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Crimen y Justicia

La defensa de Pelicot expone el rostro humano del violador confeso en su alegato final

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La abogada Beatrice Zavarro, que representa a la principal acusado Dominique Pelicot, sale del tribunal penal en Aviñón, Francia, el 27 de noviembre de 2024. Dominique Pelicot es acusado de drogar y violar a su entonces esposa, Gisele Pelicot. También se le acusa de invitar a docenas de hombres a violarla mientras estaba inconsciente en su casa en Mazan, Francia, entre 2011 y 2020. Cincuenta hombres más están enfrentando juicio por su supuesta implicación. Dominique Pelicot podría enfrentar una pena máxima de 20 años de prisión si es condenado. Francia EFE/EPA/YOAN VALAT

Edgar Sapiña Manchado

Aviñón, 27 nov (EFE).- Béatrice Zavarro, abogada del violador confeso Dominique Pelicot no buscó en su alegato final la absolución de su cliente, para el que la Fiscalía pide la pena máxima de 20 años de cárcel, pero quiso desvelar al humano que se esconde tras el personaje de «monstruo» que, dijo, ha emergido en el proceso.

Zavarro empezó su defensa desde su pupitre, al fondo a la izquierda de la sala del tribunal penal de Aviñón (sureste de Francia) donde tiene lugar este macrojuicio histórico contra 51 acusados de agresión sexual y violación bajo sumisión química a Gisèle Pelicot.

Como desde el inicio del juicio, estaba al lado de su cliente, de 72 años, que durante el procedo calificó a la letrada como la única persona que le queda en la vida.

Enseguida cambió de lugar. Se acercó a paso tranquilo y decidido hasta el estrado, para desarrollar su argumentario. Su madre vino para escucharla. La sala donde el público ve el juicio a través de una pantalla, estaba repleta.

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«Usted y yo contra el mundo», empezó Zavarro mirando a su cliente, que recordó que el azar hizo que este miércoles Dominique Pelicot cumpliera 72 años, como ella también sopló las velas el 2 de septiembre, primer día del juicio.

Fue entonces cuando la abogada empezó a describir a su cliente como un hombre «sincero» marcado por tres eventos traumáticos en su infancia: una violación sufrida a los nueve años por parte de un enfermero; una violación a una chica de la que le hicieron partícipe cuando tenía 14 años, y el hecho de ver a su madre sodomizada por su padre.

«No nacemos perversos, nos convertimos», explicó Zavarro, que afirmó que el «peor enemigo» de su cliente fue él mismo, una persona con una dualidad irreconciliable: buen padre y marido durante el día, como reconocieron sus hijos y su exmujer y víctima, Gisèle Pelicot, y un violador narcisita, egocéntrico y con múltiples desviaciones sexuales que quiso satisfacer «sin límite», como describieron los expertos psiquiatras.

En ningún momento del alegato Zavarro trató de exculpar de responsabilidad a Dominique Pelicot. Ni tampoco evitó reconocer la condición de víctima de Gisèle Pelicot, convertida en un icono feminista mundial, tras dar la cara «para que la vergüenza cambie de bando».

El «camino criminal»

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«A partir de 2011 hay dos seres que evolucionan juntos de forma distinta: Gisèle Pelicot se consagra a su actividad de abuela y se aleja de aquella de esposa, mientras Dominique Pelicot se nutre de sus perversiones y sucumbe a ellas. Es entonces cuando empieza su camino criminal», narró su abogada.

Ese «camino criminal» se prolongó hasta septiembre de 2020, cuando es descubierto por un agente de seguridad de un supermercado en Carpentras mientras grababa bajo las faldas de clientas.

La investigación de aquel suceso destapó 200 relaciones sexuales no consentidas a Gisèle Pelicot y 20.000 fotos y vídeos de todas ellas que han supuesto la prueba clave para juzgar a los acusados.

El violador confeso agradeció entonces su detención, porque no podía parar, como admitió. Su abogada esbozó la hipótesis de que incluso él mismo la provocara.

Zavarro defendió que Dominique Pelicot no era un mentiroso, un manipulador o un «mandón», como alegaron otros acusados de violación y sus abogados. «Ha pedido perdón mil veces», añadió.

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«Pelicot no es responsable de la actitud del resto, la puerta (del dormitorio donde se cometían las violaciones) no estaba cerrada con llave», desgranó la abogada, en un discurso tranquilo y fluido, mientras las hojas con sus notas se iban acumulando a su izquierda, a medida que avanzaba su discurso.

«Sin las redes sociales Dominique Pelicot no existiría», sentenció Zavarro, que recordó que fue a través de internet como contactó a las decenas de hombres que acudieron al lecho de su esposa, completamente insconsciente por las altas dosis de ansiolíticos que le administraba a escondidas el violador confeso.

Mientras la abogada desgranaba su alegato, Dominique Pelicot lloraba sin parar. Zavarro se dirigió también a los hijos de su cliente, esta vez ausentes en el juicio: «Guarden al primer Dominique, olviden al que yo defiendo».

Terminado su alegato, Zavarro reconoció sentirse «vacía». «Dije lo que tenía que decir sobre él y quise explicar a este hombre rindiendo homenaje a esta mujer. Creo que la señora Pelicot debía ser reconocida como víctima, una situación que no eligió», declaró a la prensa. EFE

esm/lmpg/ad

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