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Crimen y Justicia

Israel se ensaña con Baalbek, la Ciudad del Sol libanesa, amenazando su patrimonio romano

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Noemí Jabois

Baalbek (Líbano), 1 nov (EFE).- Conocida como la Ciudad del Sol, la histórica Baalbek, en el este del Líbano, recibió esta semana su primera orden de evacuación total por parte de Israel, que ha intensificado sus bombardeos contra la zona, amenazando unos de los vestigios romanos mejor conservados del mundo.

La localidad, anidada en lo profundo del Valle de la Bekaa, es conocida por albergar un imponente complejo de ruinas grecorromanas declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, que por ahora han logrado salir indemnes de los ataques israelíes de los últimos días contra Baalbek y sus alrededores.

La semana pasada, un bombardeo cayó a unos pocos cientos de metros del Templo de Júpiter, el de Baco y el resto de componentes de este complejo religioso, alcanzando varios inmuebles hoy reducidos a escombros, según pudo constatar EFE.

La Unesco considera estos vestigios como «uno de los testimonios más impresionantes del periodo romano durante su apogeo» y destaca su «excelente valor artístico», ya que además incluyen uno de los templos más grandes jamás construidos por el Imperio Romano.

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Primera evacuación

El pasado miércoles, el Ejército israelí emitió una orden de evacuación para toda la ciudad de Baalbek y para dos aldeas cercanas del distrito homónimo, y procedió posteriormente a bombardearlas, dejando un total de 19 muertos en los diferentes puntos, según datos oficiales.

Fue el primer aviso de este tipo para la ciudad en casi un mes y medio de ofensiva aérea israelí, y ayer, tan solo un día después, volvió a ordenarse su evacuación.

Miles de personas huyeron el miércoles de Baalbek, capital de un distrito con más de 200.000 habitantes. Algunas de ellas buscaron refugio en los vestigios grecorromanos, esperando que se libraran de las bombas israelíes por su condición histórica reconocida por la Unesco.

Sin embargo, Bachir Khodr, el gobernador de la provincia de Baalbek-Hermel, a la que pertenece, acudió enseguida a su cuenta de X para advertir a los ciudadanos allí resguardados de que las ruinas no eran «seguras» y para urgirles a que se movieran a otras áreas designadas por las autoridades.

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Dos días después de aquella primera evacuación masiva, muchos establecimientos permanecen cerrados en la localidad, que antes de romana ya fue fenicia y que siempre ha sido uno de los principales atractivos turístico del país, si no el principal.

Los enormes arcos de piedra se dejan apreciar desde el corazón de Baalbek, donde este jueves se puede ver un cierto número de transeúntes, vehículos y algún que otro restaurante abierto pese a que, ayer mismo, Khodr llamó a los residentes a no regresar todavía a sus hogares dada la continuación del peligro.

A media mañana, resuena en las inmediaciones del complejo histórico el eco de un bombardeo que ha caído a un par de kilómetros de distancia, en algún otro punto del distrito.

También áreas cercanas

Aunque hasta ahora Baalbek no había recibido ninguna orden masiva de evacuación, diversas áreas a escasos kilómetros de la ciudad han sido objetivo de repetidos ataques israelíes a lo largo de este año y continúan siéndolo estos días, en medio de la escalada más reciente.

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Ayer mismo, las bombas israelíes alcanzaron un inmueble en la cercana aldea de Douris, donde el impacto causó también graves daños a la vivienda adyacente, ahora inclinada y humeante bastantes horas después.

El vecino Yousef Diab vive un poco más adelante en el mismo camino y asegura que el ataque causó la muerte de una mujer, así como heridas a varios niños. Los inmuebles destruidos pertenecían a primos suyos, según afirma.

«Esta es la casa de mis primos y el otro edificio es de mis otros dos primos. Estábamos durmiendo y había menores que estaban dormidos dentro, junto a toda la familia», relató en declaraciones a EFE, frente a un vehículo calcinado en medio de las ruinas de las viviendas.

«Hicieron un cinturón de fuego desde el área de Maane hasta Douris, pero nosotros decimos que las piedras se pueden reponer y, sobre los mártires, que Dios tenga piedad de ellos», concluyó Diab.

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