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El secretario de Salud de EE.UU. se va con un aviso: la política antimigrante daña a todos

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Fotografía del 14 de enero de 2025 cedida por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) estadounidense, de su secretario Xavier Becerra, hablando junto a su retrato oficial en el Gran Salón del edificio Hubert H. Humphrey en Washington (Estados Unidos). EFE/ Amy Rossetti / Departamento de Salud y Servicios Humanos / SOLO USO EDITORIAL NO VENTAS /SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Washington, 18 ene (EFE).- El político y abogado Xavier Becerra, secretario de Salud de Estados Unidos, está a punto de abandonar su puesto ante la llegada inminente de la Administración de Donald Trump y además de presumir de los logros de su gabinete lanza un aviso: la política antimigratoria daña a todos, dice a EFE.

Hijo de inmigrantes mexicanos de clase trabajadora, con su nombramiento se convirtió en enero de 2021 en el primer hispano en ocupar ese cargo, que asumió en plena pandemia de covid-19 y con la meta de ampliar el acceso sanitario a la población entre sus prioridades.

El relevo tendrá lugar el 20 de enero, cuando Trump comience una presidencia cuya campaña electoral ha estado marcada por la promesa de deportaciones masivas de indocumentados desde el primer día y ataques verbales a ese colectivo.

«Hemos visto en el pasado que la política antimigrante causa problemas no solo para el migrante, sino para todo el pueblo que está alrededor porque a las enfermedades no les importa el color de la piel. Las enfermedades atacan y todos necesitamos estar preparados para defendernos, para cuidarnos», señala preguntado por el impacto sanitario que el giro de política podría tener.

Tratar de excluir a parte de la población porque no se la quiere, añade, daña no solo a esos individuos, sino a quienes están con ellos: «Así que es de nuestro interés defender que el acceso a la salud es algo necesario».

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Antes de asumir el liderazgo al frente de la política sanitaria de Estados Unidos, Becerra, de 66 años, fue congresista y fiscal general de California. Cuatro años después de su nombramiento como secretario de Salud, afirma convencido que los demócratas dejan «el país y el pueblo más sano y más fuerte que antes».

En este tiempo, no obstante, la confianza en su agencia no ha mejorado: el porcentaje de quienes consideraban buenos o excelentes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades pasó del 66 % en diciembre de 2017, bajo el primer mandato de Trump (2017-2021), al 40 % en septiembre de 2021, cifra que no se ha modificado desde entonces.

«No hay tiempo de contar cuentos o de hacer determinadas cosas basadas en los cuentos que uno escucha en las redes sociales. Yo no puedo controlar las redes, pero sí cómo se usan los recursos y cómo avanzamos los intereses de mejor cuidado para todo el pueblo», señala en español.

Becerra se congratula de haber conseguido rebajar los precios de medicamentos esenciales como la insulina o de haber ofrecido un «mejor acceso al cuidado médico» que la gente necesita.

Aunque esos logros no consiguieron decantar las urnas a favor de los demócratas en las elecciones del pasado 5 de noviembre, sí celebra que cada vez más ciudadanos no se tengan que preocupar de tener acceso a un doctor o al hospital «porque ya tienen su propio seguro».

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Su posible sucesor, el excandidato presidencial Robert F. Kennedy Jr., es conocido por sus teorías de la conspiración sobre las vacunas. «Lo que se necesita es ciencia para salvar vidas», sostiene Becerra sin entrar en valoraciones sobre el elegido por Trump, que debe obtener primero la validación del Senado.

El secretario de Salud saliente admite que hay tanta información que cada vez es más difícil determinar «qué es verdad y qué no».

Y sin querer desvelar sus planes inmediatos de futuro, hace un llamamiento tanto a la esperanza como a la vigilancia: «Tengo mucha fe en que este país que va a seguir abriendo puertas, pero tenemos que luchar, porque vemos que sí hay gente que quiere cerrarle la puerta a uno solo porque es latino, migrante, o porque no habla bien el inglés», concluye.

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