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La COP29, marcada desde su inicio por las ausencias y las dudas sobre la ambición de EEUU

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Madrid, 11 nov (EFE).- Las grandes tecnológicas «alimentan activamente» la crisis climática al permitir que petroleras y actores de la desinformación «difundan mentiras y socaven la acción por el clima», denuncia la Coalición de Acción Climática Contra la Desinformación, para quien estas no han logrado proteger al público.

Esta es una de las conclusiones del informe ‘Clima extremo, contenido extremo’ elaborado por esta coalición mundial (CAAD, por sus siglas en inglés) de más de 50 organizaciones climáticas y de lucha contra la desinformación. En él se analizan casos de X, YouTube, TikTok o Meta (matriz de Instagram y Facebook).

El documento, que pide regulaciones más estrictas o prohibir la publicidad de combustibles fósiles, expone cómo las empresas de redes sociales no han sabido proteger al público de los ‘superdifusores’ de falsas narrativas sobre energías renovables, vehículos eléctricos, incendios forestales o huracanes.

Son las mismas empresas, advierte la CAAD, que han recibido millones de las grandes petroleras para publicar anuncios propagandísticos sobre combustibles fósiles que «refuerzan la demanda de actividades que alteran el clima».

Sólo Meta, afirma el estudio, se ha embolsado al menos 17,6 millones de dólares de empresas de combustibles fósiles en el último año, lo que les ha permitido difundir propaganda perjudicial para el clima a más de 700 millones de usuarios.

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La desinformación causa daños directos

El informe menciona asimismo que en el transcurso de 2024 múltiples fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo tuvieron dos cosas en común: «El cambio climático los agravó y la respuesta pública se vio obstaculizada por la difusión de contenidos falsos en internet».

Como ejemplo de esto menciona el caso de TikTok y los recientes huracanes Helene y Milton. Las conspiraciones, dice el documento, se extendieron rápidamente después de que tocaran tierra en Estados Unidos.

El contenido popular afirmaba falsamente que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) estaba reteniendo ayuda, confiscando suministros o impidiendo que los residentes abandonaran las áreas afectadas.

Las acusaciones se extendieron tanto que autoridades, funcionarios y medios de comunicación se vieron obligados a emitir verificaciones para evitar que las amenazas de violencia aumentaran y pusieran en peligro a aquellos que estaban en primera línea, relata el informe.

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Otro de los mensaje de gran repercusión fue que los huracanes fueron diseñados con el objetivo de devastar Carolina del Norte y limpiar la tierra para una operación de extracción de litio. Solo un vídeo que amplificaba esta conspiración obtuvo más de 1,8 millones de visitas.

«La desinformación en torno a fenómenos meteorológicos extremos está causando daños directos, desde obstaculizar las respuestas de emergencia hasta incitar a la violencia contra los trabajadores humanitarios», concluye la coalición, para la que «la amenaza de dejar que la desinformación se extienda sin control es innegable».

Actuar con rapidez

Para frenar esta situación, la CAAD apela por prohibir la publicidad de combustibles fósiles. Insta a las empresas de medios sociales, relaciones públicas y publicidad a que dejen de beneficiarse de las industrias que provocan la crisis climática, al igual que muchos países prohibieron la publicidad del tabaco.

Esto incluye rechazar nuevos clientes de combustibles fósiles y eliminar gradualmente los existentes.

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«Mientras el mundo se reúne para intentar cumplir la promesa del Acuerdo de París, la industria de los combustibles fósiles contamina el ecosistema de la información para enturbiar nuestras mentes», lamenta Sean Buchan, coordinador de la Unidad de Inteligencia de la CAAD, para quien «es imperativo prohibir los anuncios de combustibles fósiles para proteger la salud pública y acelerar la acción climática».

Además, la coalición solicita regulaciones más estrictas. Las plataformas deben rendir cuentas por los contenidos nocivos que permiten difundir, aplicando medidas contundentes para frenar el alcance de la desinformación y proteger al público.

Y una mayor transparencia. Las tecnológicas deben proporcionar a los investigadores un mayor acceso a datos y perspectivas que permitan una comprensión global de la magnitud y el impacto de la desinformación climática.

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