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Una pista reabre el caso de latina embarazada muerta en balacera en Arizona

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La tragedia ocurrió en Tucson (Arizona) y es una más de la actual epidemia por muertes por armas de fuego en Estados Unidos, que impacta de forma desproporcionada a los latinos. Fotografía de archivo. EFE/Roy Dabner

Tucson (AZ), 2 oct (EFE).- La Policía en Arizona reabrió el caso por el asesinato en 2017 de Jasmine Vega, de 19 años, cuando estaba embarazada en casa de su novio, gracias a una nueva pista, y ahora incluye el del bebé, que murió un año y medio después como producto de la balacera.

La tragedia ocurrió en Tucson (Arizona) y es una más de la actual epidemia por muertes por armas de fuego en Estados Unidos, que impacta de forma desproporcionada a los latinos.

El 23 de diciembre de 2017 Olga Griselda Carreón recibió una noticia que paralizó su corazón: su hija con seis meses de embarazo estaba en un hospital herida de bala.

«Fue terrible, mi vida se paralizó en ese momento. Fue muy duro para mí y para mi familia perder de esa manera a mi niña», dijo Carreón a EFE.

Lo más duro para la madre es que hasta la fecha no sabe con exactitud lo que pasó con su hija y quién fue el asesino.

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Vega estaba en la casa de su novio, donde según las primeras investigaciones señala que estaba durmiendo con él cuando un auto pasó durante la madrugada y sus ocupantes balearon la vivienda.

Una bala impactó fatalmente a la joven, mientras que su bebé logró sobrevivir, pero 18 meses después y tras una larga lucha el infante se convirtió en la segunda víctima del fatal.

Tadeo, como fue bautizado, nunca pudo superar el nacimiento prematuro y la pérdida de oxígeno que tuvo cuando falleció su madre.

De acuerdo con el Centro de Política sobre la Violencia (VPC, en inglés), solamente entre 1999 y 2019, casi 70.000 latinos murieron por armas de fuego en Estados Unidos. El 64 % de estas muertes fueron catalogadas como asesinatos.

En el caso de Vega, el dolor de su familia es mucho mayor debido a que desde el fallecimiento de la joven nadie ha sido enjuiciado ni arrestado por ambas muertes.

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Por casi seis años los padres y hermanos de Vega han vivido un constante tormento al no saber quién asesinó a Jasmine, a quien con cariño llamaban «Mimi».

«Por más que uno intenta seguir con tu vida, es muy difícil. Ella siempre está en mis recuerdos, en mis sueños», relató Carreón entre lágrimas.

A la madre le gusta recordar a su hija como una joven muy alegre, a quien le gustaba las enchiladas de mole y que deseaba graduarse del bachillerato para convertirse en asistente de dentista.

Dondequiera que va siempre lleva una camisa con la foto de su hija con la esperanza de que alguien pueda reconocerla y darle información.

Sus esperanzas sin embargo han renacido ahora que Steven Acevedo, detective del Departamento de Policía de Tucson, ha rescatado el caso de los «archivos fríos».

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Acevedo dijo a EFE que la Policía ha encontrado nuevas e importantes evidencias que podrían conducir finalmente al responsable o responsables.

Las nuevas investigaciones apuntan a que en la casa del novio de Vega hubo una fiesta y al parecer una discusión, lo que pudo ocasionar la balacera.

Estos datos evidenciarían que más de una persona está implicada y sabe lo que ocurrió, incluyendo el resto de personas que vivían en esa casa.

El detective asegura que quien resulte responsable enfrentaría ahora cargos de doble asesinato y pidió que cualquier persona que tenga información sobre este caso se comunique de forma anónima con la Policía.

«Los únicos que saben la verdad y qué pasó son el novio de mi hija y su familia que vivían en esa casa», dijo Carreón, y aseguró que no descansará hasta encontrar al asesino de su hija.

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También sospecha que su hija no recibió atención médica de inmediato, lo que en su opinión contribuyó a su muerte. «Es un dolor insoportable no haber estado con ella en sus últimos momentos, no saber si sufrió, cuáles fueron sus últimas palabras», dijo.

Para Carreón su tragedia refleja una creciente epidemia de muertes por armas de fuego que ataca a la comunidad latina.

Un estudio dado a conocer en mayo pasado por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) señaló que los hispanos y los afroamericanos están expuestos dos veces más que los blancos a que les disparen con armas de fuego y a ser testigos de tiroteos.

«Mucha gente inocente está muriendo, gente que a veces solo estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada», manifestó.

Con todo, la madre asegura no estar en contra de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que protege el derecho de los ciudadanos a tener y portar armas.

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Dice que está convencida de que se deben establecer leyes que eviten que las armas sean adquiridas por personas que están enfermas de sus facultades mentales o tengan un historial de violencia doméstica o cambios de temperamento, finalizó.

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