Conecte con nosotros

Clima y desastres

Los niños perdidos de la avalancha de Armero, 40 años sin verdad ni consuelo

Publicado

en

Martha Lucía López sostiene una foto de su hijo Sergio Melendro, durante una entrevista con EFE el 19 de octubre de 2025 en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Bogotá, 11 nov (EFE).- El abrazo que Martha Lucía López guarda para su hijo lleva cuatro décadas esperando. No sabe si Sergio sigue vivo, pero cada día alimenta la esperanza de que el niño de cuatro años que perdió en la avalancha que sepultó a la localidad colombiana de Armero sea hoy, en algún rincón del mundo, un hombre con una vida feliz.

López no volvió a ser la misma desde noviembre de 1985, cuando la erupción del volcán Nevado del Ruiz borró del mapa ese próspero pueblo del departamento colombiano de Tolima. Murieron más de 23.000 de sus 25.000 habitantes y cientos de familias quedaron partidas en dos. Muchas aún buscan a los suyos.

“Sé que Sergio está en alguna parte”, asegura López a EFE, “solo le pido a Dios que esté bien y que me permita en algún momento volver a abrazarlo y decirle que nunca lo abandoné”.

Nadie sabe cuántos niños -hoy mayores de 40 años- sobrevivieron a la tragedia de Armero y terminaron con otros nombres en hogares ajenos, en Colombia o en el extranjero. Iniciativas ciudadanas contabilizan más de 500 casos y denuncian adopciones irregulares o exprés, algo que el Estado siempre ha negado, escudado en la falta de información.

El 13 de noviembre 

Anuncio
Martha Lucía López madre de Sergio Melendro, desaparecido en la avalancha ocurrida en el municipio de Armero, habla durante una entrevista con EFE el 19 de octubre de 2025 en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Hace cuarenta años, López tenía 27. Vivía en Armero con Sergio y su pareja, y trabajaba en una hacienda de flores.

El 13 de noviembre, al caer la tarde llovía, recuerda López, y en las noticias advirtieron que el volcán estaba por hacer erupción. Bañó al niño, rezaron y fueron a dormir.

Ya era noche cerrada y el ruido de lo que parecía lluvia golpeando el techo era ensordecedor. López y su marido decidieron ir donde los bomberos para averiguar qué pasaba.

Dejaron a Sergio durmiendo con la empleada y, al salir, descubrieron que del cielo no caía lluvia sino “ceniza como arena”. Los bomberos los mandaron de vuelta a casa, pero nunca pudieron regresar.

El lodo lo cubrió todo. “Me quedé bloqueada, como una marioneta”, cuenta López, “el agua empezó a subir y estallaban cosas como cilindros de gas explotando”.

Pasaron la noche sobre un techo, a dos calles de su casa. Al amanecer, su vivienda era solo ruinas. De Sergio y la niñera no encontraron rastro.

Anuncio

Buscando a Sergio 

Martha Lucía López madre de Sergio Melendro, desaparecido en la avalancha ocurrida en el municipio de Armero, habla durante una entrevista con EFE el 19 de octubre de 2025 en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Toda la familia se volcó a buscar a Sergio. Recorrieron hospitales, albergues y acudieron a medios. Un médico aseguró haberlo atendido por una herida leve en un brazo.

Meses después, una hermana de López recibió una llamada del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Le pidieron fotos y ropa para recoger al niño, pero al llegar no la dejaron entrar.

Años más tarde, una amiga de López que trabajaba en una tienda en Nueva Orleans (EE.UU.), conoció a un cliente cuyo hermano había adoptado a un niño sobreviviente de Armero. Le mostró una foto del pequeño, que vivía en Italia, y la amiga lo reconoció: era Sergio.

Pero no había registros, “no había absolutamente nada” para seguir el rastro, dice López: “Se llevaron a los niños y hay mucha gente que aún tendrá guardado el secreto”.

Armando Armero 

Anuncio

La fundación Armando Armero tiene registradas cerca de 580 familias que, como la de López, siguen buscando a sus hijos o viceversa. Algunos viven en Canadá, Suecia, España y Estados Unidos. Hay padres que aseguran haberlos visto salir vivos en noticieros. Otros supieron que sobrevivieron por testigos o rescatistas.

Seguir esos rastros se volvió en el “proyecto de vida” del fundador de Armando Armero, Francisco González, un periodista cultural que pasó su niñez en el pueblo y lleva décadas reconstruyendo su memoria.

González no duda de que hubo negligencia y adopciones ilegales: niños que “se los llevaron extranjeros” y “muchos colombianos también que acogieron a esos niños de buena fe y después no los devolvieron”.

“La herida más grande que tiene Armero es el robo, la desaparición y las adopciones legales e ilegales que se llevaron a cabo”, dice González. “Un menor que haya sido adoptado a finales de 1985 o 1986 en cualquier parte del mundo puede ser de Armero”.

Genética y reencuentros

Anuncio

La tragedia desbordó al Estado, que entonces no tenía sistema de emergencias ni protocolos. En su libro ‘Armero 40 años 40 historias’, el periodista Mario Villalobos documenta fallas operativas, empezando por las órdenes de separar a los niños de sus padres. También revela que la ONU ofreció ayuda para monitorear el volcán, pero Colombia no respondió a tiempo.

En 1985, el país tampoco hacía pruebas de ADN, recuerda el genetista Juan José Yunis Londoño, director científico del laboratorio que ofrece análisis genéticos gratuitos a la fundación para cruzar muestras de sobrevivientes de Armero.

Hasta ahora han logrado cuatro reencuentros. Uno de un niño que vivía en Holanda con su familia adoptiva. Otro de dos hermanas, una en España y otra en Colombia.

López sueña con que su historia sea la próxima. Tardó muchos años en poder hablar de Sergio y, aunque rehizo su vida en Bogotá con sus otros dos hijos, recordarlo aún le aprieta el pecho.

Abrazada al único retrato que conserva de él, en blanco y negro, piensa que ojalá Sergio y todos los niños perdidos de Armero sepan que sus madres siguen esperándolos.

Anuncio

“Qué importa que sean 40 años”, dice, “estamos con el mismo amor y el mismo deseo de encontrarlos”.

Carla Samon Ros

0
0

Trending