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Clima y desastres

Ningún huracán había sido tan devastador como Helene

Muerte, desapariciones y destrucción dejó a su paso por el oeste de Carolina del Norte. La tormenta alteró la vida en todo el sureste de Estados Unidos

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Raleigh/Asheville, N.C., 30 de septiembre de 2024- El martes por la noche, las autoridades estatales habían confirmado el fallecimiento de al menos 46 personas en las zonas impactadas por la tormenta tropical Helene en Carolina del Norte: 40 en el condado de Buncombe (Asheville) y 6 en otras zonas del oeste.

Más de 150 muertes se atribuyeron a la tormenta en seis estados hasta la mañana del lunes, entre ellos Florida, Georgia, Tennessee, las Carolinas y Virginia, siendo Carolina del Norte el más afectado.

El gobernador Roy Cooper aseguró que la devastación causada por Helene ha marcado un trágico precedente en Carolina del Norte.

Unas 600 personas continúan desaparecidas y más de 400 agentes de la Guardia Nacional, con el apoyo de grupos de rescate de la Cruz Roja y muchas otras organizaciones, no han detenido la búsqueda. 

Cooper predijo que la cifra aumentaría a medida que los rescatistas y otros trabajadores de emergencia llegaran a áreas aisladas por carreteras colapsadas, infraestructura deficiente y amplias inundaciones.

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Las pérdidas materiales son incuantificables. Decenas de casas móviles fueron arrasadas. Las autoridades advirtieron que la reconstrucción tras la pérdida generalizada de hogares y propiedades sería prolongada y difícil. 

Autoridades estatales han informado que aún están siendo atendidas familias impactadas por el huracán Matthew, del 2017. Se estima que los tiempos de espera por soluciones de las familias que quedaron su casa y negocios, a causa del paso de Helene, superen los 10 años.

Muchas zonas siguen sin agua ni electricidad, por lo cual el acceso a internet es casi nulo.

En la mañana de este lunes, unos dos millones de clientes seguían sin servicio eléctrico en los cinco estados más afectados -menos de 500,000 en Carolina del Norte-, y las compañías han asegurado que el restablecimiento durará unos días, debido a que los tendidos eléctricos fueron derribados por árboles, escombros, casas y carros arrastrados por la ferocidad del huracán.

Las estaciones de servicio están limitadas para suministrar combustible, bien sea porque las vías están cerradas, o por la inexistencia de servicio eléctrico, necesario para activar los sistemas de cobro y para bombear la gasolina.
Muchas carreteras siguen intransitables en toda la zona, específicamente la I-40, la cual quedó totalmente bloqueada.

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Dos de las zonas más afectadas son Chimney Rock, en el condado de Rutherford, y las zonas a lo largo del río Swannanoa, en el condado de Buncombe, así como también el barrio de Biltmore Village de Asheville.

Las inundaciones habían alcanzado el metro de altura durante las lluvias del pasado viernes 27 de septiembre, pero no cesaron y con la agitación causada por vientos que corrían a una velocidad de 45 mph, las corrientes de agua alcanzaron una altura de más de dos metros, llevándose ferozmente todo a su paso.
La declaratoria de emergencia estatal fue emitida por el gobernador Cooper el 26 de septiembre, con la cual se activó la Guardia Nacional y el despliegue de Equipos de Aguas Rápidas.

El Presidente Joe Biden autorizó la Declaración Federal de Desastre Mayor, solicitada por el gobernador Cooper, tras la cual se proveyó ayuda federal inmediata a 25 condados del estado y a la Franja Este de Nativos Cherokee.

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