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Se extienden las protestas antirredadas contra Trump

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De Dallas, Austin y Houston, en el estado de Texas, a Nueva York, San Francisco, Chicago, Filadelfia y Atlanta, entre otras ciudades norteamericanas. Las protestas contra las redadas migratorias que estallaron el viernes pasado en Los Ángeles –que aplicó un toque de queda nocturno para sofocar los disturbios– empezaron a extenderse lentamente, con movilizaciones, a lo largo y ancho de Estados Unidos, un desafío abierto a la dura agenda del presidente Donald Trump.

Las tropas de la Guardia Nacional, desplegadas por orden del mandatario pese a la oposición del gobernador de California, Gavin Newsom, están autorizadas a detener a personas hasta que la policía pueda arrestarlas, informó su comandante, general de división Scott Sherman, mientras cientos de marines se preparaban para desplazarse a la ciudad al entrar en el sexto día de protestas.

En un discurso anteanoche, Newsom calificó las acciones de Trump como el inicio de un “asalto” a la democracia. “California puede ser la primera, pero claramente no terminará aquí. Otros estados son los siguientes”, advirtió.

El militar dijo que unos 500 efectivos de la Guardia Nacional –de los más de 4000 que Trump ordenó movilizar– fueron entrenados hasta ahora para acompañar a los agentes en las operaciones de inmigración.

La polémica decisión de Trump de enviar efectivos a Los Ángeles –sumó a 700 marines– desató un debate nacional sobre el uso del Ejército en suelo estadounidense. Newsom, que calificó la medida de “abuso de poder”, demandó al gobierno norteamericano por el despliegue.

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Aunque la situación se calmó parcialmente en Los Ángeles, Sherman advirtió que esperaba que pudiera recrudecer .“Estamos esperando una escalada”, dijo, e hizo una referencia a las protestas en ciudades de todo el país que empezaron a replicar los reclamos en la mayor ciudad de California. “Estoy centrado aquí en Los Ángeles, en lo que ocurre aquí. Pero estamos muy preocupados”.

El toque de queda nocturno de Los Ángeles, que según la alcaldesa Karen Bass permanecerá vigente mientras sea necesario, abarca una pequeña área de 2,5 km2 que incluye una zona céntrica en la que se produjeron las mayores protestas desde el viernes pasado. La ciudad abarca casi 1290 km2.

“Si continúan las redadas, si hay soldados marchando por nuestras calles, me imagino que el toque de queda continuará”, señaló Bass, que aclaró que cualquiera que conduzca “unas manzanas fuera del centro no se enterará de que está ocurriendo nada raro en la ciudad”.

Las tensiones en Los Ángeles y en otras ciudades aumentaron mientras las autoridades de inmigración intentan incrementar drásticamente las detenciones diarias en todo el país, una orden explícita del arquitecto de la estrategia migratoria de Trump, el asesor Stephen Miller, al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

“Empezamos escuchando que la administración Trump quería perseguir a los delincuentes violentos, a los miembros de las bandas, a los traficantes de drogas. Pero cuando registran almacenes y lugares de trabajo, cuando separan a padres e hijos y cuando hacen circular caravanas blindadas por nuestras calles, no están intentando mantener a salvo a nadie. Están intentando causar miedo y pánico”, denunció la alcaldesa.

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La policía de Los Ángeles informó que detuvo a 203 personas que no se dispersaron mientras una multitud permanecía en el centro de la ciudad tras la entrada en vigor del toque de queda, desde las 20 (hora local) del martes hasta las 6 de ayer. Dos agentes resultaron heridos y recibieron atención médica.

“El toque de queda es una medida necesaria para proteger vidas y salvaguardar la propiedad privada después de varios días consecutivos de creciente agitación en toda la ciudad”, dijo el jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonnell.

Mientras Newsom se ha convertido en la cara visible del enfrentamiento con Trump, las manifestaciones lentamente empiezan a expandirse a otras ciudades del país. En Chicago, donde se registraron protestas anteayer, la policía detuvo a 17 personas. También el martes por la noche, en Nueva York fueron arrestados por lo menos 34 manifestantes que rechazaban las políticas migratorias de la administración Trump.

La policía de Filadelfia informó que detuvo a 15 personas durante una protesta el mismo día. Y en Denver hubo 18 arrestos en una manifestación que había congregado a unas 150 personas. En tanto, a medida que las protestas a nivel nacional llegan a Atlanta, el fiscal general de Georgia, Chris Carr, advirtió que “quien se involucre en la violencia con el propósito de cambiar las políticas públicas, puede ser acusado de ‘terrorismo doméstico’”.

Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó a la Guardia Nacional del estado que se desplegara en San Antonio ante marchas previstas para las próximas horas. “La protesta pacífica es legal. Hacer daño a una persona o propiedad es ilegal y conllevará arresto”, advirtió.

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En la ciudad texana de Austin, cientos de manifestantes se concentraron el lunes entre el edificio del capitolio estatal y un edificio federal que alberga una oficina del ICE, que esta en el centro del escrutinio público por el recrudecimiento de la ofensiva contra la migración ilegal. La policía estatal y local usó gas pimienta y lacrimógeno para dispersar a la multitud, mientras se lanzaban botellas, piedras y otros objetos contra los agentes. Abbott dijo que más de una docena de personas fueron detenidas. También hubo protestas en Dallas y Houston.

En medio de la tensión en las calles, la Casa Blanca presentó su respuesta a la demanda de California que desafía el despliegue de tropas de la Guardia Nacional: calificó el caso del estado como “sin mérito” e instó a los tribunales a no intervenir.

Los funcionarios del Departamento de Justicia escribieron que Trump está constitucionalmente autorizado a convocar a la Guardia Nacional y los marines “para sofocar la violencia anárquica dirigida contra la aplicación de la ley federal”. Además, la presentación desestimó la demanda de California como “una burda maniobra política que pone en peligro vidas estadounidenses”.

California demandó al gobierno el lunes, dos días después de que Trump anunciara sus planes de enviar tropas de la Guardia Nacional a Los Ángeles.

La administración republicana había llevado a cabo una serie de redadas de inmigración allí, lo que provocó manifestaciones en la ciudad y sus suburbios, algunas de las cuales estuvieron marcadas por violentos con policías.

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Trump afirmo que la ciudad estaba sitiada y que necesitaba la intervención federal. Las autoridades locales y estatales dijeron que eran capaces de responder a la caótica situación y denunciaron la medida del presidente, advirtiendo que solo generaba una escalada de la tensión.

La Nación.- 

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