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Los ibis eremitas repiten la hazaña de volar 2.800 kilómetros tras sus «madres» humanas

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Treinta y seis ibis eremitas han recorrido 2.800 kilómetros tras dos "madres" humanas que vuelan en ultraligero hasta llegar a Medina Sidonia, en Cádiz, repitiendo así la "hazaña" que el año pasado hizo otra bandada de la misma especie. EFE/Junta de Andalucía //SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)//

Cádiz (España), 2 oct (EFE).- Treinta y seis ibis eremitas han recorrido 2.800 kilómetros tras dos «madres» humanas que vuelan en ultraligero hasta llegar a Medina Sidonia, en Cádiz, en el sur de España, repitiendo así la «hazaña» que el año pasado hizo otra bandada de la misma especie.

Con estas migraciones los ibis eremitas, una especie que estuvo al borde de la extinción, cumplen por segundo año consecutivo una migración entre el norte de Europa y el sur de España que no se hacía desde hacía cuatro últimos siglos y que, según los expertos, acerca al reto de que dentro de cuatro años se convierta en un viaje regular.

Volando desde Alemania

La consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Catalina García, ha recibido este miércoles en el aeródromo de Medina Sidonia a la bandada y a las dos cuidadoras que se han encargado, a bordo de sus ultraligeros, de guiar el viaje desde Alemania de estos 36 ejemplares de ibis eremita.

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Estos 36 ibis eremitas nacieron en el zoológico de Rosegg, en Carintia (Austria) y partieron el pasado 13 de agosto del campo de entrenamiento en Taching am See, un municipio de la Alta Baviera, Su destino final es el aviario de San Ambrosio de Barbate (Cádiz).

    Esta migración forma parte del «Proyecto Eremita», en el que la Junta de Andalucía y del Zoobotánico de Jerez -sur de España- trabajan desde 2004 para recuperar una especie que estaba al borde de la extinción -de la que sólo quedaba en el mundo una población en Marruecos-, y que ha logrado desde entonces consolidar en la provincia de Cádiz una población sedentaria de cerca de 300 individuos en la provincia y 37 parejas reproductoras.

 “Este regreso es un símbolo de la colaboración internacional y el esfuerzo sostenido que, a lo largo de 20 años, hemos llevado a cabo para asegurar la supervivencia del ibis eremita en nuestra tierra”, afirmó la consejera.

El reto de enseñar a migrar

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En Austria, el biólogo Johannes Fritz, de la organización Waldrappteam, empezó también hace quince años a trabajar por la recuperación de esta especie, como en Jerez, con la cría en cautividad de individuos, gracias a las donaciones de las poblaciones de Marruecos. Y se propuso el reto de que recuperaran la libertad y sus antiguas migraciones en bandadas.

Organizaron migraciones desde Austria, donde se crían, hasta la Toscana, donde pasaban los inviernos, hasta que en 2022, «Ingrid», uno de los ibis, se extravió y llegó por su cuenta a Cártama (Málaga).

Un año después. la migración se organizó hasta Cádiz y llegó con éxito, un viaje que este año han repetido

      Hoy han llegado a Medina Sidonia siguiendo, como el año pasado, a Helena Wehner y Bárbara Steininger, a las que los pájaros identifican como sus madres porque fue lo primero que vieron al nacer y quienes cada día, durante meses, los han alimentado y cuidado.

     Antes de emprender el vuelo les familiarizan con el ruido del ultraligero y con el amarillo que ellas vestirán en el viaje para que las reconozcan mejor. También las reconocen por sus voces, que asocian a la comida, y por ello durante el vuelo usan megáfonos y les hablan.

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      Volaban tras ellas, en sus parapentes, mientras por carretera un grupo en el que está Johannes Fritz, director del proyecto LIFE-NBI de la Unión Europea y piloto del paramotor, prepara el viaje y las escalas en tierra.

      Ahora en Cádiz, se encontrarán con la población gaditana, que es sedentaria y no migra.

      De cautividad al vuelo libre

    El proceso de conservación del ibis eremita ha implicado la liberación anual de aves nacidas en cautividad, provenientes de distintos zoológicos europeos de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) y pertenecientes al EEP (Programa Europeo de Especies en peligro).

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    Estas sueltas han permitido reforzar la población en libertad, que en Cádiz se ha asentado en los cortados rocosos de la Barca de Vejer y la torre de Castilnovo en Conil.

   Catalina García reseñó que, a pesar de los éxitos alcanzados, aún queda mucho trabajo por hacer: “Nuestra labor no termina aquí. La monitorización y protección de las colonias reproductoras es una tarea constante, y debemos estar atentos a las amenazas que enfrentan estas aves, como la electrocución en tendidos eléctricos, la pérdida de hábitat o la caza ilegal”.

Los expertos prevén que para el 2028 se consolide la migración regular de ibis entre Europa y Andalucía, lo que contribuirá aún más a la estabilización de la especie.

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