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Crimen y Justicia

Vista como héroe, la aerolínea libanesa se ha quedado sola, pero seguirá hasta el final

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Viajeros en la cola de embarque del aeropuerto de Beirut. EFE/ Carles Grau Sivera

Beirut, 15 oct (EFE).- El Aeropuerto Internacional de Beirut es la única vía aérea para poder salir del Líbano y, pese a las amenazas de Israel de atacarlo, la aerolínea nacional sigue volando y aterrizando cerca de los bombardeos, una hazaña que les ha convertido en héroes en la nación mediterránea.

Desde que el mes pasado, el portavoz del Ejército israelí en árabe, Avichay Adraee, advirtiera de que Israel no permitiría que llegue «material de combate de vuelos enemigos», en referencia a Irán -principal apoyo del grupo chií libanés Hizbulá- al aeropuerto de Beirut, todas las alarmas se encendieron.

En caso de que hubiera un ataque contra la instalación, como ocurrió durante la guerra de 2006, se cortaría la principal arteria que une el Líbano con el resto del mundo.

«Seguimos trabajando»

El capitán Mohammed Aziz, que ha sido piloto de la aerolínea nacional libanesa Middle East Airlines (MEA) durante décadas y que ahora es asesor del presidente de la compañía, asegura a EFE que cada día preparan una «evaluación de riesgos y hasta el momento todo va bien, y no hay riesgo para los pasajeros ni la tripulación».

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Ante las amenazas israelíes contra el aeropuerto, afirma que «durante esta guerra, el Estado libanés y las embajadas extranjeras, sobre todo la estadounidense, nos confirmaron que nadie va a atacar el aeropuerto ni los caminos hacia el aeropuerto. Y por eso seguimos nuestro trabajo».

Además de los vuelos comerciales, al aeropuerto llegan a diario vuelos de ayuda humanitaria, por lo que si fuese objetivo de Israel sería una «catástrofe», tal y como dijeron a EFE fuentes de la ONU.

Aziz apunta que están apoyando «al pueblo libanés, los pasajeros» y están trabajando para que «la conexión sigua entre el Líbano y el extranjero, siempre y cuando las circunstancias nos lo permitan y tengamos los seguros necesarios», asevera.

«Y en cualquier momento, si sentimos que hay peligro, vamos a suspender todo inmediatamente», reconoce.

Drones y columnas de humo

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Una de las razones por las que el aeropuerto puede ser objetivo es porque Israel denuncia que es un lugar controlado por Hizbulá y por donde se transfieren armas, un extremo que ha sido negado por el Gobierno libanés, que es quien dice controlar la instalación.

En el aeropuerto están apostados decenas de soldados del Ejército libanés, cuyo principal sostén económico es Estados Unidos, entre otros países benefactores.

El peligro se ve desde las mismas ventanillas de los aviones que están aterrizando.

El aeropuerto se ubica junto a los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como Dahye, donde Israel ha atacado y matado tanto a civiles como a miembros de Hizbulá prácticamente a diario, incluido al líder del grupo chií libanés, Hasán Nasrala, que fue asesinado ahí el pasado 27 de septiembre.

Los drones y las columnas de humo de los bombardeos son visibles desde el aeropuerto, donde resuenan todos los sonidos de la guerra. A esto se añade las interferencias electrónicas con el sistema GPS, que provoca que los pilotos tengan que usar alternativas para llegar bien a su destino.

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Ruta de salida

Todas las compañías aéreas han suspendido sus vuelos y MEA es la única que opera en un aeropuerto que está prácticamente vacío, al menos en las llegadas.

Con la principal carretera a Siria bajo asiduo bombardeo israelí, una ruta que ya han empleado más 400.000 personas para huir del Líbano al país vecino, fletar barcos hacia Chipre o Turquía es la otra opción que se puede considerar para salir del país. El precio en este caso puede llegar a los 2.000 dólares por cabeza.

«Los aviones de Beirut al extranjero están llenos. No hay asientos disponibles. Pero al revés, desde el extranjero a Beirut, casi dos tercios de los asientos no están ocupados», explica Aziz.

Ahora mismo, hay más demanda en algunos vuelos, como los que hacen conexión a Estambul, El Cairo y París, pero hay otros con menos demanda, como Londres, algo que «cambia diariamente» pero, en general, cubren la red «de forma normal».

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Por eso, Aziz quiere mandar un mensaje a la gente para dar tranquilidad: «trabajamos con cálculos que son precisos».

Isaac J. Martín

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