Los españoles Boa Mistura reviven con sus pinturas una humilde cancha en Filipinas

Manila, 21 dic (EFE).- La cancha de baloncesto encastrada entre edificios humildes del barrio de Tejeros, en Manila, sirve como un centro vital para sus vecinos desde hace varias generaciones, y desde este sábado su suelo reluce con los colores del colectivo artístico español Boa Mistura.

«Es el regalo que transmitimos para la gente», afirmó a EFE Pablo Ferreiro, uno de los cinco amigos apasionados del graffiti que fundaron en Madrid el colectivo en 2001. Una intervención que no es solo «para los usuarios de la cancha», sino para todos los habitantes del barrio que la utilizan como plaza pública.

Los artistas eligieron plasmar sobre la cancha de baloncesto la palabra ‘Unyon’, que como muchas otras perdura en el tagalog como un préstamo del español tras casi tres siglos de colonización, y con coloridas letras superpuestas.

Una palabra que debe ser vista desde arriba para ser apreciada plenamente, en un barrio de casas bajas y muchas de construcción humilde. Como la de María, levantada a base de madera y planchas de metal, desde cuyo balcón observaba la inauguración ligeramente pasada por agua de la cancha.

El terreno articula el barrio desde hace décadas y varias generaciones, desde que apenas ocupaba media cancha hasta que fue ampliada a una completa en los pasados años 80, explicó a EFE el vecino Frankie Alviar, satisfecho con la pintura.

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No obstante, su hijo adolescente prefiere jugar a los videojuegos, explicó, a diferencia del equipo local de baloncesto, que prácticamente juega todos los días, señaló a EFE uno de sus integrantes, Cymond Santos.

«Esta es una comunidad humilde, pero la amabilidad de la gente hace que todo sea supersencillo, superfácil, supersuave y que al final de gusto estar aquí», explicó Ferreiro, sobre un proyecto nacido en colaboración con la embajada española.

Boa Mistura, que ha decorado muros en más de cuarenta países pasando por Brasil o Kenia, se caracteriza por intervenir en el espacio público para transformar ciudades y crear vínculos entre las personas.

Y es que el colectivo contó con la ayuda de la comunidad para pintar la cancha a pesar de ser como «un alienígena que entra y aterriza en las comunidades».

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