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Sudán del Sur: 75.000 dólares por patrocinio y 6,5 millones de ayuda del gobierno

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El jugador de Sudán del Sur, Sunday Dech. EFE/EPA/JAMES ROSS

Yuba, 29 sep (EFE).- Sudán del Sur. Es el séptimo país del mundo con menor renta PIB per cápita: 518 euros, según el FMI. En cambio, su baloncesto funciona. Estará en los JJOO de París 2024. El exjugador de la NBA Loul Deng lo financiaba todo. Gastos del equipo, viajes… La compañía de telecomunicaciones MTM patrocinó con 75.000 dólares su camiseta. Y el gobierno, tras el último Mundial, financia ya al equipo 6,5 millones de dólares.

Las ‘Estrellas Brillantes’, como se conoce al equipo nacido hace solo diez años, han despertado un enorme interés y se han convertido en una genuina fuente de orgullo para los ciudadanos, pero aún no han despegado económicamente y apenas han logrado atraer grandes patrocinadores ante la evidente falta de recursos del país.

La economía de la Federación Sudanesa de Baloncesto pasa por su presidente, el exjugador de la NBA Loul Deng, quien asumió de su propio bolsillo los gastos del equipo, viajes, equipaciones y concentraciones.

Sólo tras clasificarse al Mundial el Gobierno sursudanés estableció un presupuesto de 6,5 millones de dólares para el equipo, una cifra astronómica para el entorno social y cultural del país.

Esa cantidad supera el dinero destinado para la ayuda humanitaria del gobierno, según denunció el embajador estadounidense en el país, Michael J. Adler, aunque eso no parece haber ofendido a los ciudadanos, que se ven bien pagados ante el éxito del equipo.

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Patrocinio privado solo obtuvieron para el Mundial 75.000 dólares de la empresa de telefonía MTM Telecomunications, que pagó ese dinero para que su logo apareciera en las equipaciones. También se encargó de transmitir los partidos en directo a través de su página de Facebook y dispuso pantallas gigantes en las calles de Yuba para que la población viera los encuentros.

Altos y en demanda

Mario Manga, de 38 años y entrenador de la Academia de Baloncesto «Loul Deng» – nombrada como el presidente de la federación- de Yuba, afirmó a EFE que “el baloncesto era el segundo deporte más popular tras el fútbol en Sudán del Sur», pero que tanto las derrotas del balompié como los triunfos del básquet han llevado «la atención al baloncesto, que se ha vuelto muy popular”.

“Nuestra gente busca alegría y victoria, que es lo que les ha brindado el equipo de baloncesto, tenemos una gran audiencia de seguidores que se agolpan en el estadio de Yuba», dijo.

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El país, bendecido para el baloncesto por la gran altura de la población -la dominante etnia Dinka tiene una de las alturas medias más altas del mundo- y patria del héroe de la NBA Manute Bol (1962-2010), está viendo cómo los padres llevan cada vez más a sus hijos e hijas a las cuatro academias de baloncesto que operan en la capital.

«Actualmente, hay una enorme demanda por parte de los padres. A nuestra academia han llegado 750 jugadores nuevos, entre ellos 150 chicas, de edades de los 7 a los 22 años”, afirmó.

Sin recursos

Bushara Rajab, de 43 años y secretario de la Asociación Local de Baloncesto de Yuba, explicó a EFE que la nota dominante es «la falta de apoyo financiero, la falta de patrocinio para los clubes y equipos que juegan básquet a nivel nacional».

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«Esto ha llevado a una infraestructura débil y a la incapacidad de los clubes para satisfacer las necesidades esenciales de los jugadores», añadió.

La realidad es que la mayoría de las empresas del sector privado no tienen interés ni capacidad; los clubes no tienen fuentes de ingresos claras y eso lleva a que los salarios de los jugadores de mayor nivel «apenas superen los 200 dólares al mes».

«Algunos clubes sólo pagan tasas de matrícula a los estudiantes. Igualmente esperamos que esas condiciones mejoren después de las victorias y el reciente ascenso de la selección del baloncesto”, aseveró.

La realidad es que el sistema se mantiene tanto por el amor al deporte como la posibilidad de emigrar a otras ligas dónde los jóvenes deportistas puedan ganarse la vida.

Así lo dijo a EFE Nicolasa Makuach, entrenador de las Cobras de Yuba, quien apuntó que el desarrollo del juego en el país «se debe a la demanda de jugadores de ligas de EE.UU, especialmente las universidades, las escuelas secundarias y algunas academias internacionales, donde reciben beneficios, retornos económicos y materiales».

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El ejemplo son las propias «Estrellas Brillantes»: dos juegan en la NBA (Carlik Jones y Wenyen Gabriel) y el resto en ligas menores de EE.UU, Australia, Francia, Dinamarca, Senegal o Taiwán. Otros muchos sursudaneses juegan en Egipto, Kenia o Uganda, países con mejor nivel económico.

«Los interesados en jugar profesionalmente se van. Cada año más de 6 jugadores nos dejan hacia Estados Unidos, cuyos clubes se comunican directamente con las familias de los jugadores y no a través de los clubes, debido a la falta de rigor en las leyes que regulan los movimientos de jugadores. Si hay sumas de dinero, van directamente a la familia», indicó Makuach.

Eso se ve también  en el entorno local, donde los clubes de la única liga federada en realidad reciben sus jugadores de las academias a cambio de algunos incentivos «pues no pueden proporcionar grandes sumas de dinero», explicó a EFE Dominic Jock, responsable del comité de jugadores de la federación.

“La transferencia de jugadores se realiza de manera formal según acuerdos entre el club y la academia interesada, a cambio de poco. Los jugadores quieren desarrollarse para tener oportunidades en el extranjero», resumió.

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