La debilidad económica alemana y la inestabilidad de Francia lastran a la economía europea

Berlín/París, 23 dic (EFE).- El ejercicio 2025 ha confirmado la debilidad de las dos locomotoras económicas europeas, aunque los síntomas son distintos: mientras Alemania trata de dejar atrás dos años de recesión con un plan de inversión en infraestructuras y defensa, Francia intenta superar la inestabilidad política, que dificulta la toma de decisiones en temas clave.

Pese a la falta de empuje de Alemania y Francia, el Banco Central Europeo (BCE) ha elevado en dos décimas su previsión de crecimiento de la eurozona para este año (1,4 %) y el próximo (1,2 %).

Tras dos años de recesión y a falta de que se conozcan los datos oficiales del cuarto trimestre, los principales institutos de estudios económicos y el Gobierno alemán esperan que el año se cierre con un crecimiento mínimo, de entre el 0,1 % y el 0,2 %, y que el repunte sea superior en 2026 y 2027.

Sin embargo, recalcan que este repunte no responderá a una dinámica propia de la economía sino a los estímulos derivados del fondo especial de 500.000 millones de euros para inversiones en infraestructuras y por el aumento del gasto en defensa.

El Instituto IFO de Múnich advierte de que las inversiones sólo darán un impulso coyuntural que no tendrá efecto a largo plazo porque no aumentará el potencial de productividad.

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IFO cree que las exportaciones seguirán lastradas por la política arancelaria de EE.UU. y alerta de que, en el sector industrial, las empresas alemanas se están adaptando con lentitud y elevados costes a los cambios estructurales (descarbonización y digitalización).

El Instituto de Estudios Económicos de Berlín (DIW) recalca que la política fiscal expansiva del actual Gobierno sólo encubre los problemas estructurales de la economía, pero no los resuelve.

El Instituto de la Economía Mundial (IfW) de Kiel menciona entre los problemas estructurales la falta de reformas en los sistemas sociales, el exceso de burocracia y el retraso de Alemania en campos como la Inteligencia Artificial (IA).

Las previsiones de crecimiento para 2026 oscilan entre el 0,8 % y el 1,4 %.

En el caso de Francia, el principal problema es la inestabilidad política, que dificulta atacar la mayor amenaza, el déficit público, que puede agravar la ya elevada deuda.

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El Gobierno francés asume que no dispondrá de un presupuesto para 2026 antes de que acabe el año y se encamina a una prórroga de al menos un mes.

Las previsibles negociaciones entre los grupos políticos pueden traducirse en concesiones y, por consiguiente, agravar el gasto.

Si el proyecto inicial del Ejecutivo incluía importantes recortes para dejar el déficit el 4,7 %, antes incluso de iniciar las negociaciones, el primer ministro, Sébastién Lecornu, ya aseguró que se conformaba con que estuviera por debajo del 5 %. Su última propuesta, rechazada por los legisladores, lo colocaba en el 5,3 %.

Mientras que la izquierda apremia a incrementar los impuestos a los más ricos, la derecha apuesta por reducir el gasto, un panorama difícil de conciliar en un contexto en el que el país afronta en marzo unas elecciones municipales que servirán para tomar el pulso político del país.

Francia se ha comprometido con Bruselas a una progresiva reducción del déficit público para situarlo por debajo del 3 % en 2009 y frenar así la sangría de la deuda, que en el tercer trimestre se situó en el 117,4 % del PIB, frente al 115,7 del trimestre anterior, lo que eleva el pago de los intereses a 65.000 millones, casi el presupuesto del país en defensa.

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A ese ritmo, los intereses superarán los 100.000 millones de euros en 2029, muy por encima de la partida de Educación, la más cuantiosa del presupuesto.

Pese a esas sombras, los indicadores económicos de Francia son mejores de lo que se esperaba en verano. La dimisión de dos primeros ministros en pocos meses ha pesado menos de lo previsto en la actividad económica.

El Instituto Nacional de Estadística de Francia mejoró una décima su previsión de crecimiento del PIB para este año, hasta el 0,9 %, y lo situó por encima del 1 % en 2026. EFE

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