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Economía

Más de un 95 % secunda la huelga en la ciudad tunecina contaminada por un complejo químico

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EFE/EPA/MOHAMED MESSARA

Túnez, 21 oct (EFE).- Gabes, una región de la costa este de Túnez a unos 400 kilómetros de la capital, se rebeló en los últimos días contra un complejo químico que emite gases tóxicos los cuales produjeron problemas respiratorios a varios cientos de personas y daños medioambientales que diversas organizaciones califican de “irreversibles” o, al menos, “irreparables” a corto plazo.

El levantamiento popular, aunque mayoritariamente pacífico, se intensificó, lo que llevó a las fuerzas del orden a intervenir y a detener a varios participantes, y al presidente del país, Kais Said, a salir a la palestra y prometer soluciones “inmediatas”.

Pero no fue suficiente para frenar la huelga general en la región, donde este martes más del 95 % ha parado para exigir el desmantelamiento de las factorías contaminantes, según el sindicato convocante.

A continuación, las claves de un problema regional que preocupa a todo un país:

1. Complejo químico y riqueza ambiental, combinación explosiva

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EFE/EPA/MOHAMED MESSARA

La gobernación tunecina de Gabes, con capital homónima, cuenta con extensas playas y el único oasis litoral del Mediterráneo con un vasto palmeral, pero en la década de los 70 la zona industrial -en la que se encuentra el complejo químico cuyo cierre se reclama- se integró en un paisaje convertido ahora en un “monstruo” que los vecinos buscan eliminar.

2. Industria contaminante en zona poblada

EFE/EPA/MOHAMED MESSARA

Pegado al mar y a escasos metros de urbanizaciones de viviendas, el complejo químico, que inicialmente fue visto con buenos ojos por ser considerado una fuente de riqueza para la zona, fue despertando recelo entre los habitantes de la región con el paso del tiempo, que convirtió la inquietud en máxima preocupación, al detectar que los problemas respiratorios de la población llegaron a saturar la red sanitaria de Gabes.

3. De la bonanza económica a la destrucción

Su cercanía con la mayor mina de fosfato del país, en la vecina Gafsa, hizo de Gabes el lugar elegido para la instalación del complejo industrial, algo que antaño fue celebrado como un triunfo para el desarrollo local, pero el tiempo hizo cambiar la perspectiva de los ciudadanos que, donde ayer veían riqueza, hoy ven enfermedad y la destrucción de su particular paraíso.

4. Del creciente turismo al olvido

Los turistas, tanto nacionales como extranjeros, que antaño elegían Gabes como destino de descanso y ocio, hoy huyen de una zona que, si bien por un lado se benefició económicamente por la actividad y el empleo en el complejo químico, por otro vio cómo los sectores relacionados con el ocio, el entretenimiento o la hostelería se fueron apagando por falta de visitantes.

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5. Decadencia y estallido social

El paso del tiempo generó en el complejo químico fallos técnicos y mecánicos que no fueron atendidos debidamente por falta de mantenimiento regular, lo que derivó en fugas de gases y emisiones de productos contaminantes que se incrementaron en la misma proporción que la salud de los habitantes de Gabes se deterioro. El paraíso se convirtió en su particular infierno, desatando la ira ciudadana, que estalló con numerosas y multitudinarias protestas.

6. Esperanza con reservas

El Gobierno, que reaccionó cuando las protestas y exigencias de cierre del complejo cumplían una semana, prometió soluciones inmediatas que, de momento, se limitan a la reactivación de seis proyectos, por valor de 200 millones de dinares (59 millones de euros, 68 millones de dólares), que se habían paralizado, y que esperan poner fin a las emisiones de gases tóxicos.

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