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Vida y Esparcimiento

Una fábrica de segundas oportunidades para exreclusos y habitantes de calle colombianos

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Dos hombres trabajan en la empresa Estanterías Metálicas Medellín en Medellín (Colombia). Lo que hace más de diez años empezó como un negocio de estanterías y muebles metálicos en Medellín se transformó en una fábrica de segundas oportunidades que forma y emplea a personas que están pasando por procesos de rehabilitación de las drogas, que vivieron en condición de calle o que estuvieron la cárcel. EFE/Luis Eduardo Noriega Arboleda

Medellín (Colombia), 24 oct (EFE).- Lo que hace más de diez años empezó como un negocio de estanterías y muebles metálicos en Medellín se transformó en una fábrica de segundas oportunidades que forma y emplea a personas que están pasando por procesos de rehabilitación de las drogas, que vivieron en condición de calle o que estuvieron la cárcel.

En una planta de 800 metros cuadrados, entre el sonido de máquinas en operación y las chispas de soldadura, cobran vida en la empresa Estanterías Metálicas Medellín los sueños de personas a las que otros les cerraron la puerta.

“Si acá llega a pedir trabajo un soldador con problemas de droga y otro que no los tiene, le damos trabajo al primero porque a ese nadie lo va a contratar”, explicó a EFE Oswal Ramón Ramírez, quien recientemente ganó el premio Famiempresario Interactuar del Año luego de imponerse, además, en la categoría “Empresa Consciente”.

Como gerente de la compañía, Oswal Ramón valoró la distinción entregada por la Corporación Interactuar y la compartió con sus 24 empleados, la mayoría de ellos “gente que viene desde cero, a la que la sociedad no les da ningún valor”, quienes aprendieron a cortar, doblar, pintar y pulir piezas metálicas para elaborar estanterías livianas y pesadas, góndolas de supermercado y mobiliario de oficinas, entre otros.

“Ellos se matan por esta empresa porque les damos la oportunidad. Se enamoran de esto porque antes les cerraron las puertas, porque afuera nadie los quería”, apuntó el emprendedor sobre esa labor que empezó junto a su esposa, Natalia Sofía Herrón.

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Cambio de vida

Uno de los primeros en llegar fue Fernando “Manito” Moreno, al que conocieron durante su proceso de rehabilitación después pasar 27 años en condición de calle, viviendo del reciclaje y dominado por las drogas.

“Él es un ejemplo para todos. Fue una de las primeras vidas que se cambiaron. Los demás lo ven y dicen: ‘Si Fernando pudo, por qué yo no’. Él es nuestro estandarte”, comentó Natalia, líder comercial de la empresa sobre “uno de los mejores trabajadores”.

Después de seis años con Estanterías Metálicas Medellín, “Manito” está por terminar su bachillerato y logró construir su casa, por ello da testimonio del cambio, incluso a sus antiguos compañeros de calle, a los que visita para llevarles alimento porque “si Dios me sacó, no puedo ignorarlos”.

Oswal Ramón reconoció que esa historia no la han conseguido con todos y “hay recaídas”, pero sus empleados tienen la confianza para hablar, reforzar su proceso y volver a comenzar: “Lo más bonito es la gente que se fue para progresar”, entre ellos un joven que superó sus adicciones, se graduó como teólogo y ahora es pastor, y otro que está “completamente limpio”, siguió su sueño de ser barbero y abrió su propia barbería.

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Trascender con el ejemplo

Los planes no paran ahí y decidieron empezar el proyecto de una escuela de artes y oficios que abrirá sus puertas el próximo año con la idea de ayudar a personas que vengan de fundaciones tras salir de la drogadicción o de la cárcel para capacitarlos.

“Ponemos el conocimiento, la planta y los insumos para enseñar. En tres meses somos capaces de formar un pintor electrostático, un ayudante metalmecánico y un soldador, por ejemplo”, explicó Natalia, quien espera puedan dar ese “paso de fe” para retribuir el buen momento que vive la empresa luego de vivir años “muy duros” en lo económico y en lo personal, con problemas de salud, deudas, ruptura de sociedades, falta de maquinaria y difícil acceso a crédito.

“En 2019 éramos nueve personas y en este momento somos 24. Pasamos de una bodega de 240 metros a casi 800 metros”, comentó Oswal Ramón, que tiene entre sus clientes a supermercados, clínicas y centros comerciales tras dar un salto de calidad con la asesoría y apoyo financiero de Interactuar, con quien EFE mantiene un acuerdo de difusión de contenidos.

Además de seguir creciendo como compañía y de sumar apoyo psicosocial para sus trabajadores, con la asesoría de psicólogos y espacios de fortalecimiento espiritual, la intención es “trascender con el ejemplo” y que otras empresas copien su modelo, inspirados su historia y progresos.

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