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Crimen y Justicia

Helena Urán: Actores armados del Palacio de Justicia colombiano han abusado de la memoria

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Fotografía del 16 de octubre de 2025 de la investigadora Helena Urán Bidegain hablando durante una entrevista con EFE, en Bogotá (Colombia). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

Bogotá, 3 nov (EFE).- La sangrienta toma y retoma del Palacio de Justicia de Colombia, que dejó 94 muertos y decenas de desaparecidos el 6 y 7 de noviembre de 1985, aún tiene un sinnúmero de preguntas por responder, en parte, según la investigadora Helena Urán Bidegain, por el “abuso de la memoria de los dos actores que empuñaron las armas”.

“Desde el día uno hubo una manipulación de la información o incluso una censura a la información, y después, pasado el tiempo, ha habido abuso en la memoria de los dos actores que empuñaron las armas”, expresa Urán en una entrevista con EFE.

Para la investigadora, hija del asesinado magistrado Carlos Horacio Urán, “esto no es deliberado” porque tanto el Ejército colombiano como la guerrilla del Movimiento 19 de Abril (M-19) han “entendido el valor que tiene construir un relato en el que se posicione como héroe, en el que los dos cuentan unas historias épicas”.

“Los dos se presentan como salvadores y ninguno reconoce su responsabilidad, que es obviamente compartida, aunque con proporciones diferentes porque no es la misma la de los representantes del Estado a la de un grupo subversivo”, añade.

La toma del Palacio, situado en el costado norte de la céntrica y colonial Plaza de Bolívar de Bogotá, comenzó el 6 de noviembre de 1985 cuando guerrilleros del M-19 irrumpieron en el edificio y tomaron como rehenes a cerca de 300 personas, entre ellas los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.

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El Ejército retomó a sangre y fuego el edificio, acción que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la Corte, decenas de heridos y 11 desaparecidos, en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes.

Uno de las víctimas fue el magistrado Urán, quien en videos de la época se ve que, una vez concluida la operación militar, salió con vida del palacio, pero estuvo desaparecido varias horas hasta que finalmente su cadáver desnudo, clasificado como NN y con impactos de bala, apareció el 8 de noviembre en la sede de Medicina Legal (forense).

La difícil tarea de preservar la memoria

Fotografía del 16 de octubre de 2025 de la investigadora Helena Urán Bidegain hablando durante una entrevista con EFE, en Bogotá (Colombia). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

La hija del magistrado Urán es consciente de que en este contexto la tarea de preservar la memoria es difícil y en ella juegan un papel clave no solo las víctimas sino también algunas autoridades con las decisiones que han tomado contra los victimarios.

“Sí ha habido esfuerzos por reconstruir estos hechos, pero son como gotas en piedra caliente”, se lamenta.

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La investigadora añade que “en términos culturales ha habido producciones audiovisuales, algunos libros, pero sin embargo no alcanzan a tocar la conciencia de la sociedad” porque “hay una cultura militarista muy fuerte en Colombia”.

Urán considera además que la sociedad debe entender que “fue bárbaro lo que sucedió, fue atroz”.

“Fue tan grave como el bombardeo al Palacio de la Moneda, a Salvador Allende (el 11 de septiembre de 1973), o la quema al Parlamento alemán (el 27 de febrero de 1933)”, manifiesta.

Por eso opina que “el Palacio de Justicia se tiende a tratar como que hubiese sido una masacre de tantas más” y “no se entiende la repercusión que tiene eso en términos democráticos”.

“Por eso digo que en cuanto a construcción de memoria y de conciencia frente a los efectos que tienen estos ataques para todos nosotros, todavía falta muchísimo”, manifiesta Urán, quien publicó este mes ‘Deshacer los nudos’ (Penguin Random House), un recorrido sobre los relatos de la masacre del Palacio de Justicia.

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Lo ocurrido hace 40 años, añade Urán, debe llevar a Colombia a reflexionar sobre si hay que “mantener ese silencio, dejar que estas fuerzas extremistas y los poderes políticos y castrenses determinen” el futuro del país o si, por el contrario, hay que “exigir como sociedad” que haya “instituciones sólidas y separación de poderes”.

“Creo que el Palacio de Justicia es muy apto para entender que cuando uno no es consciente de su pasado, uno no sabe ni cuál es su identidad, porque la identidad está formada a partir del pasado, a partir de la memoria. Y si esa identidad no está clara, si ese pasado no está claro, la memoria no está clara, no es sólida, la identidad es frágil, está llena de vacíos. Es vulnerable”, concluye.

Jorge Gil Ángel

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