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«The Creator», cuando la ciencia ficción se convierte en inquietante profecía sobre la IA

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Fotograma cedido hoy por 20th Century Studios donde aparece Madeline Voyles como Alphie, durante una escena de la película "The Creator", que aterriza en las salas de cine internacionales este fin de semana. EFE/20th Century Studios /Oren Soffer

Los Ángeles (EE.UU.), 28 sep (EFE).- El director británico Gareth Edwards («Godzilla») desdibuja los límites entre ciencia ficción y realidad con «The Creator», una película sobre una inteligencia artificial (IA) descontrolada que pone en peligro a la humanidad.

«Quizás no estemos tan lejos de verlo con nuestros propios ojos», comenta EFE el cineasta antes del estreno de este filme -de la factoría 20th Century Studios- que llega a las salas de cine internacionales este fin de semana.

El concepto inteligencia artificial ha arribado con fuerza en la sociedad planteando nuevos dilemas: qué se puede hacer con ella, cómo afectará a los empleos convencionales, cómo salvaguardar unos códigos éticos cuando se use y, en definitiva, si será un enemigo o un aliado para los humanos.

«The Creator» se estrena en medio de estas incógnitas, con regiones como Europa tratando de descifrar cuál es la mejor legislación aplicable para contener sus efectos de negativos y con el gremio de actores de Hollywood en pie de huelga ante el perjuicio que la IA ya estaba suponiendo para su oficio.

«Empezamos a escribir (la película) hace cuatro o cinco años. Entonces, se creía que la IA era algo relacionado con los coches voladores y con vivir en la Luna. Es muy extraño porque, sin embargo, en el último año incluso hemos grabado escenas con gente manifestándose contra la propia IA», explicó Edwards.

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Esta cinta basa su trama en una guerra futurista entre la raza humana y fuerzas de la IA con el agente especial Joshua (John David Washinton) como líder de una misión en Asia que busca poner fin a la contienda y dar con el creador de esta tecnología que quiere liquidar al mundo.

Una vez allí, descubre que el arma que deben destruir, por la amenaza que atañe a la humanidad, ha adoptado la forma de un niño pequeño.

La historia también refleja las tensiones entre Occidente -liderado por Estados Unidos- con Asia o el este global, en un claro guiño a la disputa geopolítica que mantiene el país norteamericano con China, aunque sin hacer referencia a esta última.

Más allá de este recurso, que encamina el filme de ciencia ficción a una suerte de inquietante profecía, el cineasta reveló a EFE que comenzó a pensar en la idea de la obra cuando apenas tenía 12 años y viajó con sus padres de vacaciones a Hong Kong y Tailandia.

«Yo ya era un gran fan de la ciencia ficción y la recreaba mientras veía lo que para mí era un mundo exótico diferente. Siempre quise ir allí y hacer una película, es indiscutible que es uno de los lugares más bonitos del mundo, donde se mezcla lo futurista con lo ancestral», expresó Edwards a EFE.

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De ahí el gran contraste en la fotografía de «The Creator», que combina en su argumento los últimos avances digitales y electrónicos -producto de una IA de una generación ulterior- con tonos de imagen propias de principios de la década de los 90, cuando el director empezó a imaginar la trama.

Valores como la lealtad, el amor o la protección paterna se manifiestan repetidamente en «The Creator» para hacer de este un filme con el que el espectador puede conectar fácilmente: «Es el corazón de cualquier historia, con esos elementos puedes hacer desde ciencia ficción a un western», detalló Edwards.

En esa pugna entre inteligencia artificial y raza humana -entre un Asia absorbida por la tecnología y Occidente- se muestran perspectivas y contrapuntos que mantienen un equilibrio cargado de «grises, y no de blancos y negros».

«Es más interesante entender a las dos partes y ver dos trenes que van a chocar y no puedes pararlos porque ambos están en lo cierto», añadió el también director de «Rogue One: A Star Wars Story».

Gareth Edwards culmina ahora un lustro de trabajo con alguna certeza más sobre la IA que cuando inició el proceso creativo: «La naturaleza humana tiende a dar a los objetos esencia antropomorfa y con alma de persona. No tengo dudas de que cuando los robots con IA estén con nosotros, los trataremos como iguales», concluyó.

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Guillermo Azábal

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