Vida y Esparcimiento
Yungay, el barrio «cool» de Boric que se debate entre el estigma, la inseguridad y el arte
Santiago de Chile, 4 oct (EFE).- Fue considerado uno de los 10 barrios más «cool» del mundo por la revista Time en 2022 y tiene más museos por metro cuadrado que cualquier otro en Chile, pero al mismo tiempo acapara titulares por ser escenario cada cierto tiempo de crímenes violentos: el barrio Yungay, donde reside el presidente Gabriel Boric, se debate entre el estigma, la inseguridad y el arte.
Cuando Boric se mudó en marzo de 2022 a una colorida casona del siglo XIX en la calle Huérfanos revolucionó este barrio de calles empedradas y construcciones bajas, donde conviven realidades sociales muy diversas.
En una misma cuadra se puede encontrar desde un restaurante-anticuario especializado en cocina francesa y una cooperativa de artistas visuales hasta una tienda de neumáticos y una casona donde viven hacinadas varias familias migrantes.
«El barrio nunca perdió la amalgama social. Esta diversidad nos hace bien, es bueno no estar tan segregados”, dice a EFE Marcela Bañados, curadora del Museo Taller, dedicado a las herramientas antiguas de carpintería.
«Yungay representa la diversidad de Chile, por eso es inevitable que haya delincuencia porque en Chile hay delincuencia», apunta por su parte a EFE Camila Rey, de la librería Odisea, la única del barrio.
“Un pueblo en la ciudad»
En Chile no hay residencia oficial y los presidentes suelen vivir en sus casas familiares, generalmente en los barrios acomodados de Santiago, pegados a la cordillera.
Boric, soltero y oriundo de la austral Punta Arenas, vivía en un departamento alquilado en Bellas Artes. Tras tantear la posibilidad de vivir en el palacio La Moneda (sede del Ejecutivo), el presidente se inclinó por Yungay, una decisión que para muchos iba acorde con el aire transformador con el que llegó al poder.
«Bienvenido vecino presidente», rezan todavía algunos carteles pegados en comercios del barrio, ubicado a solo 10 minutos de la Plaza de Armas.
Para Mauro Basaure, académico de la Universidad Andrés Bello y quien compró una casona hace más de una década a dos cuadras de la de Boric, Yunguay «es como vivir en un pequeño pueblo en el centro de la ciudad».
«Aún mantiene esa lógica de comunidad que en la sociedad moderna se ha destruido por la individualidad», añade a EFE.
Lo mismo pensó Dani Erraiz, un cantante de 34 años, cuando se mudó en 2023 tras vivir en los acomodados barrios de Las Condes y Providencia: «En las noticias se habla mucho de que es un barrio sumamente inseguro, pero yo creo que no es tan real. Hay mucho amor vecinal», indica a EFE.
Efervescencia y olvido
La llegada de Boric despertó grandes expectativas en un barrio que fue declarado «Zona típica» en 2009, pero que transita constantemente entre el olvido y la efervescencia.
«Siempre ha estado a punto de florecer y de caer al mismo tiempo. Cada cierto tiempo renace la idea de que se va a transformar en ese barrio idealizado que todos tenemos en la cabeza, pero después pasan los días y la basura se acumula y la delincuencia no cesa», reflexiona Basaure.
Chile vive una crisis de seguridad desde hace años y Yungay no es ajeno a ella. En una declaración enviada a EFE, la Municipalidad de Santiago explicó que el 2014 fue el año en el que se registraron el mayor número de casos policiales en el barrio (6.561) y que estos disminuyeron un 14 % en una década.
La mayoría de los delitos cayeron (hurtos, robos o comercio ambulante), a excepción de los homicidios, que pasaron de 3 en 2014 a 9 en 2023, según el municipio capitalino, donde gobierna el oficialismo.
En las últimos años también se desalojaron muchas casonas tomadas por el narco, como la que ocupa actualmente Artistas Yungay, un colectivo de un centenar de artistas visuales. Su coordinadora, Violeta Chiang, explica a EFE que «Yungay no es más peligroso que otras zonas» y cree que no termina de despegar porque «en Chile no se valora el patrimonio».
«Si este barrio estuviera en otro país, sería una joya turística», destaca en la misma línea a EFE Betina, una jubilada que lleva toda la vida residiendo en el pintoresco pasaje Adriana Cousiño.
Los vecinos consultados por EFE se quejan de que el barrio está sufriendo cierta «estigmatización» desde que llegó Boric y que los noticieros con frecuencia «le atribuyen crímenes que realmente han ocurrido en otros sectores cercanos».
Eduardo Brieba, dueño de una tienda de discos, reconoce a EFE que el barrio está «sufriendo», aunque es consciente de que «las críticas son contra el presidente, no contra Yungay»: «El mensaje que la oposición quiere instalar es que, si ni siquiera hay seguridad donde vive Boric, imagina cómo está el país», subraya.
María M.Mur
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