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Superstición y esperanza: Trump elige por tercera vez Grand Rapids para acabar su campaña

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Personas esperan la llegada del líder del "Movimiento MAGA (Make America Great Again)", este lunes en Grand Rapids, Michigan (Estados Unidos). EFE/ Paula Escalada Medrano

Grand Rapids (EE.UU.), 4 nov (EFE).- Ni una gran ciudad capital, ni un imponente estadio. Donald Trump ha elegido una urbe de 195.000 habitantes para finalizar su campaña, Grand Rapids, en Míchigan, un lugar en el que ha cerrado sus tres carreras a la presidencia y que ya ha adquirido el rango de superstición.

«Grand Rapids no es tan grande, pero en 2016 vino la noche anterior a las elecciones y ganó y creo que esta vez es por superstición», cuenta a EFE Harry Demus, desde la fila del Van Andel Arena, un estadio de una liga menor de la NBA, en la que aguarda a que inicie el mitin del candidato republicano.

A falta de doce horas para que Trump se subiera al escenario en su último evento de campaña, el cuarto de una maratoniana víspera electoral, decenas de personas esperaban bajo la lluvia, con paraguas y chubasqueros, al líder del «Movimiento MAGA (Make America Great Again)».

«Creo que Trump es importante para esta ciudad y que este año se volverá roja (el color de los republicanos) de nuevo», asegura este vecino de Grand Rapids.

De las cuatro apariciones públicas que tendrá hoy el expresidente (2017-2021), Blake Marnell, conocido como ‘el hombre muro’ por el traje que siempre lleva -de ladrillos que representan el muro fronterizo con México que el republicano pretendió construir cuando era presidente- ha elegido estar en Grand Rapids.

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«Me habría sido más sencillo ir a Pensilvania, pero es el último, el más simbólico, y no quería perdérmelo», explica a EFE antes de dirigirse al estadio «para ver el ambiente».

Grand Rapids, agrega, ya se ha convertido «en una tradición» y en «una superstición». «¿Qué hay de malo en ser supersticioso? Trump logró la victoria en Míchigan en 2016 y está convencido de que este año también puede hacerlo», agrega este acólito del republicano que lo sigue allá donde va.

A las seis de la madrugada tomará un vuelo hacia Florida para estar mañana en el centro de convenciones de West Palm Beach, donde Trump estará aguardando los resultados.

Míchigan, el ‘muro azul’ más débil

Desde 1992 hasta 2012, los votantes de Míchigan -un estado con 15 votos del colegio electoral de los 270 necesarios- se inclinaron por el Partido Demócrata por amplios márgenes.

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Lo mismo parecía que iba a suceder en 2016 con Hilary Clinton, pero Trump acabó ganando el estado por poco más de 10.000 votos. En 2020, Joe Biden volvió a recuperar esta plaza, con una ventaja de 2,8 puntos, pero los estrechos márgenes en las encuestas vuelven a incluir a Míchigan en la lista de los siete estados que definirán esta elección.

«Si Harris logra mantener los tres del ‘muro azul’ (Míchigan, Pensilvania y Wisconsin) ganará la presidencia y supongo que la campaña de Trump cree que su mejor oportunidad entre esos tres estados es Míchigan», cuenta a EFE Peter W. Wielhouwer, profesor de Ciencias Políticas de la Western Michigan University.

Según el sitio web FiveThirtyEight, que hace una media de las encuestas, a 3 de noviembre la demócrata Kamala Harris aventaja a Trump por solo ocho décimas, 47,9 % frente a 47,1 %.

Trump, el primer expresidente en la historia de Estados Unidos culpable de un delito penal, ha hecho una intensa campaña en las últimas semanas en el estado, con un foco en los trabajadores de la industria automovilística.

También los demócratas. «Hemos visto docenas de visitas de los candidatos presidenciales y vicepresidentes durante los últimos meses. Harris estuvo en Míchigan ayer», recuerda a EFE John A. Clark, también profesor de Ciencias Políticas del mencionado centro.

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La guerra de Gaza, clave en Míchigan

Según explican politólogos y encuestas, hay un ingrediente que pesará este año en los resultados de este estado: la guerra de Gaza.

Míchigan es uno de los estados con más población de origen árabe, unas 200.000 personas que tradicionalmente votan demócrata y que podrían no hacerlo este año como represalia al apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel.

Wielhouwer recuerda que «algunos líderes de la comunidad están apoyando a Trump o alentando el voto a terceros partidos. Si la vicepresidenta Harris pierde la mitad del apoyo árabe, podría marcar una gran diferencia».

Paula Escalada Medrano

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