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¡SPECIAL NEEDS PARENTS!

Nombra a tus hijos (as) por su nombre, en vez de presentarlos por su diagnóstico o condición. Él o ella necesita volver a su lugar, necesita volver a sentirse TU HIJO (A)

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en

Por: Tamara Zurita – @Tualiadaenlacrianza

Ya sea que hablemos español o inglés, este es un término con el que se menciona a padres

cuyos hijos (as) tienen mayores necesidades de apoyo.

Yo también “pertenezco” a este grupo de padres, motivo por el cual compartiré este artículo no solo desde mi perspectiva laboral, como educadora preescolar y consultora de crianza respetuosa, sino también desde el punto de vista personal.

La primera vez que una doctora se refirió a mi esposo y a mí como “Special needs parents” me

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sentí inmediatamente en un grupo aparte de padres, como si de alguna manera, esta etiqueta

me quitara mi rol de madre y me diera un nuevo rol del que sentía que no sabía cómo realizar

ni por dónde empezar. 

La maternidad y paternidad ya eran caminos desconocidos, algo ya sabíamos, algo ya habíamos recorrido, pero ser parte de este grupo de padres me dejaba absolutamente vulnerable, insegura y con mucho miedo de no ser capaz de ser la “Special

needs mom” que mi hijo necesitaba.

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Y si bien, como educadora había trabajado con niños (as) que habían necesitado mayor apoyo,

creo que nunca lo había visto tan profundamente como desde la perspectiva de mamá.

La gran mayoría de madres de este grupo me hablaba del duelo que se sentía, de la angustia,

de la desesperación por no saber qué pasa con tu hijo (a) o cómo puedes ayudarlo. 

Me hablaban del miedo paralizante ante la idea de que algún día no estarían con sus hijos (as), me hablaban de lo difícil que era el camino, me hablaban de las miradas, de los enjuiciamientos y de la constante lucha para que sus hijos (as) fueran aceptados. 

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Veía sus rostros cansados, angustiados, exhaustos. Cuando yo comencé a transitar ese camino, ya me sentía una de ellas.

Pero, por otro lado, los veía y me veía defendiendo como leones a nuestros hijos (as), buscando información, aprendiendo, organizando nuestros días, llevando a nuestros hijos (as) a terapias, al hospital, a los doctores, sonriendo junto a ellos con cada avance. 

Comencé a compartir la emoción profunda por el crecimiento y la evolución del día a día, que muchas veces pasa desapercibido.

Comencé a ver el trabajo inmenso que hacía cada pequeño (a) por avanzar en sus procesos y la alegría de conseguir aquello por lo que tanto trabajaban.

Poco a poco comenzaron a surgir conversaciones espontáneas con las madres que me encontraba en las salas de espera de las terapias o con las madres de los compañeros de clase de mi hijo.

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Las comencé a escuchar, a contener y las invité sutilmente a comprender que parte de esas emociones solo estaban asociadas a que no tenemos en nuestra conciencia la idea de que todos somos diferentes, que todos necesitamos diferentes niveles de apoyo, y que todos en algún momento de la vida necesitaremos ese apoyo. Y que, por lo tanto, ese duelo no es más que nuestra herencia de generaciones de esperar a que todos tengamos el mismo camino.

Las comencé a invitar a centrarse en sus hijos (as), en las características propias de ellos (as), en observar detalladamente sus necesidades y así responder a ellas, a adquirir nuevas

herramientas, pero sobre todo a poder seguir su instinto, su sabiduría como papá y mamá.

Todos los padres debemos convencernos de que nuestros hijos (as) también vivirán todas las etapas de crecimiento y tendrán necesidades propias de cada uno de ellos. 

Fue en torno a estos temas que comenzó una conversación entre muchos padres.

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Hemos hablado acerca del acompañamiento de pataletas (rabietas), de los límites, de los procesos madurativos, de las crisis sensoriales, en fin… del gran desafío de la crianza.

 

¿Qué puede dar la Humanidad? 

Hoy te invito a enfocarte en aquello que tu hijo (a) puede entregar a la Humanidad, en sus

fortalezas, en sus sonrisas, en su VIDA. 

Ellos (as) no tienen un mundo aparte. Tu hijo (a) es parte de la humanidad, es parte del aquí y del ahora. 

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Deja de pedir “disculpas” y comparte tu experiencia que tanto necesita la Humanidad para comprender la importancia de la individualidad.

Te invito a nombrar a tus hijos (as) por su nombre, en vez de presentarlos por su diagnóstico o

condición. 

Él o ella necesita volver a su lugar, necesita volver a sentirse TU HIJO (A). 

Además de participar en los encuentros de “Special needs parents”, también te invito a sentirte parte de los encuentros de mamás y papás porque, independiente de las necesidades

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de apoyo de tus hijos (as), ustedes son SU MAMÁ Y SU PAPÁ.

Si quieres que te acompañe en tu proceso de crianza, solicita una sesión personalizada en mi

página web www.tualiadaenlacrianza.com, o envíame un mensaje por Instagram o

Facebook, en donde me puedes encontrar como Tu aliada en la crianza.

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