por aquí muchas cosas, cuando uno viene en camino, que si la extorsiones, los secuestros”, pronunció Correa Domínguez.

Pese a la reducción en el flujo migratorio en el municipio fronterizo mexicano, activistas calculan que unas 5.000 personas aguardan el llamado de las autoridades de estadounidense, de ahí la expectativa que tras el recorrido de Biden por la ciudad texana haya una respuesta.

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“La mayoría de migrantes y personas que están a favor de los migrantes, esperan resultados positivos (con la visita de Biden) en el sentido que se ha especulado que este proceso CBP One lo quieren parar, quieren cerrar la frontera”, expuso el pastor bautista Abraham Barberi, de la organización Ministerios Una Misión.

La demanda de asilo de miles de migrantes sigue saturando la herramienta tecnológica que destinó el gobierno de Estados Unidos para imponer un orden en el ingreso de familias.

“El CBP One es despacio. Pero aparte de que es despacio, hay miles de personas tratando de obtener una cita al mismo tiempo u se satura”, señaló el activista.

En días anteriores, como muestra la creciente frustración, migrantes venezolanos solicitaron ayuda a organizaciones para que les brindaran la facilidad de retornar a su país ante la demora del gobierno de Estados Unidos y la falta de alimentos a la que se enfrentan mientras esperan en México.

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