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Crimen y Justicia

Un año después de la dimisión de Costa, el caso sigue abierto sin novedades ni acusación

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Lisboa, 6 nov (EFE).- Un año después de la dimisión de António Costa como primer ministro de Portugal por una investigación judicial, el caso sigue abierto pero no ha habido imputación ni ningún otro avance en contra del socialista, que asumirá la presidencia del Consejo Europeo en diciembre.

El 7 de noviembre de 2023, Costa anunció su renuncia unas horas después de que la Fiscalía lusa publicase un comunicado sobre la ‘Operación Influencer’, un caso de presuntas irregularidades en negocios de litio, hidrógeno verde y un centro de datos.

En el último párrafo de ese documento se mencionaba que había una investigación autónoma al primer ministro porque su nombre había sido mencionado por varios sospechosos.

Eran apenas cinco líneas, pero desencadenaron la dimisión de quien había liderado el Gobierno portugués durante los ocho años anteriores y que, pese a varias salidas polémicas en su gabinete, contaba en ese momento con mayoría absoluta.

Después de un año no se ha difundido oficialmente ningún dato más al respecto y las novedades son pocas: la investigación sigue abierta, como ha confirmado una fuente de la Fiscalía a EFE, y Costa declaró el pasado mes de mayo en calidad de «testigo» después de solicitarlo él mismo.

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«Es un misterio», dijo el abogado portugués Manuel Nobre Correia, del bufete RSA Advogados, que afirmó a EFE que todas las opciones están abiertas: desde que el Ministerio Público decida archivar el caso hasta que avance con una acusación.

La tardanza, explicó Nobre Correia, podría deberse a que las autoridades judiciales consideran que todavía pueden reunir pruebas o nuevos indicios que sostengan una futura imputación, y por eso no han cerrado las pesquisas.

El actual fiscal general del Estado, Amadeu Guerra, recordó la semana pasada que en los registros de hace un año se recogió «mucha documentación» que todavía se está analizando: «Vamos a ver si en la documentación incautada hay algunos indicios, además de aquellos que ya existían».

La actuación de la Fiscalía ha sido cuestionada durante todo este año, con las críticas centradas en la predecesora de Guerra, Lucília Gago, que se jubiló el mes pasado y que estaba en el cargo cuando se publicó el famoso párrafo que llevó a la dimisión de Costa.

La demora no es el único factor que ha desgastado la credibilidad de las acusaciones.

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Durante los primeros días se hizo público que había errores en las escuchas y en una de ellas se confundía al jefe de Gobierno socialista con el entonces ministro de Economía, António Costa Silva.

Además, el juez instructor dejó libres a los detenidos en el marco del caso -entre los que figuraban el jefe de Gabinete de Costa, Vítor Escária, y su padrino de boda, Diogo Lacerda Sales- y consideró que no había pruebas suficientes de corrupción y prevaricación, con lo que mantuvo sólo delitos como tráfico de influencias.

«La verdad es que nunca supimos bien lo que pasó con ese párrafo», señaló a EFE la politóloga Paula Espírito Santo, que ve difícil saber si las acusaciones tienen una «base jurídica sostenible» o si se trató de una implicación que se hizo «un poco a la ligera».

Doce meses después, la «percepción» que ha quedado entre los portugueses es que «aquello no tenía fundamento», aseguró la experta, que cree que lo mismo ocurrió con los líderes europeos.

Hasta el rival político de Costa en Portugal, el conservador Luís Montenegro, ahora primer ministro, hizo campaña a favor de él para presidir el Consejo Europeo.

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Este órgano «consideró que la figura (de Costa), incluso en las circunstancias en las que está, tenía credibilidad suficiente para poder ser elegido», lo que a su vez «desacredita a la propia justicia portuguesa», defendió la politóloga.

Costa, que desde hace años tenía aspiraciones conocidas a un gran cargo europeo, asumirá sus nuevas funciones el 1 de diciembre.

¿Qué pasará si, después de esa fecha, la Fiscalía decide acusarlo?

Espírito Santo no duda de que tomará la decisión de dimitir.

«Él tuvo plena confianza para avanzar a otras esferas. Y en este caso, en el plano europeo, creo que debería hacer exactamente lo que hizo en Portugal», concluyó la analista.

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