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Liliana Concha se fue con la bendición de su madre

Se unió a su hijo Mauricio, a sus nietos y a su bisnieta en el dolor del último adiós

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Durham, N.C., 5 de febrero de 2024- “Si no le doy la última bendición de mi hija, yo me muero”, había dicho entre lágrimas la señora Alba Omaira Pérez a La Conexión USA, pocos días antes de que la embajada de Estados Unidos en Bogotá, Colombia, decidiera aprobar su visa humanitaria.

Esta es la madre de la empresaria colombiana Liliana Concha, asesinada el pasado 9 de enero por su expareja, Gerardo Obando Villalobos.

En medio de un profundo dolor, doña Alba logró colocar sus manos sobre el féretro de su hija, en Durham, Carolina del Norte, durante la misa de despedida, celebrada el pasado sábado 3 de febrero, a la 1p.m., en la iglesia Inmaculada Concepción, localizada en el 810 W Chapel Hill St. Le echó agua bendita y lloró sin consuelo.

También pudo colocar sus manos y sabias palabras sobre los corazones de su hijo Mauricio Concha y los hijos de Liliana, Jonathan y Nataly, a quienes les transmitió el poder del perdón y la resignación.

No pudo hacer lo mismo de manera física con Juan y David, sus otros hijos, porque no alcanzó a verlos. Ellos vinieron pocos días después de la muerte de Liliana y tuvieron que regresar a Europa, donde viven.

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Doña Alba llegó el sábado, alrededor de las 11 a.m., al aeropuerto RDU para abrazar a su familia en pesadumbre y dirigirse a la iglesia.

Por este motivo, no pudo llegar el viernes 2 febrero, cuando la comunidad despidió a Liliana en la sala velatoria Hall-Wynne, ubicada en el 1113 W Main St, de Durham. Ese día le estaban entregando el pasaporte con su visa humanitaria estampada. 

El padre Gonzalo Mazarrasa ofició la misa y emitió palabras de consuelo a los miembros de esta familia, reflexionando sobre la vida y la esperanza.

“En las aguas del bautismo, Liliana murió con Cristo y con Él resucitó a una nueva vida. Y ella ahora participa con Cristo de la Gloria Eterna. Que Dios la acoja en la plenitud de su amor y la lleve a la vida eterna”, dijo al inicio de la ceremonia eclesiástica bilingüe.

El ataúd de Liliana Concha fue cubierto con un manto santo blanco que tenía una cruz púrpura, antes de ser trasladado frente al altar.

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“Gracias por estar aquí para celebrar la vida de nuestra querida Liliana y demostrar solidaridad a su familia en este momento tan difícil”, acotó después de bendecir el féretro.

 

Palabras de hijos

Luego de las lecturas y la solemnidad del salmo responsorial cantado, Jonathan, el hijo mnayor de Liliana, emitió unas sentidas palabras.

“Esta comunidad está lista para luchar por la gente de mi madre y cumplir sus sueños. El legado de mi madre nunca morirá porque dejó gallardía, ternura y amor. Mami, tú siempre serán mi jardín en la oscuridad, tu sonrisa siempre me mantendrá cálido en las noches frías y tu amor estará por generaciones en mi familia”, dijo.

Nataly, la hija menor de Liliana, agradeció el cariño de la gente y el acompañamiento de quienes honran su memoria.

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“Esto ha sido una ayuda tremenda. Es duro ser gentil y confiar, pero nosotros lo haremos. Mi mamá ayudaba a muchas personas a perseguir sus sueños. Ella sentía tanto amor por tanta gente, que ahora ese amor está retornando a nosotros en forma de esperanza”, comentó con voz entrecortada.
La esposa de Jonathan y madre de la nieta de Liliana recordó la gran cantidad de títulos cariñosos que tenía. 

“Me siento honrada de ser parte de esta familia y haré mi mejor esfuerzo por mantener encendida una luz en los corazones de todos”, dijo.

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