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La inauguración del Gran Museo Egipcio topa con un nuevo obstáculo: la invasión de Líbano

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El Cairo, 1 oct (EFE).- El recrudecimiento de la guerra con la invasión israelí del Líbano es el último obstáculo que ha encontrado en su camino el Gran Museo Egipcio (GEM) de El Cairo, un faraónico proyecto que «ya está totalmente acabado», pero que el Gobierno egipcio no quiere inaugurar hasta que «la situación geopolítica sea adecuada».

La gerente del museo que albergará el tesoro completo de Tutankamon, Merette Elsayed, aseguró a EFE que los 500.000 metros cuadrados del grandioso edificio situado en la meseta de Giza ya están preparados para recibir hasta 15.000 personas diarias y casi la totalidad de las 20.000 piezas que se mostrarán están colocadas en su lugar de exhibición.

Pero el Gobierno egipcio quiere inaugurar por todo lo alto el museo más grande del mundo dedicado a una única civilización y tiene dificultades para encontrar fecha para una celebración tan señalada.

Más de 20 años construyendo ‘la cuarta pirámide’ de Giza

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Lo llaman la cuarta pirámide de Giza porque el proceso de construcción de este museo situado muy cerca de la milenaria necrópolis ha sido muy largo.

La primera piedra la puso el expresidente egipcio Hosni Mubarak en 2002 y desde entonces inauguración se ha ido retrasando varias veces, primero por las revueltas de la Primavera Árabe y después por la pandemia.

Los guerra de Gaza frenó la entrada de turistas en Egipto durante el pasado otoño y dejó la apertura en el aire. El recrudecimiento del conflicto con la invasión de Líbano confirmó que la zona no está para celebraciones.

Aunque la guerra no afecta directamente a Egipto, sino a países fronterizos, Merette Elsayed reconoce que la situación actual dista de ser «el momento adecuado» que el Gobierno egipcio está buscando.

«¿Cual es el momento adecuado en esta región del Planeta?», se pregunta la gerente, que añade que «esto no es Suiza» y que «es posible que el momento adecuado nunca llegue».

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A la gerente le gustaría abrir este mismo mes de octubre y que cree que se podría hacer si se renunciara a la anunciada gran fiesta de inauguración que considera innecesaria, pero está decisión no está en sus manos, así que, de momento, aplica el plan B: la apertura gradual.

Ramses II ya recibe pero Tuthankamon sigue esperando

En estos momentos, el público ya puede entrar en el distribuidor central, donde es recibido por una impresionante estatua de Ramsés II de 12 metros de altura y una antigüedad de 3.200 años.

La visita vale la pena porque el edificio de Heneghan Peng Architects es espectacular, con un gran escalinata jalonada de sarcófagos y esculturas que lleva a un inmenso ventanal con una vista privilegiada de las cercanas pirámides de Giza.

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Las salas a las que lleva esta escalera están cerradas, pero la apertura gradual que lleva a cabo el Museo prevé una segunda fase en la que abrirán buena parte de ellas y se mostrarán al público 15.000 piezas de gran valor.

Pero la joya de la corona, las más de 5.000 piezas que conforman el tesoro completo de Tutankamon, no se podrán ver juntas hasta que se inaugure oficialmente el GEM, un retraso que la gerente lamenta porque «hay gente que está aplazando su viaje a Egipto esperando este momento».

Un museo de mil millones de dólares

La inversión realizada hasta ahora para levantar este museo es de más de mil millones de dólares y sus gestores necesitan empezar a rentabilizarlo.

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La entrada costará al público extranjero unos 30 dólares, según Merette Elsayed, una cifra «en la línea de otros grandes museos y muy razonable si se tiene en cuenta lo que ofrece».

El GEM tiene capacidad para recibir 15.000 visitantes al día y la gerente espera que atraiga 5 millones de personas al año.

El Gobierno egipcio también espera que el Gran Muso Egipcio ayude a incrementar el número de pernoctaciones en El Cairo, una ciudad muy atractiva pero que de momento solo tiene visitantes de paso hacia Luxor o otros centros de interés, que se detienen un día en la capital para ver las pirámides de Giza.

Todo un castillo de naipes de expectativas sobre el que sopla una y otra vez la inestable realidad de la región.EFE

Rosa Díaz

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