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Crimen y Justicia

Mohamed Hosni, un ejemplo de la represión de Al Asad y el compromiso por documentarla

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Lazquin Jalil, el hombre que buscó a Mohamed Hosni, un mecánico sin ninguna actividad política que desapareció misteriosamente en Damasco en 2012. EFE/ Mohamed Siali

Qamishli/Damasco, 26 dic (EFE).- Los restos de Mohamed Hosni, un mecánico kurdo que fue asesinado brutalmente en una comisaría durante el régimen de Bachar al Asad, han podido ser localizados doce años después gracias a la perseverancia de su primo, Lazguin Jalin, y la labor de un activista, Mohamed Idrís, dedicado a documentar víctimas de la represión vivida en Siria.

Su historia es una más de las que están surgiendo en el país tras la caída el 8 de diciembre pasado del régimen de Al Asad.

Mohamed Hosni, un mecánico sin ninguna actividad política, desapareció misteriosamente en Damasco en 2012, cuando tenía 39 años, relata a EFE su primo, Lazguin Jalil.

A principios de ese año viajó en su coche desde Qamishli, en el noreste de Siria, a Damasco para transportar un cargamento de repuestos de automóviles. Realizó su última llamada a su hermano Kamal desde un puesto de control policial en la entrada de la capital y luego desapareció para siempre.

Un viaje sin vuelta

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Su hermano Kamal, diez años mayor, se apresuró a buscarlo en hospitales, comisarías y cárceles durante meses sin éxito. En mayo de 2013 Kamal también desapareció junto con su coche, en circunstancias igualmente misteriosas.

Cuando el régimen de Al Asad cayó el pasado 8 de diciembre se abrieron decenas de prisiones y centros de detención secretos. Los sirios comenzaron a buscar a sus familiares desaparecidos en hospitales y archivos de los servicios de seguridad, con la esperanza de encontrar alguna pista.

El 10 de diciembre, dos días después del colapso del régimen, Jalil se trasladó a Damasco para buscar nuevamente a sus primos desaparecidos, registrando cada prisión, hospital y morgue.

Durante su búsqueda, según explica a EFE, tuvo conocimiento de la existencia de un activista en la localidad de Moadamiyah, al suroeste de Damasco, quien junto a otros colaboradores había documentado parte de las víctimas del régimen asesinadas en centros de detención en la capital y sus alrededores.

300 cadáveres desconocidos

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El activista, Mohamed Idrís, de 27 años, tomaba fotos y videos de los muertos no identificados que el régimen y las milicias leales arrojaban en las carreteras de Moadamiyah. Conservaba estos registros en un archivo y coordinaba el entierro de los cuerpos.

Con el aumento de los cadáveres encontrados, se abrió un nuevo cementerio en Moadamiyah para enterrar a los cuerpos no identificados de las personas muertas y abandonadas en las carreteras entre junio de 2012 y diciembre de 2013, alrededor de 300.

El cementerio se estableció en un terreno agrícola en las afueras de Moadamiyah, donde se colocaron números en las lápidas, según constató EFE, que correspondían con el número de serie de las fotos de los cadáveres enterrados.

Idrís mostró a Jalil las fotos de los cuerpos que tenía en su poder, hasta que encontraron la imagen del cadáver de su primo Mohamed. Una imagen que mostró a EFE y en la que su familiar, cubierto de sangre, presenta una profunda herida en el lado derecho del cráneo.

«El 24 de agosto de 2012 encontramos siete cuerpos no identificados en la autopista Damasco-Quneitra, en la zona de Moadamiyah, y a raíz de ello creamos el cementerio para que fuera testigo de los crímenes cometidos por el régimen sirio contra el pueblo», dice Idrís.

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Tortura sangrienta

El activista explica que lo que más le dolía eran los métodos de asesinato utilizados por las fuerzas del régimen sirio, evidentes en las marcas visibles en los cuerpos. «Métodos muy sangrientos y brutales, las formas de tortura y asesinato eran horribles», añade.

Idrís confirma que el cuerpo del mecánico kurdo, Mahmoud, fue encontrado el 7 de noviembre de 2012 en Moadamiyah, solo horas o días después de su desaparición. Sin embargo, no se ha encontrado ninguna pista sobre el destino de su hermano Kamal hasta ahora.

«Sus familiares vinieron al cementerio y los acompañé al lugar donde enterraron a su hijo Mohamed. Estaban muy tristes y conmocionados al ver todas estas tumbas, ya que mantenían la esperanza de encontrarlo con vida, pero lo encontraron asesinado», añade.

Según datos de la Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR), más de 230.000 civiles fueron asesinados en Siria entre marzo de 2011 y marzo de 2024, incluyendo 30.193 niños y 16.451 mujeres.

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El pasado sábado se organizó un funeral simbólico para los dos hermanos en una tienda de campaña en el centro de Qamishli, al que asistió EFE. Su familia asume que Kamal también había sido asesinado, a pesar de no haber encontrado su cuerpo.

Mohamed Siali

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