Política
Stoltenberg, diez años de mano izquierda con los aliados y firmeza ante Rusia
Bruselas, 1 oct (EFE).- Jens Stoltenberg se despide este martes del cargo de secretario general de la OTAN tras diez años en los que ha demostrado gran pericia para mantener unidos a los aliados pese a sus divergencias, pero también inquebrantable firmeza ante Rusia en los tiempos más tensos con ese país desde la Guerra Fría.
Stoltenberg (Oslo, 1959) nunca imaginó en cambio que la política iba a marcar su trayectoria profesional por encima de su vocación de economista.
“Me sorprendió que me propusieran ser secretario general de la OTAN, porque nunca había pensado serlo. En realidad, tomé una decisión, una decisión clara y consciente sobre mi carrera, y fue no convertirme en político”, aseguró el noruego en un coloquio este año.
Pero pese a su inicial rechazo a la política, en 1990 le ofrecieron ser viceministro de Medio Ambiente. Su pasión por las matemáticas y la estadística no pudo culminar en la dirección del Banco de Noruega, puesto que tuvo que declinar hace dos años al volver a ser renovado al frente de la Alianza.
No ha sido fácil sustituir a Stoltenberg. Su mandato ha sido prolongado varias veces no solo para mantener continuidad en las políticas aliadas en un momento crítico con la vuelta de la guerra a Europa, sino también por la satisfacción de los líderes con su gestión y talante.
Durante la década que ha permanecido al frente de la OTAN -solo superado en tiempo por el neerlandés Joseph Luns (1971-1984)-, Stoltenberg mantuvo por encima de todo la unidad de los aliados y coherencia en sus posiciones, especialmente férreas en la defensa de Ucrania ante la invasión de Rusia o de la entrada de Suecia en la organización frente a las reticencias turcas o húngaras.
El noruego achaca sus habilidades negociadoras a haber formado parte de gobiernos de coalición en su país: “Mantener unido a un gobierno es muy parecido a mantener unida a la OTAN”, ha dicho.
Stoltenberg fue primer ministro en dos etapas: un breve paso en 2000-2001, como jefe de Gobierno más joven en la historia de Noruega, y luego dos legislaturas consecutivas (2005-2013).
Como primer ministro tuvo que afrontar la mayor tragedia en la historia reciente del país: los atentados en los que un supremacista blanco mató a 77 personas en Oslo y Utoya en julio de 2011.
Rusia, enemigo de nuevo
Si algo ha marcado el mandato de Stoltenberg en la OTAN ha sido la amenaza de Rusia.
El panorama geopolítico en Europa se tambaleaba cuando tomó posesión del cargo en 2014 con la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea, lo que motivó el fin de la cooperación que la OTAN y Moscú habían ido construyendo desde la caída de la Unión Soviética, y fue preámbulo del cisma total por la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022.
“Rusia quería menos OTAN. Ha obtenido exactamente lo contrario”, repitió Stoltenberg desde el inicio de la guerra rusa en Ucrania, país que los aliados acordaron en 2008 que entraría en la Alianza, al igual que Georgia, pero sin precisar cuándo.
La Alianza no solo reforzó sus posiciones en el este de Europa desde 2014, sino que duplicó su frontera física con Rusia con la adhesión de Finlandia.
Bajo el mandato del noruego, la organización transatlántica sumó cuatro nuevos miembros: Montenegro (2017), Macedonia del Norte (2020), Finlandia (2023) y Suecia (2024), estos dos últimos como producto directo de la inseguridad creada por Moscú.
Durante la era de Stoltenberg, la Alianza también puso al Pacífico en su radar y apuntó por primera vez a China como un desafío para su seguridad, intereses y valores, y se dio un impulso al gasto en defensa de los aliados europeos y Canadá.
Uno de los mayores logros que se reconocen a Stoltenberg es su capacidad para mantener la unidad entre aliados pese a los exabruptos del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) contra la Alianza, o a la acusación del mandatario francés, Emmanuel Macron, de que ésta se encontraba en “muerte cerebral”.
Un punto negro en su mandato fue la precipitada retirada de las tropas que quedaban en Afganistán tras 20 años en el país para combatir el terrorismo yihadista; como lección, Stoltenberg ha señalado que la OTAN debe “ser honesta sobre lo que podemos y no podemos lograr».
En un discurso de despedida, pidió que los aliados eviten medidas proteccionistas que perjudiquen la seguridad aliada, y sobre su sucesor, el holandés Mark Rutte, dijo que su mayor tarea será la de mantener a los 32 aliados unidos.
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