Clima y desastres
Los tejados volaron con los vientos de Melissa en la ciudad colonial de Falmouth
Falmouth (Jamaica), 4 nov (EFE).- Los fuertes vientos del huracán Melissa golpearon la ciudad colonial de Falmouth, uno de los lugares Patrimonio Nacional de Jamaica, arrancando los techos de edificios históricos importantes como el Palacio de Justicia y la Iglesia de San Pedro.
Una larga hilera de postes eléctricos a punto de caer recibe a quienes entran a Falmouth y anuncian lo que desde el paso del huracán encontrarán los visitantes y residentes de la capital de la parroquia de Trelawny, un destino imprescindible para los amantes de la historia del Caribe.
“La hermosura de esta ciudad se ha ido para siempre”, dice con pesar Althea Amy Henderson, una taxista que trabaja trasladando turistas, frente a la estatua de la leyenda del atletismo jamaiquino Usain Bolt, originario de Falmouth.
La estatua, aún envuelta en los plásticos que le pusieron para protegerla del ciclón, se alza justo en el centro histórico. La figura recrea la icónica pose de Bolt, cuyo dedo índice apunta hacia donde antes de Melissa se encontraba el techo del Palacio de Justicia o Court House.
Y es que la velocidad de los vientos del ciclón fue tal que arrancó por completo el tejado de este edificio y de otros históricos de la ciudad, que fue fundada en 1769 y se convirtió en uno de los puertos más activos de la Jamaica colonial desde mediados del siglo XIX y hasta principios del XX.
“La primera ráfaga de viento duró como media hora y no causó grandes daños, pero luego llegó este viento fuerte y los techos volaron, las casas se derrumbaron, los árboles, todo tipo de escombros volando por todas partes”, explica a EFE el chef Stephen Edwards.
Falta de preparación para un huracán categoría 5

El restaurante de Edwards también resultó afectado por el huracán, que impactó en Jamaica como categoría 5, la máxima en la escala Saffir Simpson, y ha causado la muerte de al menos 32 personas y daños catastróficos en la isla.
“No sabíamos que iba a ser tan devastador, tan peligroso. Nos preparamos, pero no pudimos prepararnos lo suficiente para un huracán categoría 5”, asegura el chef.
El joven Sheldon Myers, cuya vivienda perdió por completo el techo, también reconoce a EFE una falta de preparación. Solo dos plachas de zinc han quedado colgando del tejado de la casa de Myers y se golpean entre si con la brisa.
“Es una catástrofe. Nos tomó por sorpresa porque no lo tomamos muy en serio. Y este es el resultado”, se lamenta el joven al señalar los destrozos que en su barrio provocó el huracán.
Justo frente a la residencia de Myers, una alta pila de tablas y ventanas evidencian lo que hasta hace una semana fue el hogar de su vecina. En las calles aledañas, varios postes del tendido eléctrico están caídos sobre muros o casas.
En el Trelawny Infirmary, un enorme recinto médico, decenas de planchas de zinc que fueron arrancadas de los techos permanecen esparcidas en el patio, donde también hay algunas sillas de ruedas dañadas y cubiertas de restos de palmeras.
La misma suerte corrió el hospital de la ciudad, cuyos enormes techados salieron volando arrastrados por Melissa y solo quedan a simple vista los esqueletos de madera.
Empezar de cero

Entre la destrucción, Edwards comenta que hay mucha gente sin hogar y herida, incontables negocios dañados, escuelas cerradas, etc… “Todo se perdió”, se lamenta.
“Tenemos escasez de comida, no hay luz ni agua. Hoy solo tenemos servicio telefónico, así que todos están usando sus teléfonos un rato. Eso es todo por ahora, como si todos estuvieran empezando de cero”, afirma el chef.
En el puerto, donde atracan los cruceros que trasladan a los turistas que llegan a conocer las playas de Montego Bay, un enorme armazón con un toldo azul bloquea el acceso al lugar y un gran contenedor permanece volcado.
Tardarán en volver los turistas a la colonial Falmouth y al resto de Jamaica.
Mientras trata de salvar algunas pertenencias de su hogar, Myers asegura que Melissa fue “un desastre enorme”, una situación que “nadie en este mundo querría experimentar”.
“Tenemos que agradecer que salimos con vida y que todavía estamos aquí, tratando de reconstruir”, dice el joven, que expresa su esperanza en que “las cosas mejoren”: “Día a día, lo superaremos”.
Orlando Barría
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