Productores bolivianos impulsan consumo diverso de alimentos del altiplano y la Amazonía

La Paz, 16 nov (EFE).- Los frutos amazónicos como asaí, copoazú y majo, junto a los cereales andinos como tarwi, cañahua y amaranto fueron este sábado los protagonistas de un festival en el que decenas de productores bolivianos alentaron el consumo diverso y tradicional de alimentos de manera sostenible.

El festival ‘Diversidad es vida – Voces y sabores del bosque’ se celebró en La Paz con el objetivo de «visibilizar» alternativas para promover un consumo de alimentos «frescos, locales y de temporada», explicó a EFE Ángela Guerra, integrante del comité organizador.

«Tenemos más de 100 productos, 40 estands de comida, entre productoras que tienen sus parcelas cercanas a La Paz, transformadoras que tienen tiendas de comercialización y restaurantes», agregó.

Guerra señaló que también la actividad se propuso «revalorizar los saberes locales, que a veces son dejados de lado» ante la promoción masiva de productos altamente procesados y que no siempre otorgan beneficios a la salud.

El evento fusionó aspectos culturales como interpretaciones musicales de agradecimiento a la tierra, consejos o instrucciones para una alimentación sana, además de la exposición de productos naturales, la preparación de platillos y postres con prácticas ecológicas.

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Los asistentes podían llevar su propios recipientes reutilizables para consumir algún platillo o postre, con la alternativa de un alquiler de cubiertos y platos que después cada usuario debía lavar y dejar en su lugar.

Altiplano y Amazonía juntos

María Eugenia Lagarreta es una emprendedora cuya principal actividad consiste en promover el consumo del tarwi, una leguminosa que se produce en la región occidental de Bolivia y que es considerado un alimento milenario propio de las culturas precolombinas.

Lagarreta dijo a EFE que este producto es muy versátil y además de altamente nutritivo, por lo que puede ser utilizado para la preparación de sopas, nachos, tortillas, alfajores, brownies, galletas con un sinfín de combinaciones y hasta ceviche.

«Tenemos una misión de compartir saberes, compartir sabores respecto a este alimento (sobre el tarwi) que acompañado de la cañahua, el amaranto o la quinua, pueden ser una respuesta a la mejor calidad de vida», mencionó.

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Otras de las propuestas fue la de Heydi Chávez, quien expuso su iniciativa de helados veganos con base en frutos amazónicos como asaí, copoazú, majo y palma real.

Chávez mencionó a EFE que su actividad se coloca en el centro de la cadena de consumo, entre los campesinos que ofrecen los frutos amazónicos o ingredientes como la leche de coco que sustituye a la animal, para concluir en un producto beneficioso para la salud.

La emprendedora señaló que su trabajo le permitió valorar y apoyar la labor de las comunidades del norte del país, puesto que algunos frutos se recolectan de palmas muy altas, y que además las distancias hacen que sea difícil promocionarlos en las ciudades.

La organización del evento destacó que el festival trató también de mostrar la relación entre una alimentación diversa y el rol de los bosques que son una «fuente de equilibrio natural».

«Tenemos que saber qué hacer y decidir qué comer, esto tiene un impacto sobre qué sistema queremos que sobreviva, si queremos que se mantenga el sistema de monocultivo o si queremos que se sostenga un sistema diverso según la naturaleza», indicó Ángela Guerra.

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El énfasis en la necesidad de un consumo diferenciado de alimentos se da en un momento en que Bolivia sufrió una de las peores catástrofes ambientales de su historia por la quema de alrededor 10 millones de hectáreas de bosques y pastizales en la Chiquitania y la Amazonía.

Algunos estudios de fundaciones privadas establecieron que un gran porcentaje de esas quemas se produjeron en tierras empresariales, fiscales y campesinas con la intención de ampliar la frontera agrícola para los monocultivos.

Gabriel Romano Burgoa

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