Economía
Ayuda de EE.UU. no ahuyenta la desconfianza en el peso argentino a días de elección clave

Natalia Kidd
Buenos Aires, 18 oct (EFE).- Pese a las promesas de ayuda del Gobierno de Estados Unidos al Ejecutivo del presidente argentino, Javier Milei ,y a la decisión de comprar pesos para rebajar las tensiones cambiarias en Argentina, la moneda del país suramericano no logra generar confianza y su futuro es impredecible a una semana de unos comicios legislativos clave.
Tanto los pequeños ahorradores como los inversores expertos no paran de demandar tantos dólares como puedan comprar, convencidos de que, tarde o temprano, el peso argentino se depreciará aún más.
En el mercado domina la idea de que el esquema cambiario de libre flotación entre bandas puesto en marcha a mediados de abril, en simultáneo con la firma de un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), está agotado y que el Gobierno de Milei debe liberar el tipo de cambio.
“Los argentinos desconfían de su moneda porque el gobierno intenta mantenerla sobrevaluada, y los mercados de bonos y divisas no permitirán que esto continúe indefinidamente. Por lo tanto, naturalmente ven al dólar como un refugio seguro hasta que esto se solucione”, dijo a EFE el economista Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR, por su sigla en inglés), con sede en Washington.
Como parte de su estrategia para desacelerar la elevada inflación, Milei ha apuntalado el valor del peso, a costa de perder en los últimos meses miles de millones de dólares del Tesoro y del Banco Central, cuyas reservas son exiguas.
Estados Unidos, al rescate
Con al agua al cuello, Argentina fue a golpear las puertas de la Casa Blanca, a tan solo seis meses de haber firmado un acuerdo con el FMI por préstamos totales por 42.000 millones de dólares por parte de ese y otros organismos multilaterales, de los cuales solo el Fondo ya ha desembolsado 14.000 millones.
El pasado martes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó a Milei que le ayudará con un ‘swap’ de intercambio de monedas por 20.000 millones de dólares entre la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central.
Trump condicionó su “generosidad” a un triunfo del partido de Milei, La Libertad Avanza, en las elecciones legislativas del 26 de octubre, cuyo resultado será clave para saber si el oficialismo contará o no con más escaños en el Parlamento para sacar adelante reformas estructurales. El ‘swap’ y otros acuerdos económicos bilaterales prometidos aún no se concretaron.
Pero lo que sí ha hecho el Tesoro de Estados Unidos es entrar en acción para evitar un ‘shock’ cambiario antes de los comicios: en una inédita intervención en el mercado cambiario argentino, compró pesos -por un monto que se desconoce- e inyectó dólares. Hasta el momento ha intervenido en tres jornadas, la última el pasado jueves.
“Tenemos la capacidad de actuar con flexibilidad y contundencia para estabilizar a Argentina”, aseveró este viernes el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien ya había afirmado días atrás que el peso argentino está “subvaluado”, al contrario de la visión generalizada en Argentina.
Apetito por dólares
La demanda de dólares para cobertura ante los temores de una mayor depreciación del peso tras las elecciones no se ha detenido.
Desde abril, cuando se levantaron muchas de las restricciones a la compra de divisas que por años imperaron en Argentina y se puso en marcha el esquema de intervención cambiaria entre bandas, y hasta finales de agosto -último dato oficial disponible-, los argentinos compraron 17.918 millones de dólares.
El Banco Central tiene reservas brutas por unos 41.168 millones de dólares, pero, según cálculos privados, las reservas líquidas rondan los 18.000 millones y las netas, unos 6.000 millones, muy por debajo de las metas establecidas en el programa con el FMI.
Por eso, aunque el Gobierno de Milei insiste en que el actual régimen cambiario no requiere una recalibración, analistas e inversores consideran que no es sostenible un esquema con intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, insuficiente acumulación de reservas netas por parte del Banco Central argentino y tasas de interés muy altas, que encarecen el crédito y mantienen estancada la actividad económica.
“La situación no es sostenible, como lo demuestran las reiteradas crisis monetarias y financieras. El tipo de cambio real de Argentina se ha sobrevaluado. Incluso los enormes 42.000 millones de dólares en nuevos préstamos acordados en abril solo aportaron estabilidad temporalmente”, afirmó Weisbrot.
Más allá de lo que pase tras los comicios, los argentinos tienen razones históricas para desconfiar de su moneda, que, desde su creación en 1992 y durante una década, equivalió a un dólar.
Depreciado por la sucesión de fracasos en la política económica, hoy el peso argentino no vale ni un décimo de centavo de dólar. EFE
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