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Federico Alegre, creador del trofeo de la Supercopa: “Sufro cuando veo las celebraciones”

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Federico Alegre es el encargado de diseñar los trofeos y medallas más anhelados del fútbol español. Detrás de la Supercopa que levantó Marc Andre-Ter Stegen y que pasearon Lewandowski, Lamine Yamal, Raphinha… hay infinidad de horas de trabajo en Joyerías Alegre, una tienda histórica y tradicional al lado de la Puerta del Sol de Madrid. EFE/Víctor Castelló

Víctor Castelló

Madrid, 17 ene (EFE).- Federico Alegre es el encargado de diseñar los trofeos y medallas más anhelados del fútbol español. Detrás de la Supercopa que levantó Marc Andre-Ter Stegen y que pasearon Lewandowski, Lamine Yamal, Raphinha… hay infinidad de horas de trabajo en Joyerías Alegre, una tienda histórica y tradicional al lado de la Puerta del Sol de Madrid.

La familia Alegre gestiona el negocio desde 1940, cuando la primera generación decidió comprar y vender alhajas. En una amplia entrevista, Federico Alegre, junto a una imagen mítica de un Real Madrid-Athletic Club con Zarra delante de un anuncio de su empresa en el Estadio de Chamartín, confiesa todo lo que siente cuando ve al campeón levantar sus trofeos. El de la Supercopa, “pura orfebrería, típica inglesa”.

Pregunta: Federico, ¿usted se acuerda de cuándo le dieron el primer trofeo, la primera medalla?

Respuesta: Me lo dieron en el colegio, en los Salesianos de San Miguel de Arcángel, en Madrid. En las fiestas de San Juan Bosco, nuestro patrón, celebraban unas competiciones y en fútbol conseguimos ganar.

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P: Era premonitorio entonces…

R: Claro (ríe), era la clásica medallita de los colegios y tan orgullosos.

P: De ahí a ahora. ¿Cómo empieza uno a hacer los trofeos más importantes del deporte español?

R: El negocio empezó en el 13 de octubre de 1940, lo inauguró mi abuelo. Después de la dichosa guerra civil montó un negocio de compra de alhajas. A los tres o cuatro años ya le pedían copas. Continuó mi padre y yo llegué en el año 1980. No era mal estudiante, pero en ese momento decidí trabajar.

P: ¿Y fue una buena decisión?

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R: Sí, fue una buena decisión. El negocio me gusta, es familiar y es un orgullo mantener la tradición. Ahora tengo el problema de que no hay nadie que lo continúe porque mis dos hijas están bien situadas. Una trabaja en una farmacéutica importante, multinacional, y otra es piloto de Iberia.

P: ¿Cómo convencería a alguien para solventar esta “cuestión sucesoria”?

R: Estas cosas hay que sentirlas. Tengo el sentimiento familiar pero también me gusta. Esto si no te gusta… Yo creo que como todo. Tú eres periodista y te tiene que gustar, te apasiona, si no te gustara no serías periodista. Las cosas hay que cogerlas con pasión, que es cuando las haces bien. Lo vivo. Tengo 61 años y sigo encantado. ¿Cuándo te vas a jubilar? Pues yo no estoy picando en la calle a 3 grados de temperatura. Es un esfuerzo, sí, vengo muy temprano, me levanto a las cinco y media de la mañana… Pero yo quiero continuar hasta que me lo permita el de arriba.

P: ¿Cómo se transmite ese sentimiento al trofeo? ¿Cómo se lleva todo eso que me cuenta al material?

R: Yo le pongo pasión desde que empiezo, desde que me llama el cliente y tengo que empezar a hacer bocetos. Ahí empiezo a poner la pasión. Cuando ya decidimos, después de intercambiar impresiones, cuál es el que queremos, el fabricarlo y el crearlo también es otra pasión. Esto es como un pintor que empieza la obra y cuando termina piensa “qué bien me ha quedado”. Esto es lo mismo. Haces una obra de arte, una orfebrería, una platería y cuando terminas el trofeo estás orgulloso. Pones todo el interés.

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A veces me preguntan qué copa me gusta más de todas las que he hecho, pero esto es como preguntar a un padre qué hijo le gusta más. Aunque, hombre, no cabe duda de que hay algún trofeo que piensas que es la leche…

P: ¿Cómo por ejemplo?

R: Esta que se acaba de jugar, la Supercopa de España, nos quedó fantástica. Pura orfebrería, típica inglesa. Si te fijas en los trofeos ingleses, cosa que yo les admiro, conservan todo lo clásico y son muy tradicionales. Tienen una copa y algunas tienen cientos de años y es una cosa maravillosa para mi gusto.

P: ¿Qué siente cuando en una celebración levantan su copa, como la de la Supercopa este domingo?

R: Yo siento que he ganado. He ganado mi parte, el trofeo. Aunque yo en las celebraciones lo paso mal porque estoy muy pendiente del trofeo, pendiente de que no le pase nada. Los jugadores tratan el trofeo mal y el trofeo no está para tratarlo así. Pero ojo, yo haría lo mismo. En una celebración que gano un título a lo mejor lo trataba peor que ellos. Pero sufro, siempre sufro, a ver si le va a pasar algo a la copa, aunque van muy reforzadas.

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Por el otro lado, veo que yo también he ganado. Se están dando besos con la copa y hasta alguno se mete en la cama con ella, que ya hemos visto imágenes de estas. Es el triunfo mío.

P: ¿Usted, entonces, rechaza esta moda de alejarse del costumbrismo y hacer todo más simple en los diseños?

R: No la rechazo, comprendo que estoy en el año 2025. A lo mejor dentro de 125 años, que yo ya no estaré aquí, hemos hecho un trofeo moderno ahora y perdura, pues me encantaría. Las tradiciones hay que conservarlas. Lo que quiero transmitir en mis copas es eso, al cliente le digo que la hacemos pero que por favor las conservemos. Si el que lo decidió en su día se equivocó, que se equivoque, pero conservémoslas.

P: ¿Le queda algún trofeo por hacer?

R: Siempre hay alguna cosa que te presentan un proyecto y te gusta. ¿Cuál? No lo sé. El día a día. Prácticamente hago todos los campeonatos importantes en España de muchos deportes y para mí es un orgullo. Seguro que saldrá algún torneo especial y que haré encantado.

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P: Son muy pocos dedicándose exclusivamente a esto, es difícil hacerse un hueco en el sector.

R: Siempre hay hueco para todo el mundo, pero es una profesión complicada. La gente que interviene en este negocio está envejeciendo. Cinceladores, entalladores, plateros, grabadores… La gente joven no llega, que yo casi con toda seguridad si tuviese 18 años diría lo mismo porque estar puliendo con lo duro que es…

No encuentras gente para suplir, hay falta de profesionales. No es porque no haya margen para hacerse un hueco, es que no hay mano de obra. Desgraciadamente, desaparecer no, pero dentro de 30 años va a ser muy problemática esta profesión.

P: ¿Teme que esto lleve a una mecanización y se pierda ese toque artesano?

R: Esto es como un grabador de lustre, que cada vez hay menos y todos con mucha edad. Eso se ha sustituido por máquinas, sí, han sacado máquinas, pero no pueden hacerlo todo y, aparte, no queda igual. No está mal el trabajo, pero no lo hace el 100%, hay un 20% que no puede hacerlo una máquina. Entonces quién lo va a hacer…

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