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Juan Carlos I dijo a Bush que Zapatero “se equivocó” por su actitud “antiestadounidense”

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Vista este martes, del libro "Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d´Espagne" (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España), en París. El rey emérito Juan Carlos I defiende la democracia como la "herencia" que dejó a España durante su reinado en su libro de memorias, que se publicará el 5 de noviembre en Francia, y en el que expresa su deseo de renovar una relación "armoniosa" con su hijo, Felipe VI, y sobre todo de regresar a su "hogar" tras cinco años de exilio en Abu Dabi. "Espero sobre todo, durante mi vida, tener una jubilación tranquila, renovar una relación armoniosa con mi hijo y, sobre todo, regresar a España, a mi hogar", expresa el monarca en su libro, editado por Stock y algunos de cuyos extractos publica hoy en exclusiva el semanario Le Point y también desvela, en una entrevista, la revista semanal del diario Le Figaro. EFE/ Edgar Sapiña Manchado

París, 4 nov (EFE).- “Nada podrá borrar nunca mis profundos sentimientos hacia mi esposa Sofi, mi reina”, asegura el rey emérito Juan Carlos I en sus memorias, incluso a pesar de “algunos deslices” y de que sus caminos se hayan separado desde su marcha a Abu Dabi.

Vista este martes, del libro "Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d´Espagne" (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España), en París. El rey emérito Juan Carlos I defiende la democracia como la "herencia" que dejó a España durante su reinado en su libro de memorias, que se publicará el 5 de noviembre en Francia, y en el que expresa su deseo de renovar una relación "armoniosa" con su hijo, Felipe VI, y sobre todo de regresar a su "hogar" tras cinco años de exilio en Abu Dabi. "Espero sobre todo, durante mi vida, tener una jubilación tranquila, renovar una relación armoniosa con mi hijo y, sobre todo, regresar a España, a mi hogar", expresa el monarca en su libro, editado por Stock y algunos de cuyos extractos publica hoy en exclusiva el semanario Le Point y también desvela, en una entrevista, la revista semanal del diario Le Figaro. EFE/ Edgar Sapiña Manchado

“Sigo muy unido a mi mujer, que conserva toda mi admiración y mi afecto. No hay nadie igual a ella en mi vida y así seguirá siendo, aunque nuestros caminos se hayan separado desde mi marcha de España”, afirma en el libro, que publica este miércoles en Francia la editorial Stock, antes de su aparición en España.

Juan Carlos de Borbón, que la denomina cariñosamente Sofi, la describe como una reina remarcable e irreemplazable, así como una mujer excepcional que encarna “la nobleza de alma”.

“España no podría haber tenido una reina más dedicada e irreprochable”, destaca.

Él más espontáneo y ella más metódica, sus personalidades eran complementarias, dice, y tenían intereses diferentes, como la actividad deportiva en su caso y la música clásica en el de ella. Pero aún así compartían el mismo “sentido del deber” por la Corona y la dedicación a sus hijos.

“Hice todo lo posible, a pesar de mis torpezas, por velar por su bienestar y comodidad”, cuenta también sobre la monarca, de la que asegura que tendrá un lugar “bien merecido” en la historia de España, como el que ocupa en su vida: “El más alto”.

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Reconoce que una relación de sesenta años conlleva evidentemente “altos y bajos”, “alegrías y penas”, “fases de acercamiento y de alejamiento”, pero su ausencia en Abu Dabi asegura que le pesa.

En ella tuvo a una compañera “comprensiva y solidaria” y tuvieron también momentos de gran felicidad.

“A pesar de mis ausencias y gracias a mi mujer, espero haber creado un hogar seguro y agradable”, razona, ya que él no lo tuvo durante su infancia.

Y asegura que es extraño pronunciar esas palabras ahora que ya no es “bienvenido” en su casa, porque él intentó dar a sus allegados una estabilidad y un sentido de pertenencia.

“Quizás lo logré para ellos -explica-, el futuro lo dirá, pero fracasé para mí. Finalmente mi naturaleza nómada me alcanzó”.

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Estas palabras sobre la reina emérita Sofía y su familia pertenecen al capítulo de sus memorias, tituladas ‘Reconciliación’, en el que Juan Carlos repasa los momentos en los que su vida privada dejó de ser privada, pero también hay un epígrafe dedicado a cómo empezaron su noviazgo y se casaron.

Fue después de que el dictador Francisco Franco le dijera, con 23 años, que era hora de dejar de “tontear” y empezar a pensar en casarse.

Conoció a Sofía en 1954, durante un crucero por las islas griegas, pero la relación no arrancaría verdaderamente hasta comienzos de los sesenta, cuando coincidieron en Londres en la boda de los duques de Kent.

Encontró en Sofía a una joven “radiante y cultivada” con la que enseguida congenió, a pesar de las barreras lingüísticas, y se sintió deslumbrado por sus “numerosas cualidades”, como “su generosidad, su dedicación, su humor”.

“Sofi es desde entonces no solo una gran reina, sino una esposa incomparable y una madre muy dedicada. Es una mujer admirable y leal a la que debo enormemente”, sostiene.

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