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Ciencia y Tecnología

Neuenschwander (ESA): “Queremos ir a la Luna para entenderla, no para poner una bandera”

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Impresión artística de la exploración europea en la Luna. El objetivo de la UE para la Luna es ver al primer astronauta europeo alunizar antes de 2030, proporcionar capacidad de alunizaje autónoma para el continente y prepararse para la exploración lunar sostenida en la década de 2030. Crédito: ESA–ATG

Redacción Ciencia, 20 nov (EFE).- El programa de aterrizaje lunar Argonaut demostrará que Europa tiene la capacidad y la tecnología necesarias para viajar a la Luna con autonomía, rapidez y seguridad pero, más allá de eso, el objetivo principal es científico: “No queremos ir solo para poner una bandera. Vamos porque queremos entenderla y descubrirla”.

Así lo ha asegurado este jueves el director de Exploración Humana y Robótica de la Agencia Espacial Europea (ESA), Daniel Neuenschwander, en una rueda de prensa on line desde el Centro Europeo de Astronautas (EAC) en Colonia, Alemania, en la que ha presentado al consorcio empresarial, liderado por Thales Alenia Space Italia, que se encargará de desarrollar el módulo de aterrizaje lunar.

El consorcio, integrado por Thales Alenia Space en Francia, OHB AG, Thales Alenia Space en el Reino Unido y Nammo Space (Reino Unido), ha sido elegido para diseñar, desarrollar y producir el Argonaut Lunar Descent Element, el modulo de transporte que dará a Europa acceso autónomo a la Luna.

“Somos el equipo europeo que lidera el desarrollo del elemento de descenso lunar Argonaut que, con el lanzador Ariane 64, nos asegurará como continente nuestro primer acceso autónomo a la Luna con una carga de 1.500 kilos de material que servirá para construir las primeras infraestructuras científicas en la superficie de la Luna”, ha dicho Neuenschwander.

Argonaut, incluido en la estrategia Explore2040 de la ESA, es un proyecto clave para la estrategia lunar europea y para apoyar futuras misiones robóticas y tripuladas europeas pero también, como parte del programa Artemis de la Nasa, desempeñará un papel fundamental en la colaboración internacional que “nos reportará beneficios”, ha asegurado.

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No obstante, el responsable de la ESA ha insistido en que el objetivo principal del viaje es ir a la Luna: “Todavía no la entendemos ni la hemos descubierto completamente”.

“Queremos ir a la Luna para avanzar en el conocimiento y porque tenemos objetivos científicos que importan. No queremos ir solo para poner una bandera, sino porque queremos entenderla, descubrirla”, ha subrayado.

Además, la misión, que tendrá muchos retos como aterrizar en el Polo Sur lunar, que “es una región poco explorada”, servirá para desplegar las capacidades europeas de exploración robótica y avanzar en el trabajo conjunto entre los robots y los astronautas, “y todo este desarrollo tecnológico se traducirá en mejoras para los ciudadanos europeos”.

“Pero el tercer motivo, es un hecho, es la dimensión geopolítica de la misión” porque aunque “no es el objetivo principal para Europa”, la Luna es un destino que hay que superar como parte del futuro de la exploración espacial. “Tenemos que tener nuestra propia capacidad para llegar allí”, ha insistido.

 

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La sonda Argonaut de la ESA representa el acceso autónomo y versátil de Europa a la Luna A partir de la próxima década, la nave espacial realizará misiones regulares a la Luna. Estas misiones podrían transportar infraestructuras, instrumentos científicos, vehículos exploradores, demostradores tecnológicos y recursos vitales para los astronautas en la superficie lunar, como alimentos, agua y aire. Crédito: ESA – K. Lochtenberg

El módulo lunar

El módulo de aterrizaje, de seis metros de altura y un diámetro de 4,5 metros, podrá transportar unos 1.500 kg de carga a la superficie lunar y está diseñado para aterrizar con una precisión de al menos 250 metros en el primer vuelo, ha detallado la líder de grupo de proyectos de la ESA, Sara Pastor.

Esta carga incluirá instrumentos científicos, demostradores tecnológicos y suministros esenciales para los astronautas como alimentos, agua y aire, así como vehículos exploradores, instrumentos científicos e infraestructuras para la comunicación y la generación de energía.

Se espera que la primera misión del Argonaut se lance en 2030 a bordo de un lanzador Ariane 64.

Y aunque el primer reto de la misión será aterrizar con éxito, después tendrá que sobrevivir a temperaturas nocturnas de hasta -150 ºC y a una noche lunar que dura 14 días -ha apuntado Neuenschwander-, algo que no sucedía en las misiones Apolo, que solo operaban durante el día lunar.

El Argonaut que tendrá una vida útil de cinco años en la superficie lunar servirá para establecer la presencia humana permanente en la Luna porque “queremos ir allí y quedarnos allí”, ha insistido el responsable de la ESA.

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 Neuenschwander también ha avanzado que aunque el aterrizador se diseñó en 2022, la reunión interministerial de la ESA que se celebrará la semana que viene en Alemania tendrá que decidir, entre otras cuestiones, los términos de la misión, la carga que llevará y presupuestar los primeros 600 millones de euros de los estados miembros para poner en marcha la misión.

Preguntado por las posibilidades de éxito del aterrizaje, Neuenschwander ha dicho que aunque su deseo es que sean “del 100%” pero “desde luego, el riesgo está ahí”. “En el pasado, otras misiones a la Luna han fallado, no somos los primeros pero también intentamos aprender de ellas para no repetir errores que se hayan hecho antes y que puedan hacer fracasar la misión”.

En la rueda de prensa también participaron los astronautas Mattias Maurer y Alexander Gerst -candidatos para viajar a la Luna- quienes valoraron el “diseño ingenioso” del Argonaut que “jugará un rol esencial” en la exploración espacial y proporcionará todo lo necesario para su labor.

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